Con 'C' de Cádiz
Tomás: «Lo peor que he hecho en mi vida fue coger el Bar Mariano»
Tomás Pérez González. desempleado
Quiso ser profesor, pero el negocio de su padre le inclinó hacia una vida profesional de la que siempre quiso huir sin éxito, ese que le llegó por su forma de ser

Ver la vida pasar por la misma manzana donde se vino a la vida. Eso puede afirmar, o no tanto por culpa de unas cataratas que le están amargando la vida, Tomás Pérez González (Cádiz, 1960), que a sus 65 años recuerda un Cádiz y un barrio de San José que se fue para no volver. Como con todo, como la vida, esa que no perdona cuando se comete un error pero a la que hay que sujetarse con las fuerzas que Dios repartió en su día. Y Tomás se sujeta con fuerza, con mucha fuerza, esa que se ve en sus ojos, en su forma de hablar, en su manera de transitar un sendero que no ha sido fácil pero al que debe acomodarse porque esto es así y no es sencillo. Lo vio en su casa desde el primer día. Hijo de padres sacrificados y trabajadores que le dieron una educación que más quisieran todos los colegios de pago de una ciudad entera.
Tomás lleva en su piel las cicatrices de ese tipo de personas errantes que llevan dentro todo lo que se han perdido otras; por eso, por su elegancia, por su humildad, por su honestidad y caballerosidad, todo ratito que se pase junto a él sabrá a poco. Porque este hijo de cántabros y gaditano hasta la médula lleva en lo alto toda esa sabiduría de las que huyen tantos sabios titulados. Desde su sencillez, desde su expresividad y desde su cercanía a la hora de hablar de todo con la claridad que no se ve en un mundo de corbatas anegado de impostura, este hostelero a su pesar repasa su recorrido vital con la misma pena que alegría porque la gente de verdad no oculta lo que respira.
La entrevista se realiza en la antigua terraza de La Pasiega -ahora convertido en kebab-, muy cerca del desaparecido Bar Mariano, ahí donde Tomás cavó su tumba profesional dejando un reguero de recuerdos para todos esos gaditanos que vivieron esa gloriosa década de los 90 en los que, sin saberse, Cádiz perdía toda esa hegemonía que algún día tuvo. Ahora todo es más nuevo, más 'cool', más limpio, más moderno, más peor. Mucho peor. Pero esto es así; esto avanza y aquel que se quedó en un tiempo se ve ahora descolocado. Ley de vida. Por eso, detenerse a hablar con una persona que atiende a las circunstancias con la autocrítica necesaria y sin ningún atisbo de rencor, siempre es una maravilla. La vida es vivirla y si es con una sonrisa, aunque sea sacada de las tripas, mejor.
-Por fin le pillo, Tomás. No sabe la ilusión que me hace realizarle esta entrevista. ¿Cuántas calabazas me ha dado, hombre?
-Jajajaja. No porque haya querido, es que llevo un tiempo mal con los ojos, Lo sabes, joe.
-Sí, pero no había manera, eh.
-Bueno, aquí estamos. ¿No?
-Cierto, cierto. Y se lo agradezco. ¿Cómo se apellida?
-Pérez González. Un poco extranjeros los apellidos, pero bueno...
-Jejejeje. Y con esos apellidos, ¿de dónde es o dónde nació?
-En 'Cádi', en Cádi'. Además, aquí, en el 60.
-¿Cómo que aquí?
-Yo nací, y voy a 'meté' un poco de polémica [Interrumpo].
-Ojú, ya empezamos. Dele, dele.
-Sí, sí, además como tú 'ere' de 'La Vó', voy a 'meté' polémica.
-Jajaja 'Pa' esos estamos, claro que sí.
-Yo nací en Los Chinchorros.
-Uhhh, aquí justo atrás, ¿no?
-¡No!
-Explíquemelo bien dónde estaban Los Chinchorros y así sirve para esa gente de Cádiz que, como yo, no los situamos con exactitud.
-Por eso yo te lo digo. Los Chinchorros era la calle siguiente a la que estamos, la de Marqués de Crópani y aquello era como un... ¿cómo te diría yo? Un barrio dentro de la ciudad. Había muchísima gente viviendo, muchísima, vamos.
-Todos eran casitas bajas, ¿no?
-Sí, bueno, más que casitas bajas te diría que... era chabolismo. Pero la gente vivía ahí muy bien.
-Tengo un amigo que vivía justo aquí, Marcelo Villacorta, que ha sido el presidente de la asociación de afectados de Los Chinchorros.
-Claro. Marcelo creo que vivía en el Pasaje San Leonardo; bueno, en lo que era. Que ese sí que estaba justo detrás de donde estamos.
-¿Y cómo era esa vida en esos Chinchorros?
-¿Aquí? Los Chinchorros era un montón de gente viviendo allí; era un patio de vecinos en la calle Marqués de Cóprani 9, que por ahí se entraba porque había una puerta y, ya dentro del patio, cada uno tenía la suya. La verdad es que estuve en Los Chinchorros un año porque al año mi padre compró la casa donde vivo, que está en Arcángel San Miguel, la calle que va 'pa' el cementerio. Ahí he 'vivío' toda la vida menos ese primer año.
-Vecino del Ketama, entonces.
-Vecino del Ketama, eso es. Yo vivo en el 5 y él vive en el 19.
-¿A qué se dedicaba su padre?
-Mi padre es el que llevaba el bar.
-¿El Bar Mariano?
-Sí, sí.
-¿Por qué se llamaba así?
-Ni idea. De hecho, hay gente que me llama Mariano, jejeje.
-Jajajaja. ¿En qué año se abrió el bar?
-Eso no lo sé.
-¿Pero lo fundó él?
-No, no, él no lo funda. Mi padre vino; mi padre es que era montañés.
-¿De dónde exactamente?
-Pues de El Tejo, que pertenece a Comillas.
-Buena playa.
-Sí. Él vino aquí porque él era de campo pero no estaba a gusto allí. Entonces vino aquí a embarcarse.
-¿Vino soltero?
-Sí, pero tenía novia, que ya era mi madre.
-¿También pasiega?
-No, mi madre era de Cabezón de la Sal, Santander. En realidad, era de una aldea que se llama Canales, y que está cerca de Cabezón de la Sal. Ellos eran novios y cuando mi padre vino a embarcarse, no había barco. Él vino aquí el 48, el año después de la explosión.
-Dentro de lo malo, tras la explosión se crearon muchos pisos.
-Bueno, yo nací en el 60 y recuerdo que para algunos era bueno y para otros, malo. Se hicieron muchos pisos y más cosas. Pero claro, mucha gente también murió.
-¿Y al no haber barcos para embarcarse qué hizo?
-No había barcos y como la vida no era como ahora, se metió en un bar a trabajar. Y trabajando hasta que se jubiló.
-¿Del tirón en el Bar Mariano?
-Nooooo. Empezó en uno que se llamaba, creo, La Macchina, que estaba por la estación de tren, cerca del muelle. También estuvo en lo que podía ser Simago, por el 'mercao', lo que pasa es que no me acuerdo del nombre. ¡Vistalegre creo que era! Él era muy amigo de Pepín Crespo, el los pájaros, que estaba en la esquina donde después se puso Simago. Y tras estar allí un tiempo ya se vino a 'trabajá' por aquí de camarero.
-¿Al Mariano ya?
-Sí.
-¿Quién era el dueño del Bar Mariano?
-Era un asturiano, lo que pasa es que, aunque esté feo decirlo...; tenía un hermano que tenía problemas en las piernas y mi padre tenía que trabajar mucho. Entonces, como tampoco este hombre tenía familia y estaba mal de la vista, 'vamo', que se quedó ciego, ya le dejó el 'bá' a mi padre.
-¿Y el qué está feo decirlo, Tomás?
-No, hombre. Que te estoy hablando bien de mi padre, de mi familia. Por eso te digo que está feo decirlo.
-¡Anda, coño! Lo que me faltaba por escuchar. Yo creo que no hay nada más bonito, fíjese.
-Ya, bueno, pero... No sé. Como que hablar de uno... Mi madre también cuidaba del hombre este que dejó el bar a mi padre.
-Demasiado bueno es usted me parece a mí, Tomás. Pedir perdón por hablar de bien de unos padres. Lo que hay que oír. ¡Poco lo hacemos! Bueno, sigamos.
-Entonces, como no había nadie se lo vendió a mi padre, que tuvo que 'pagá' esto y lo otro. Y ahí empezó la historia.
-¿Qué años tendría usted?
-Yo era un niño, niño.
-¿Y como pasaba ese niño su vida por aquí, su infancia?
-¿Mi infancia aquí? Genial, genial. Esto era un barrio con muchos niños jugando; en Los Chinchorros estuve solo un año, pero donde vivo, ahí en la plazoleta del cementerio, nos echábamos unos 'partíos' de fútbol que no te imaginas. Además, no había coches.
-¿No había coches?
-Claro, claro. Te estoy hablando de los finales de los 60, principios de los 70. Incluso te voy a contar anécdotas. El día de Reyes solíamos jugar un partido contra algunos chavales de otros barrios de por aquí; y allí que íbamos con camisetitas nuestras de Casa Durán.
-¡Qué bueno!
-Era lo que había, de Casa Durán, no como ahora, que tienen de todos los equipos. Me acuerdo que enfrente había un bar que se llamaba El último suspiro, por aquello del cementerio.
-Un gracioso el tío...
-También era montañés. Era un almacén de estos antiguos, un ultramarinos. Y había allí uno, un hombre que paraba allí, que si ese día pasaba un coche salía del sitio y se ponía '¿¡Ehhhhh, qué es esto!? ¡No pase usté por ahí o no deje el coche allí que están los shavale jugando!' Y por ese hombre no aparcaba nadie y así podíamos seguir jugando jejeje. La 'verdá' que la 'niñé' aquí muy bien.
-¿Estudió?
-Sííííí. Yo estudié en Salesianos. En realidad, a mí la hostelería no me ha gustado nunca.
-¿Nunca?
-Nunca, nunca, nunca, nunca.
-¿Porque veía a su padre muchas horas ahí metido?
-No, no. Porque no me gustaba. Eran otros tiempos y en la hostelería había que aguantar muchísimo, no como ahora. Como en 'to' los trabajo, sí, pero ahí más. Había mucho, ¿cómo te diría yo?...
-¿Clasismo?
-Mucho... Un poco de clasismo sí había por los años que eran, pero también había mucho... No es como ahora que sí, lo hay también, pero distinto. Había.... mucho vino, muchos coloquetas, muchos patosos.
-Mucho mal beber.
-Sí. Mi padre además no quería que yo estuviera allí en el 'bá'.
-Volviendo al colegio. ¿Qué le gustaba más o que estudió?
-Yo estudié Magisterio. Yo era maestro, lo que pasa es que casi nunca ejercí.
-¿De ahí que tuviera, en la década de los 90, algunos clientes profesores de San Felipe?
-No, no. Eso no tiene que ver, yo te lo cuento todo. Yo repetí COU [Interrumpo].
-¿Todo lo hizo en Salesianos?
-Sí, pero repetí COU en Columela porque en Salesianos [Interrumpo de nuevo].
-No le dejaban repetir.
-Ahí sí que eran clasistas. Suspendimos un montón allí y no querían repetidores. Así que me fui a Columela; me quedó una asignatura y, claro.
-¿Una asignatura 'pa to' el año?
-¡'Pa tol' año!
-Jajajajajaja. Vaya añito que se metería...
-¡Saqué un diez, eh! [Y levanta con gracia su dedo índice dándole brillo al sobresaliente del año].
-Jajajajaja. Por curiosidad, ¿qué asignatura fue?
-Lengua Española. Y al final me hice profesor de Lengua Española. Las cosas de la vida...
-¿En qué año hace Magisterio?
-Soy de la promoción 79-82.
-Ya que pasamos por esos años, ¿cómo recuerda la transición aquí en Cádiz?
-Yo no era muy político, la verdad. Yo no la noté; sé que había gente que eran políticos, que estaban un poco más metidos... A mí no me interesaba la política; ahora, ya un poquillo más. Recuerdo a la Joven Guardia Roja, comunistas que estaban fuera del régimen. Pero eso fue después que me fui enterando de las cosas, pero a esa edad, no. Después sí, después ya sabía de gente que había estado y que después, con la democracia, se metió a la política. Tú pregunta lo que quieras.
-Me ha dicho que ejerció poco de profesor. ¿Por qué?
-¿Poco? Más que poco, nada. Me presenté dos años a la oposición y ya mi padre se puso malo. Y tampoco encontré un colegio privado donde dar clases porque a mí lo que me gustaba era eso, a mí el 'bá' no. Lo que pasa es que ya pasó el tiempo y empecé a meterme en el 'bá' porque yo, desde niño, estaba allí metido.
-En plan el niño de los recados. 'Ve a por hielo, ve a por pan'; esas cosas, ¿no?
-Sí.
-Y en eso que se pone malo su padre.
-Ya había pasado un examen y estando mi padre malo me presenté otra vez, pero suspendí. Y como ya estaba en el 'bá' y las cosas de la edad, pues ya no salí del 'bá'. No me daba cuenta, y por suerte o por desgracia, me iba bien en el 'bá' y ya me quedé. ¿Me iba bien? Sí, pero no me di cuenta que la vida cambió. Como tú antes me preguntabas por la vida del barrio, este también cambió. O sea, antes cogías un domingo o un día cualquiera de estos y... ¿Yo no sé si tú te has 'dao' paseo por aquí un domingo?
-Todo cerrado, ruina.
-Es que no hay nada; aparte, está todo cerrado. Por eso te dije lo del sitio este -el kebab- para tomarte una cervecita.
-Se agradece. Una pena La Pasiega, pero tiran bien la cerveza estos del kebab. Y a la sombra de los soportales, qué mas se puede pedir.
-Sí, sí, está fresquita y es Cruzcampo. ¿Has visto, no?
-Jejeje. No se ha equivocado, no. Me hablaba del cambio que ha dado el barrio.
-Sí, sí, me acuerdo. Es que ya no hay prácticamente nada. Antes había... joe. 'To' los soportales llenos; ya no hay nada. Mira, tenía más vida esto con Los Chinchorros, aunque después acabó mal por las cosas de los barrios; había mucha droga y muchas cosas, pero cuando no había esas cosas malas, aquí había más vida que ahora que, ¡fíjate!, bloques, bloques, bloques y más bloques y no se ve gente por la calle.
-Pues sí que es verdad.
-La siguiente calle a Marqués de Crópani es San Bartolomé; mira, otra cosa que te voy a 'criticá' jejeje. San Bartolomé es la calle donde han hecho el piso que le llaman Los Chinchorros, pero ya te digo que ¡Los Chinchorros, no! ¡Los Chinchorros es aquello! [dice en alusión a la calle paralela antes mencionada).
-Jajaja Toda la razón.
-De eso sabe también mucho Javi Osuna, que es el luchador de esto que te digo; incluso hizo una exposición con las fotos de Los Chinchorros de aquel tiempo. Pue eso, lo que te decía, que la gente que había allí en las casas bajas tenían la calle 'abarrrotá' entre niños, mayores, una cosa y otra. Y ahora que han hecho un bloque grande ahí de pisos y lo que ves es que no ves a nadie en la calle. A nadie. Es verdad que la gente tiene su garaje [Interrumpo].
-La verdad es que parece un edificio habitado por fantasmas. Poquita vida dan al barrio, 'hio'. Es más, hasta se puede pensar que hay muchos a la venta porque no se ve un alma.
-La calle y la plaza están desiertas. Están esos, los garajes; a los pocos que se les coge en la calle se les ve con el coche saliendo, llegando...
-Fíjese que yo creía que no estaban ni dadas todavía esas llaves. Y con la plaza que tienen y que no sea vea a ningún niño jugando ni nada. En fin. Bueno, a lo nuestro. ¿Cuándo coge las riendas del Bar Mariano?
-Yo calculo que en el 85; con 25, 26 años ya empecé a estar como mi padre. Ya te dije que nunca me gustó estar allí. Como dice el refrán, 'Renovarse o morir' y como a mí esto nunca me gustó, yo nunca me arriesgué a nada; lo dejé estar como mi padre lo tenía.
-Tal cual lo dejó que siempre recordaré esa orden escrita con letras verdes sobre la pared blanca donde se leía 'PROHIBIDO EL CANTE'.
-Prohibido el cante [dice casi que al unísono].
-¿Ese orden ya estaba con el anterior dueño o fue idea de su padre recordárselo a la clientela?
-De mi padre, de mi padre. Aunque, tampoco lo sé seguro; lo que sé es que no lo quitó.
-¡Ni usted! Jajajaja. ¿Podría ser herencia de la dictadura y con eso de que había una iglesia al lado?
-No, no, no. O no lo sé, vete a saber. Lo que sí te digo es que mi padre era un hombre 'mu' recto, 'mu' recto. Pero también te digo una cosa, es que el cante tiene una cosa, a mí tampoco me gusta; pero en los bares 'to' el mundo se cree que canta bien y lo que hacen es 'molestá'. ¿Sabes?
-Jajajajajajaja
-Es mi opinión, 'cuidao, eh'. 'Tol' mundo se pone 'agustito' con dos copas y venga 'vámono'. Y yo seguí con eso, ¿eh? Y me decían algunos '¡Oye, que estamos en Cádi, eh! ¡Que estamo en Cádi!' Y yo: '¡Bueno, y qué?'
-Jajajajajajajaja ¿Cómo fueron sus inicios en el bar?
-Había gente en la calle, sí. Después cambió, pero al principio, ya te digo, había muchos negocios y bares por esta zona de San José. Empecé a ganar dinero; trabajándolo, claro. Fue ahí cuando dejé lo otro, dejé Magisterio. Y ya, cuando cerré, mis tiempos habían pasado.
-¿Nunca, nunca, nunca, le llegó a gustar estar en el bar trabajándolo?
-No, nunca.
-¿Y cuántos años estuvo?
-'Cotizaos' tengo 17. Redondeando estaría unos 20 más o menos.
-¿Cuándo echa el cierre definitivamente?
-En el 2003.
-¿El motivo final fue?
-Porque estaba 'quemao' y el ambiente ya no era lo mismo. Ya había un ambiente... malusquillo. La gente..., digamos, los clientes buenos ya no les gustaba aquello y se fueron. Quedó como... hablando así feo, la morralla. Y tenía problemas; no estaba a gusto. Hasta que ya lo hablamos en casa; además, no ganaba dinero. Yo tenía creo que 43 años, no era muy mayor. Así que pensé a ver si encontraba algo.
-¿Y lo encontró?
-No, pero por los problemas de siempre.
-¿Cuáles?
-Los de siempre. Yo empecé a trabajar mucho haciendo muchos cursos de formación. Además, me conocían ya por 'to laos' Y además, joe, que me gustaban hacerlos y esto y lo otro; pero cuando había alguna entrevista o alguna opción de empezar, el problema de siempre: Experiencia. Me pedían experiencia y yo iba siendo mayor.
-¿Y bajo ningún concepto se pensó volver a la hostelería?
-No, a la hostelería yo no quería; yo quería dar clases. Aprendí muchísimas cosas desde luego, ¿eh? Vamos, el último curso que hice, porque es que me gustaba, me gustaba hacer cosas, era de, fíjate, de cuidado de personas mayores a domicilio y ahora hay que cuidarme a mí, jejeje. Hice de todo.
-¿No le llegó a salir aunque fuese un trabajito, unas prácticas, una sustitución, algo?
-No, no, de eso no porque cuando te llamaba la Junta siempre salía lo mismo; siempre salía el tema de... la experiencia.
-Veo que a pesar de tantos palos no ha perdido la sonrisa.
-Bueno, no te creas jeje. Estoy pasando una rachilla 'regulá', pero vamos. Por eso, este tipo de conversaciones me vienen bien; el hablar contigo me viene bien.
-Jajaja Bueno, los hay mejores, Tomás.
-Jejeje. Lo que quiero decir que es bueno porque tengo mucha monotonía. Y, además, que me gusta charlar también mucho con una cerveza como estamos haciendo ahora. Es lo que me ha quedado, ¿eh?
-¿El qué?
-La cerveza. Hace un año que no fumo, el fútbol no lo veo...
-De fútbol ahora hablaremos.
-Ahí sí que te puedo 'aburrí' jejeje.
-Bueno, lo de los ojos estamos cerca de que lo operen si Dios quiere, ¿no?
-Si Dios quiere estoy al 'caé'.
-¿Desde cuándo tiene los problemas de visión?
-Desde que me dijeron 'tienes principio de catarata' y ha ido empeorando hasta no poder leer prácticamente, ni diferenciar a las personas, ni ver el fútbol, ni la tele ni nada. Pero yo de visión nunca he tenido problemas.



-Mire, aquí ha tenido muy buena suerte porque el Cádiz, su Cádiz, lleva jugando al fútbol rematadamente mal desde hace dos años. Eso que ha ganado por ahí.
-Jejeje. Ya, pero bueno, a pesar de eso, como soy muy cadista, me gustaría verlo 'pa opiná'.
-Y seguro que en breve lo está viendo.
-Lo que no sé es dónde ni cuándo; si en Segunda o en Primera Federación.
-No, joe. No diga eso.
-Es que a mí lo de Vizcaíno, lo de Vizcaíno sí que [Interrumpo].
-Después llegaremos a eso, pero antes no me quiero olvidar ya del Bar Mariano. ¿Qué se comía allí si es que se comía algo?
-Allí teníamos vino, vino. Mi padre tenía jamón y eso, pero yo no. Yo tenía vino, cerveza, cubatillas.
-¿Cerveza de barril?
-No, de botellín. Como te dije antes, 'renovarse o morir', y no me renové. A lo mejor, si me hubiera 'arriesgao', pero como no me gustaba pues...
-Bueno, Tomás. Algo se renovó. De hecho, recuerdo el Bar Mariano como uno de los primeros que puso el Canal Plus para ver los partidos de Liga. ¿Cómo surgió la idea?
-Por dos razones. Vamos, es muy sencillo. Ya te dije antes que yo no era hostelero pero, primero, era porque me gustaba el fútbol muchísimo, y segundo, porque podía haber más dinero de gente que fuera a verlo. Ahí poníamos el partido de la Liga y hasta los de la liga italiana. Yo, normalmente, no abría los domingos, pero al contratar el Canal Plus, el carnet del Cádiz se lo dejaba a un amigo y abría el bar por la tarde. Tuve un problema nada más empezar con la antena porque al haber al lado de San José varios edificios alto y al estar el bar en un bajo la señal se iba y no llegaba nítida; entonces no había televisión por cable.
[Breve pausa para reclamar la atención del camarero]
-Perdone, otra cerveza, por favor. Tomás, veo que aún la tiene medio entera. No le pido mejor, ¿no?
-No 've' que no me callo.
-Jajajajaja. Estaba con el Plus y los problemas de la imagen.
-La señal no llegaba en condiciones.
-¿Pero se podían ver los partidos?
-Algunos sí, otros no. Y al final lo acabé quitando.
-¿Cuántos años lo tuvo?
-Dos o tres. Es que, claro, iba gente que no eran clientes fijos y eran los que más se quejaban; iban a ver el partido como era normal. Entonces, empezaba el partido y en el momento de sacar de centro... 'bum, bum, bum, bum, bum'. Y me decían '¡Quillo, tú lo pagas?' ¡Tú pagas esto?' Y ya, claro, empezaba el partido, no se veía y se me quedaban los dos o tres clientes que eran fijos y nada más.
-Jajaja. Que digo yo que buenos ratitos también habrá echado en el bar, ¿no?
-Sí, buenos y malos.
-¿Llegó a tener algún problema gordo?
-Ehhhhh, al final llegué a tener una clientela así, así. Los primeros años fueron los mejores y lo fueron porque era mi padre el que estuvo allí y yo recogí un poco lo suyo.
-¿A su padre le gustaba?
-Más que le gustaba es que era muy trabajador; él era muy serio y miraba más por la casa que por él. Digamos que si había un cliente así un poco soberbio, él sabía cómo llevarlo; yo solo lo aguantaba. Lo que he dicho antes, eran otros tiempos.
-¿Cómo eran?
-Esta zona era otra cosa. La gente trabajaba, los bares, todos, trabajaban. Todos trabajaban.
-¿Qué bares recuerda de la época?
-Esto de aquí (la actual Modas Anabelle) era el bar Celta, que el dueño era hermano de Pepiño, el de El Anteojo. Tenía pollos 'asaos' cuando no había pollos 'asaos'.
-Dígame más de la época si hace memoria.
-Si yo hago memoria, es lo mejor que tengo. Mira, después de la iglesia, en la acera de enfrente, aparte del freidor...
-Me va a decir el Viena, con sus churros y su barra acolchada.
-Bueno, pero el Viena es nuevo de todo de los que estábamos hablando. Es que tú eres un pibe.
-Jejeje. Ok, ok.
-¿El freidor lo habrás 'escuchao'?
