libros

El inspector de educación, protagonista del libro 'El Quijote de nuestro tiempo'

El gaditano Manuel López Navarro pone de relieve la labor inspectora en el ámbito educativo en esta obra

Manuel López Navarro, presenta el libro 'El Quijote de nuestro tiempo'. la voz

Antonio Asegurado

Cádiz

Podemos rastrear en la literatura española actual, también en la menos reciente, y no encontraríamos ninguna referencia a inspectores de educación, ni como personajes principales ni tampoco como secundarios. ¿A qué se deberá esta ausencia, este vacío de la figura del inspector de educación en la obras narrativas? Quizás sea por desconocimiento social de su función, o por la discreción en el desempeño de la misión que realizan, porque generalmente deben llevar sus tareas de supervisión educativa y de control del funcionamiento de los centros con la menor estridencia posible.

Sea como sea, al igual que en los medios de comunicación, los inspectores de educación parecen no existir para la sociedad cotidiana, especialmente si los años de preocupación escolar quedaron atrás. ¿Aparecen inspectores en la obras de ficción? Sí, muchos, de policía, sean como comisarios, detectives o cargos policiales. ¿De Educación? No hay rastro en las novelas.

Para romper una baza en favor de la Educación y de los inspectores de educación, nada mejor que alguien que conoce al dedillo la labor inspectora, un inspector de educación recientemente jubilado, maestro, profesor de secundaria, inspector durante más de veinte años y formador también de futuros inspectores, me refiero a Manuel López Navarro, a quien podemos considerar un gran experto en el ámbito profesional de la inspección educativa.

En desarrollo de un viejo proyecto ha llevado a cabo la redacción de un 'Quijote', emulando y homenajeando la obra cervantina, pero haciendo saltar a los dos protagonistas al mundo contemporáneo, imaginando cuál sería la evolución del hidalgo culto, aunque de mente trastornada y del villano analfabeto, aunque espabilado, en el mundo actual. Esa imaginación lo ha llevado a invertir los roles de ambos protagonistas, en una novela no solo interesante, también monumental, de prosa ágil y atractiva, que engancha al lector, no en vano hablamos de alguien que ha leído el Quijote tantas veces que ni recuerda cuántas.

En su construcción de los personajes este autor-inspector concluye que un Sancho en nuestros tiempos, amigo de las relaciones personales y espabilado para los asuntos materiales, hoy se desenvolvería muy bien, especialmente si de partida ya goza de una buena posición y de conocimiento para llevar a cabo negocios, tratos, gestiones comerciales... Podría, incluso, ser un empresario de éxito, es decir, podría estar ya en su «ínsula barataria», gobernando sus posesiones con la sagacidad con que dilucidaba en la obra cervantina las encerronas con las que los deudos del duque esperaban dejarlo en ridículo.

¿Y don Quijote? Hoy sería un personaje formado académicamente, no demasiado hábil en las relaciones sociales, lúcido pero de ideas fijas y exigentes, que no le facilitarían desenvolverse con comodidad en el ambiente tan poco razonable que puede imperar en la vida cotidiana y en las motivaciones y conductas de mucha gente. Hay un hilo tan fino entre la cordura y la construcción mental de mundos particulares que, en algunos casos, retirarse a los espacios interiores de uno mismo puede ser un buen ejercicio de salud mental.

Pues, para formar la pareja protagonista, el exitoso empresario, don Sancho, de no muchos estudios, que quiere expandir negocios por China, contrata a alguien que lo complementa, bastantes títulos, idiomas y conocimiento de dicho país: a un inspector de educación a quien no conoce personalmente, pero de quien le han dado buenas referencias.

Con esos mimbres quedaba colocar a los dos personajes en un escenario apropiado para las aventuras que pudieran correr hoy día, porque La Mancha se ha quedado algo pequeña en este mundo nuestro tan global. Así que, sería cuestión de dar un gran salto, a la otra parte del mundo, y qué mejor que en China, con su cultura milenaria, su encanto, tanta historia y tanto presente ahora mismo. Pues, a China se van los dos protagonistas, a recorrerla, a contar cosas de allí, a disfrutar como turistas y a sufrir algunos incidentes, hechos que luego puedan contar a su vuelta, aventuras al fin y al cabo.

Todo eso y mucho más se contiene en el libro que hoy presentamos, titulado 'El Quijote de nuestro tiempo', con protagonismo de la inspección tanto por la autoría de la novela, extensa, son 738 páginas, como porque uno de los dos protagonistas, aunque haga de moderno escudero del rico empresario, don Sancho, es inspector de educación, aportando su visión y sus conocimientos educativos en las conversaciones y debates que jalonan la novela en torno al estado educativo tanto en España, como en China. Podemos ver por fin la figura de un inspector protagonizar una novela, y no cualquiera, sino un moderno quijote, con muchas reminiscencias de la genial obra cervantina.

Si se presenta a Sancho, don Sancho, como empresario, queda claro quién es el nuevo quijote en esta novela, pero eso no se desvela en los primeros capítulos, hay que ahondar en la lectura para que reciba su «bautizo» como tal. Animamos a que se disfrute de esta obra narrativa, con las andanzas de esa singular pareja y sus muchas conversaciones sobre lo divino y lo humano, con las explicaciones históricas y turísticas de ese maravilloso país, tan desconocido en España, con la confrontación de puntos de vista de ambos personajes y, para mejor homenaje a la obra de Cervantes también se incluyen varias novelas cortas en el desarrollo de esas aventuras en China, «cuentos chinos» a la manera de las novelas pastoriles que aparecen en el Quijote, historias contadas por personajes chinos, cuyos protagonistas son personajes de la antigua China, tanto emperadores como concubinas, campesinos, pueblerinos y algún personaje algo siniestro, como descubrirá quien se sumerja en la lectura.

En definitiva, una obra muy recomendable, que pone protagonismo en los inspectores de educación, presenta con familiaridad un país tan hermoso y distinto como es China, y que tiene otra noble función dirigida al lector: hacerle pensar con ese reguero de diálogos entre ambos protagonistas,en donde la certeza y la estabilidad no es algo presente, sino que hay que situarla en una busqueda ajustada a las necesidades del camino, y ese, el de hacernos pensar, no es objetivo menor. Toca disfrutar con la lectura.

Una lectura crítica que nos haga ver oportunidades ante cualquier problema, frente a aquellos que ven siempre problemas ante las oportunidades. Dicho de otra manera: pensar en este oficio tan digno y a veces tan poco considerado, pero siempre necesario, marcando rumbo hacia un mundo desconocido, pero teniendo claro que más importante que saber de donde venimos, es saber hacia donde necesitamos ir... y ahora que los viejos barcos y sus hombres se han ido, y han tomado la guardia nuevos barcos y nuevos hombres, deberán saber que en esta mar implacable de la educación, sólo se podrá navegar con corazón y firmeza.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación