TURISMO
Zapatos, ropa deportiva, reconocimientos médicos... y dentistas: lo que más buscan los cruceristas en Cádiz
Cuatro importantes cruceros han atracado de forma casi simultánea este miércoles, trayendo consigo a más de 13.000 turistas dispuestos a conocer cada rincón de la ciudad
Alerta naranja en Cádiz: cierran parques y pistas deportivas por la previsión de lluvias
Cádiz
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Iniciar sesiónEl cielo ha amanecido este miércoles gris sobre la Bahía de Cádiz. Desde primera hora, el parte meteorológico avisaba de alerta naranja por lluvias intensas y tormentas. Sin embargo, ni las nubes ni el viento han sido capaces de eclipsar la imagen del puerto gaditano. Cuatro importantes cruceros han atracado de forma casi simultánea, trayendo consigo a más de 13.000 turistas dispuestos a conocer cada rincón de la ciudad.
Ha sido una mañana de paraguas en mano, chubasqueros y calles llenas de idiomas distintos. Cádiz se ha transformado, una vez más, en un hervidero de visitantes que desfilaban al mal tiempo -pero buena cara- para disfrutar de plazas, monumentos y los sabores inconfundibles. Eran las once de la mañana y las primeras excursiones salían del muelle rumbo a la Catedral, al Mercado Central o al barrio del Pópulo, mientras otros preferían callejear por libre, atraídos por la luz que, incluso entre nubes, sigue siendo la identidad de esta ciudad.
Las primeras gotas casi empezaban a asomar, pero la ciudad estaba llenada de vida. «Cádiz tiene ese encanto que ni la lluvia puede apagar», comentaba sonriente un guía local que intenta mantener el ritmo del grupo, quizá algo agobiado por la tormenta que pudiera llegar.
Más adelante, a lo largo de la calle Pelota, una de las arterias más transitadas por quienes bajan del puerto hacia el centro, el movimiento ha sido constante. Tiendas, bares y cafeterías han hecho su agosto en pleno mes de otoño. «Nos viene muy bien, claro que sí. Esta oleada de turistas es aire fresca en toda regla», explicaba una de las empleadas de la tienda 'Mil camisetas' frente a la nacional Ale-Hop, un comercio local que resiste al paso de los años y a las grandes superficies.
En Deportes Bernal, uno de los comercios más emblemáticos del centro histórico, los empleados no daban abasto. Entre camisetas, mochilas, zapatos y balones, el sonido de la caja registradora se mezclaba con la música que llegaba desde la calle. «Nos viene muy bien, la verdad. No estoy de acuerdo con que el turismo no funciona. Funciona y mucho. Evidentemente para la pescadería de barrio no. Pero nos arriesgamos a decir que gracias a la oleada de turistas, nosotros seguimos al pie del cañón. Es una realidad, le pese a quien le pese», relataba uno de los trabajadores de este establecimiento mientras ordena las camisetas para mantener un cierto orden. Aunque eso sí, cualquiera podría decir que hoy la calle Pelota parecía un centro comercial el primer día de rebajas.
En este mismo comercio, la jornada ha transcurrido entre acentos extranjeros y bolsas llenas. Otro dependiente observaba el ir y venir de los cruceristas con una sonrisa cansada, pero satisfecha. «Lo que más compran son zapatos y camisetas deportivas», aseveraba. «Pero hay algo que siempre nos llama la atención. Muchos aprovechan su escala para ir al dentista o a hacerse revisiones médicas en San Rafael. Vienen recomendados entre ellos, porque dicen que aquí el servicio es rápida y de calidad. Nos cuentan cuando vuelven a la tienda, y la verdad, resulta curioso ver cómo combinan turismo y salud en un mismo día», reseñaba entre risas, reflejando esa mezcla de sorpresa y cercanía tan gaditana que convierte cada visita en una anécdota.
Cádiz revive con turistas
En la tienda, los empleados atendían sin descanso. Algunos visitantes preguntaban por tallas, otros por artículos típicos de la ciudad. Afuera, la lluvia caía de forma intermitente, pero eso no impide que los turistas sigan fotografiando los balcones, el empedrado o las fachadas color ocre que caracterizan al casco antiguo. Otros buscaban refugio en bares, donde el olor a pescado frito y vino los recibían como un abrazo cálido.
Mientras tanto, en el Mercado Central, los vendedores estaban comentando la jornada con mezcla de sorpresa y resignación. «Esto parece pleno verano, solo que con paraguas», decía entre risas un frutero. Y es que la llegada masiva de cruceros, pese al mal tiempo, se ha convertido en un fenómeno habitual que dinamiza la economía local y da oxígeno a los negocios del centro.
El Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria coordinan estos días con precisión, conscientes del valor que tiene el turismo de cruceros para la ciudad. Cada escala supone miles de visitantes en pocas horas, un impacto directo sobre la hostelería y el comercio, y también un escaparate internacional para la imagen de Cádiz.
A medida que avanzaba la tarde, los cruceristas van regresando al muelle. Algunos, comentan la belleza de las calles estrechas, el olor a mar y el ambiente acogedor. «Lovely city, even with rain!», añadía una pareja británica.
El cielo, fiel a la previsión, comienza a descargar el primer chaparrón cuando el último crucero zarpa rumbo al Atlántico. La estampa final es la de un puerto que se despide con las mismas nubes con las que amaneció, pero con la satisfacción de haber vuelto a demostrar que ni el mal tiempo puede apagar su luz.
Porque en Cádiz, incluso bajo alerta naranja, el turismo sigue latiendo. Y cada visita, cada escala, es una inyección de vida para los negocios, las calles y la gente que hace posible que esta ciudad siga siendo un puerto de bienvenida abierto al mundo.
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