-Hombre, mítico. Gran bigote al aparato. Gallegos, ¿no? ¿Imperial puede que se llamase? Ah, no. Imperial era el cine.
-La Oriental se llamaba.
-Sabía yo que acababa en al, joe.
-Un poquito más para acá, al lado de la iglesia, había una cervecería que se llamaba La Austriaca. Mira, yo allí nunca he entrado a tomarme una cerveza, no tenía edad jejeje. Los que trabajaban allí, que esto sí lo habrás escuchado tú, eran los dueños de El Barril. ¿El Barril sí lo habrás 'escuchao'?
-Sí, sí. Ese sí. Lo que es el McDonald's, ¿verdad?
-Eso es. Muchos ratos que he pasado yo allí. El Barril tenía un ambiente muy bueno. También, cerca, en Muñoz Arenillas, estuvo el Tracatrá, que era de Selu el del Trakaplaya.
-Gran amigo, sí señor.
-Que estaba con Perico, que era entonces su socio.
-Dígame más bares de la época.
-Pues mira, ya, en la acera esta (la de la Pasiega) estaba el bar San José, también de muchos años, que es lo que es ahora el bloque de Royman, la óptica; luego estaba el de mi padre; había otro bar en los soportales que se llamaba el bar La Oliva, muy famoso también; después, si no se me ha olvidado alguno, estaba aquí el Bar Celta y al lado la Pasiega.
-¿El de La Palma de Dorotea también era de los antiguos?
-Sí, era de los antiguos, pero 'toavía' no hemos 'llegao'. ¡Fíjate lo que queda! Luego, después de esto, estaba el Bar Solymar, que 'toavía' está.
-¿Esos son gaditanos?
-Sí ya sí. Pero la historia del Solymar no la sé. Y luego, si no recuerdo mal, ya sí está Dorotea. O sea que fíjate la de bares que había, ¿eh?
-Entiendo que de joven ya trabajaba en el bar, pero ¿cómo eran sus noches cuando salía?
-Yo, de noche, he sido un golfete.
-Jajajajaja. Bien ahí.
-Yo cerraba el bar diez y media, once y cuando salía, dependiendo de la época del año, me iba a la parte antigua de 'Cádi' para tomarnos los cubatillas. Mira, en la calle Manuel Rancés había unos pocos de bares; estaba el Poli Magú o el Jopo de Topo. Después, en la esquina de Argüelles estaba la Nueva Taberna, que todavía está, pero era un pub. Era taberna de día, pero por la noche, no veía cómo se ponía de gente. Y ya que los ha dicho tú antes, también estaba el Casablanca, que era de mi amigo Guti, mi cuñado. El Casablanca, que era un bar de copas, estaba en la calle San Pedro.
-Ya que ha recordado al Guti, que fue profesor mío, entiendo que mucha clientela del Bar Mariano eran profesores.
-Sí, bueno. Por Guti conozco a varios porque se los llevaba allí.
-Cuando aquello funcionaba, ¿qué tipo de clientela buena era la que tenía, qué gremios solían ir?
-Mira, yo... Yo pienso que siendo y estando con educación y sin bronca valían todos. Y sí, eché muchos amigos desde la barra. Además de Guti, también estaba Manolo el cabecita, muy buen amigo también.
-Hombre, otro grande. Embajador del bádminton en Cádiz.
-Jejeje. Otro gran amigo que eché fue José Mari Escudero, que se fue a Sevilla hace ya tiempo; él jugaba a voleibol; lo entrenó Chaparró, el del Betis. Sí, hombre. Allí me eché muchos amigos profesores de San Felipe, y sigo con ellos.
-Volviendo la vista atrás, ¿se arrepiente de no haber seguido con la oposición y haber dado el paso de coger el bar?
-Totalmente. Lo 'peo' que he hecho en mi vida.
-¿Qué dice?
-Totalmente, totalmente [responde con los ojos brillantes, acuosos]. Lo peor que he hecho en mi vida fue coger el bar. Porque aparte ya no era magisterio solo. Por aquella época se creó una cosa que se llamaba, se llama, Junta de Andalucía. Fíjate la de trabajo de funcionarios de cualquier cosa que había ahí. Y ahora estaría felizmente 'jubilao'. O sea que, totalmente. Yo lo 'peo' que he hecho en mi vida fue coger el Bar Mariano. Cogerlo y no haberlo alquilado en su momento.
-Bueno, quedémonos con esos buenos ratos con los clientes.
-Bueno, algo bueno siempre hay.
-Hablemos de Cádiz. ¿Cómo ha visto la evolución de la ciudad como gaditano?
-Como gaditano, la verdad es que con Carlos Díaz cambió mucho para bien. Tú habrás visto las fotos de lo que era la ciudad; había muchos infrabarrios, mucha infravivienda. Había barrios a los que no se iba. Fíjate, tú ves el Pópulo ahora y antes daba miedo ir.
-A usted le tocó vivir esos tiempos en los que la droga estaba a la vuelta de la esquina. ¿Cómo los vivió; le tocó de cerca?
