agricultura
El secreto de Chipiona: así se convirtió este pueblo de Cádiz en el 'jardín de España' que exporta flores a todo el mundo
A pesar de que la producción ha disminuido un 30%, el precio se ha mantenido y prácticamente se han vendido todas las flores en una de las fechas más importantes del año para este sector
Según COAG Andalucía, el mercado de la flor cortada en la Costa Noroeste depende fundamentalmente de las exportaciones, especialmente hacia Países Bajos, capital mundial de la flor
Alfonso, Ana y José Antonio son algunos de los chipioneros que viven con pasión y sacrificio una floricultura que es patrimonio de la localidad
Chipiona
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Iniciar sesiónEl cementerio se llena de familias que van a honrar a sus seres queridos que ya no están. En la mano, un ramo de flores: colorido, frágil, impecable. Muchos de los tallos colocados sobre una lápida han pasado por las manos de quien los trató como si fueran suyos. Como si fueran para sus familiares. En Chipiona, los crisantemos, las calas o los claveles se riegan con la dedicación, el cariño y la destreza de quien nació y creció entre flores que son patrimonio del pueblo. «Es un orgullo para nosotros que se nos reconozca como el 'jardín de España'», dice José Antonio, floricultor chipionero, mientras embala un carro de calas. En la puerta de la nave de Flores Miranda espera un camión, preparado para transportar el perfume de Chipiona hasta Aalsmeer, la ciudad holandesa donde se celebra la gran subasta mundial de las flores. Desde allí, los ramos chipioneros pondrán color por toda Europa.
El perfume que se respira en el almacén es incomparable. Cientos de aromas se funden y agradan el ambiente. Allí, el trasiego de personal es constante. La explotación de flor cortada ultima los detalles para uno de los días fuertes del año y más de 100 personas trabajan en esta explotación codo con codo para que las flores lleguen en perfecto estado a su destino. El sector de la flor cortada se ha convertido en uno de los pilares de la economía local, junto al turismo y la pesca. En 2021, LA VOZ de Cádiz estimaba que la flor cortada genera alrededor de 6.000 empleos en la provincia, una cifra que varía según la temporada.
El proceso artesanal: así se cultivan las flores
Bajo el plástico de los invernaderos, no son pocos los chipioneros que cuidan los lirios, los claveles o las calas como «si fuesen un bebé». Alfonso es uno de ellos. Las palabras y el entusiasmo con las que se expresa denotan que las flores son su vida. Él, como mucho de sus compañeros, lleva el campo en la sangre. Como una herencia. Su padre tenía un cultivo y sembró en él una semilla que a día de hoy riega cada mañana que entra por el invernadero. «Tenemos calas de todos los colores. ¡Mira cómo las tenemos!», exclama Alfonso, orgulloso de su trabajo y el de sus compañeros. El secreto para tener las plantas así es cuidarlas «como si fueran tuyas», porque la dedicación necesaria para que las flores salgan perfectas ha de ser plena, puesto que las amenazas no son pocas.
Chipiona camina desde hace más de medio siglo entre flores. Ellos, mejor que nadie, saben cómo respiran. Ana continúa la cadena de trabajo de Alfonso y recoge los ramos de las calas. Las guarda en paquetes de cinco tallos y está pendiente a que tengan el agua correspondiente para que «la vara se mantenga tiesa». Además, les da una «pastilla», una especie de conservante, para que llegue en plenas condiciones a su destino. Los cuidados son minuciosos y el trabajo es «bonito pero sacrificado». «Cuando la gente ve las flores debería saber valorar el trabajo que tiene cultivarlas, porque tiene un proceso largo», reivindica la floricultora. En el interior de la nave, Rosi y sus compañeras se encargan de uno de los procesos finales de la 'Limonium sinuatum', conocida como estátice, una de las especies que tratan. Ellas revisan los ramos para garantizar que no hay ninguna flor en mal estado.
Todo forma parte de una cadena en la que el cariño con el que se trata a las flores, antes incluso de ser sembradas, es el denominador común. «La flor, aunque esté en el campo, es un artículo de lujo», sentencia José Antonio, que ya ha terminado de embalar las flores y los operarios ya las colocan en el interior del camión. La esencia de Chipiona, de sus tierras y de sus gentes, estará presente allí donde una flor reine.
De Chipiona a Países Bajos
Las flores brillarán más allá de las fronteras. «El mercado de la flor cortada en Chipiona depende fundamentalmente de las exportaciones», afirma Luis Manuel Rivera, responsable de flor cortada de COAG Andalucía, que explica que el mercado nacional tiene fechas puntuales muy potentes como el Día de Todos los Santos o el Día de la Madre, mientras que el internacional es más estable a lo largo del año. En este sentido, el presidente de la Asociación de Agricultores de la Costa Noroeste de Cádiz, Francisco Díaz, asegura que aproximadamente el 30% de la producción total de flor cortada se exporta, principalmente al país de los tulipanes.
Sergio Daza es uno de los agricultores locales que se dedica íntegramente a la exportación
La relación Chipiona-Países Bajos se remonta a hace más de 50 años, cuando los holandeses probaron sembrar claveles y mini-claveles en tierras gaditanas. «Vieron que funcionaba y sembraron unos pocos en el invernadero. Llegó un momento en el que se vio que con la flor cortada se ganaba mucho dinero», recuerda Rivera. Y hasta hoy. Según detalla el portavoz de COAG Andalucía, empresarios holandeses han llegado a acuerdos con agricultores locales para que siembren flores destinadas a sus mercados. «Entre el clima, las tierras que tenemos y la experiencia de los agricultores, esto es un vergel para ellos».
Sergio Daza es uno los empresarios locales que dedica su producción a la exportación a Países Bajos. «Como damos un buen servicio, están apostando fuerte por mi grupo», reconoce Daza. El joven empresario local se encarga de sembrar la planta, cultivarla, elaborarla y enviarla rumbo a Países Bajos. «Es un circuito cerrado: mi producción va para allá, y de allí se distribuye a otros países de Europa». La campaña de Sergio Daza no tiene los mismos tiempos que aquellas que también se dedican al mercado nacional. «A mí no me afecta Todos los Santos», confiesa.
Una menor producción
Después de una mala racha en el campo y en los invernaderos chipioneros, marcada por el COVID, la invasión de Rusia a Ucrania —que cortó las relaciones con uno de los principales clientes— y las DANA, los floricultores que se han atrevido a plantar flor cortada sembraron «lo justo y preciso» para esta campaña de Todos los Santos, cuyas ventas representan el 20% de la producción anual, según UPA. «La idea era que cuando llegaran los últimos días no quedaran prácticamente flores». Y así ha sido. «Las ventas han estado bien, incluso han faltado flores. Además, los precios se han mantenido más o menos igual que en años anteriores, a pesar de que la producción haya disminuido», afirma el presidente de la Asociación de Agricultores de la Costa Noroeste de Cádiz.
Las inclemencias meteorológicas han provocado que los agriculturas no siembren por temor a nuevas pérdidas
El tren de borrascas de la pasada primavera ocasionó daños valorados en 900.000 euros en los campos de la Costa Noroeste. Las fuertes lluvias y el viento se llevaron por delante catorce invernaderos e inundaron los cultivos de flor cortada y hortícola. Las anegaciones en los campos de Chipiona son casi constantes, porque el acuífero subterráneo, que afecta a unas 300 hectáreas de diferentes cultivos, mantiene el nivel freático muy alto. Esto significa que el agua está muy cerca de la superficie y, cuando llueve con intensidad, el suelo no puede absorber más, lo que provoca inundaciones. Los últimos episodios de DANA metieron el miedo en el cuerpo a muchos floricultores que decidieron no sembrar este año. Chipiona y Sanlúcar cuentan con una superficie de unas 450 hectáreas dedicadas al cultivo de flor cortada, de las cuales un 30% se han quedado sin producir este año, según señala Díaz. «Si volvemos a tener inclemencias meteorológicas, puede ser la ruina para ellos», advierte Rivera. Pero el agricultor por naturaleza siempre encuentra la manera de rehacerse y levantarse.
Retos y futuro: el legado de una tradición
Uno de los principales problemas a los que se enfrenta el sector de la flor cortada en la Costa Noroeste, fundamentalmente en Chipiona, es la falta de relevo generacional. Por tanto, para preservar la continuidad de uno de los pulmones de la zona, la Asociación de Agricultores Costa Noroeste de Cádiz y COAG Andalucía han unido fuerzas para hacerse escuchar ante las administraciones. «Hemos trasladado a la Consejería de Agricultura de la Junta y al Gobierno de España la necesidad de elaborar un Plan Estratégico para que el agricultor joven que quiera aventurarse a sembrar flores pueda vivir dignamente», manifiesta el responsable de COAG, quien añade la necesidad de afrontar el problema que supone el acuífero y la falta de un punto limpio para los agricultores. «No sabemos dónde depositar el corcho o el plástico. Necesitamos un lugar donde poder dejar todos los residuos».
Los agricultores solicitan un Plan Estratégico y una IGP para la flor cortada de Chipiona
Además, la flor cortada de Chipiona quiere contar con un sello de calidad que la diferencie de las flores de otros países y «le dé el valor que tiene». «Estamos solicitando, por la singularidad de la zona, una Indicación Geográfica Protegida (IGP) del cultivo de la flor cortada de Chipiona», explica. Luis Manuel Rivera pone de relieve la peculiaridad de la zona y la importancia de un sector que genera «mucha riqueza» y que está formado principalmente por «explotaciones familiares». Por eso, la necesidad de proteger y apoyar a un sector vital para una comarca castigada por el desempleo —la tasa de paro fue del 24,9% en 2023, según la Junta— se hace imprescindible. «En una zona como la Costa Noroeste de Cádiz, con el alto nivel de paro que hay, si no se le da un impulso desde las distintas administraciones, esto se pierde. Y no podemos dejar que el pulmón del pueblo se pierda», concluye.
Detrás de los tallos que viajan a Países Bajos o de los pétalos de rosas que rinden homenaje a los que se fueron, se cuela el aroma cargado del esfuerzo y el cariño de todo un pueblo que no quiere que su flor se marchite.
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