-Sí, sí. Mira, yo te lo digo, por la parte mía del barrio, al final la viví mal. Por ejemplo, en el cementerio, el día de 'To' los Santos, siempre ha ido la gente al cementerio. Pues cuando llegaba esa fecha, venían, claro...'¡Señó, le limpio el nicho!. Y venían todos los… no sé decir las palabras, pero bueno, 'pa' no 'ofendé'.
-Los drogadictos...
-Venía lo mejorcito de cada barrio aquí de aquella manera y dinero que cogían, dinero que venían al 'bá pa' gastarlo. Yo, de hecho, cuando llegaba el día de 'To' los Santos no habría para evitar problemas. Y yo vivo allí.
-Antes me ha hablado de Carlos Díaz. ¿Qué le pareció Teófila?
-A mí Teófila Martínez no me iba. Ha hecho sus cosas, pero yo es que, tanto un alcalde como otro, no veo que en los problemas grandes de la ciudad hayan hecho gran cosa. Problemas como el del trabajo, el de la vivienda, ¿sabes? Y el que hace alguna cosita, se pone muchas medallas.
-Y la medalla tendría que ser de todos que somos los que lo pagamos.
-¡Hombre! Evidente, evidente. Por ejemplo, ahora este...
-Bruno.
-El Bruno. Han puesto la calle Marianista Cubillo, que si antes con el otro peatonal, que si ahora lo quitan. Y, claro, eso es dinero. Lo mismo que con la calle Veedor, que 'na má' llegar, venga, lo contrario de lo que hizo el otro. Que yo no digo que si bien uno y mal otro, pero creo que ninguno se mete en el problema de lleno de 'Cádi', la vivienda, el trabajo. Evidentemente, un ayuntamiento no puede crear trabajo. Totalmente, pero que sí puede ayudar. No solo cursos de formación, que eso es dinero también porque al profesorado hay que pagarlo.
-Y tanto. Acabemos con el fútbol si le parece.
-'Amo a vé' si acabo porque ahí ya me toca y yo no paro.
-Yo le paro, tranquilo.
-Lo digo por ti.
-Yo estoy 'encantao, Tomá'. ¿Cuál fue su ídolo de pequeño?
-Se reían mucho conmigo.
-Jajaja. Ojú. ¿Quién era?
-[Da un sorbo a su cerveza y me mira con orgullo] Santillana.
-Bueno, está bien. El tío saltaba como un animal.
-Pero para ser ídolo había jugadores con más calidad.
-Es cadista y ¿merengón también?
-Ya no porque por cada año que pasa tengo menos pasión.
-Me pasa igual. Y hasta con el Cádiz.
-No, yo con el Cádiz siempre la tengo. A pesar de todo.
-Venga, vayamos con ese 'a pesar de todo'.
-Hombre. Este año, aunque no veo, lo sigo por la radio, por el Submarino Amarillo, que por cierto te he visto por allí con mi amigo Willy.
-Hombre, Willy Doña, otro grande.
-Grandísimo el tío. Tiene un archivo que no veas. A Willy me lo encontré, para que veas lo que me gusta a mí en el fútbol, en el Congreso de la Lengua. Porque yo lo conocía desde San Felipe. Y nos vimos allí y estuvimos juntos los dos; estuvimos hablando, bueno, hablando y escuchando.
-¿Y cómo ve al Cádiz ahora?
-Yo no lo veo.
-Bueno, ya, no lo ve porque no puede, pero qué le parece.
-Yo te diría una cosa. Yo he visto 'ar Cadi' en Primera muchos años, y los últimos cuatro. Ojalá que las generaciones nuevas lo vuelvan a ver en Primera. Lo cual dudo.
-No, hombre, no.
-Lo dudo, lo dudo. Lo dudo porque el 'Cádi' ascendió de Segunda B a Segunda simplemente porque tenía a Cervera y un montón de suerte. No por los jugadores que tenía. ¿Eh?
-Jajajaja.
-Es mi opinión, eh. Y aguantó el año ese con Sergio González, no sé por qué. Con que haya tres peores que el 'Cádi', vale.
-Dígame la década que más ha disfrutado como cadista.
-Como cadista esa no tengo duda, lo que pasa es que tú no lo has visto.
-Me va a decir con Domingo Balmanya.
-Dooooomingo Balmanya, en efecto.
-Pero esos fueron dos años nada más, ¿no, Tomás?
-Sí, sí, pero tenía un equipo que era el mejor equipo ofensivo que ha tenido el 'Cádi' en su historia.
-Dígame jugadores que había ahí.
-Te digo la alineación. Bonilla, Cenitagoya, Díaz, Soriano, Marín, Ibáñez, Lloret, Carvallo, Machicha, Eloy y Baena. Ese era el once. Ese equipo daba gusto verlo jugar en casa. Yo tendría 15 años.
-El fútbol, como todo, ha cambiado una barbaridad. ¿Cómo ha cambiado el español?
-Antes se hablaba mucho de furia, la furia española. Y ya después, con la Quinta del Buitre, se comenzó a modernizar.
-¿Qué le hacía tan atractivo a ese Cádiz de Domingo Balmanya?
-No te lo sé decir, pero que los partidos que jugaba ese 'Cádi' es que daba gusto verlo. Es que era un espectáculo. Que después fuera no jugaban igual, vale. Es verdad que tampoco por aquella época se hablaba mucho de tácticas.
-El talón de Aquiles, y por lo que no subió a Primera, eran esos partidos a domicilio, ¿no?
-Sí, porque la verdad es que fuera no jugaban igual, sino hubieran ascendido de calle. Pero vamos, eso era un espectáculo verlo.
-Y de ese equipo, ¿con qué jugador lo flipaba?
-Hombre, el chileno Carvallo.
-Sería un mediapunta, ¿no?
-Por esa época no había mediapunta como tal; era centrocampista por la derecha, muy técnico; sacaba unas faltas y unos córners que se los ponía en la cabeza a Baena. Dicen, dicen, yo no lo digo, pero puede 'sé', que les ponían los goles.
-Mejor jugador del Cádiz de la historia.
-Jejeje. Es evidente, evidente.
-Entonces no me diga más.
-Pero vamos... Aparte del que todo sabemos, no vamos a dejar a Pepe Mejías, que para colmo es de mi quinta.
-¿Fue algún jugador del Cádiz a su bar alguna vez?
-No. Fue una vez Paquito, el entrenador, a 'tomá' un café; fue el primer entrenador que dejó al Cádiz en Primera. Linares, alguna vez, pero este es de aquí; él vivía de niño en la calle Pereira; hemos 'jugao' juntos aunque él es 'mayó' que yo.
-¿De qué jugaba usted cuando lo hacía?
-Yo de lo que me ponían. Yo era malillo.
-Anda, pues yo le hacía con cierta clase le creía recordar.
-Quééééééééé va. Uy. Yo, mira, si yo... Si yo tuviera la mitad de clase de calidad que de ilusión, yo hubiera sido más veces internacional que Sergio Ramos. Con esto te lo digo 'tó'. Jugaba algo ahí. Yo siempre jugaba de defensa. Me gustaba jugar de lateral derecho, pero cuando yo jugaba me chupaba 'to' el banquillo del mundo y no me daba cuenta. Lo mío fue muy raro.
-Jajajajaja ¿Dónde jugó y en qué lugares?
-En el Complejo y en San Vicente de Paúl. Yo no sé si fue cosa de mi padre o algo, pero yo entré a jugar en el Cádiz. Lo de jugar, entre comillas. Yo entré en el Cádiz juvenil B porque mi madre conocía al delegado del club [Interrumpo].
-¿Y en qué posición jugaba?
-Todavía no lo sé.
-Jajajajaja
-La verdad es que me metieron allí y yo tenía un año menos de la categoría; me pasaron a juvenil, pero los del juvenil era buenísimos, unos bestias. Me mandaron al B y el del B tampoco me quería. Entonces había un equipo que lo hacía un guardia civil y me mandaron 'pallá pa' quitarme de encima. Jajaja. En ese equipo jugaba Barla, fíjate. Y ahí conocí yo a Chirino porque ya era árbitro por aquella época.
-Le veo en su perfil del wasap una foto con un micro de la Ser. ¿A qué se debe que me intriga, Tomás?
-Hombre, es que yo estuve unos añitos con Carlos Alarcón en La Pachanguita.
-Olé, sus pinitos en la radio. ¿Y qué tal?
-Joe, de maravilla. Ya no está, ni Carlos hace el Hoy por hoy. Allí, con él, estuve tres o cuatro años. Estuvimos en Primera, con Espárrago, y en Segunda, también. De esto no hace muchos años.
-¿Y era de los criticones? Porque en La Pachanguita se daba leña, eh. ¿Con quién coincidió? Estaría el Moya, ¿no?
-Ese iba a su bola. Ese no escuchaba a nadie y soltaba lo suyo. Y la verdad es que sabe de fútbol. Nos reíamos mucho.
-Jajaja. Un grande. Si iba a su bola cargando el Caído, cómo no iba a ir en una tertulia, joe. Un grande, sí señor. ¿Quiénes más estaban?
-Benito Jódar.
-Central del Cádiz B que fue.
-También estaba Eduardo de la Pascua, Jony Weiss.
-Que se fueron a Punto Radio luego o durante, no sé.
-También estaba el pobre José María Pavón, que falleció; era el presidente de las Peñas.
-Cierto, cierto. Otro gran amigo con el que siempre era un placer discutir. Buen cadista, mejor persona.
-No sé si me olvido de alguno; no debería. Pero, vamos, muy bien. Yo por lo menos cogí una gran amistad con ellos. Después también estuve en tres programas de El Mirador, con Manoli Lemos, con ocasión del Trofeo.
-Andá.
-Sí, sí, sí. Si ya te digo que a mí con el fútbol te voy a 'aburrí'. Te lo dije.
-Jajajajaja. Para acabar. ¿Qué le pide a la vida, Tomás?
-Yo a la vida ya salud. Salud y que a mi hijo le vayan bien las cosas; el está en la Marina.
-Pues con eso nos quedamos y a la siguiente cerveza seguro, Dios mediante, que nos veremos los dos. Ha sido un verdadero placer.
-Y el mío. Me he divertido mucho. Muchísimas gracias.
-Las que yo le doy.