Día Mundial contra el Cáncer

«Hace tiempo que dejé de tener miedo al cáncer»

Manuela, a sus 77 años de edad, ha comenzado esta semana el tratamiento de quimioterapia previo a una operación de un tumor de mama

Hasta el momento ha sido operada dos veces de un cáncer de ovarios, y también ha superado un tumor de colon y de mama

Manuela en su casa A.V

Jesús Mejías

Hay guerras que parecen haber acabado, en las que el rival ha claudicado y donde todo hace indicar que va a sacar la bandera blanca, pero que por desgracia vuelven a tener una nueva batalla que puede ser decisiva.

Manuela, a sus 77 años de edad, ha tenido esta semana su primera sesión de quimioterapia de un cáncer de mama diagnosticado recientemente. Esta joven natural de El Palmar (Vejer de la Frontera), «porque yo me siento muy joven», afronta en este inicio del año 2023 una lucha contra el cáncer. Ya ha ganado hasta en cuatro ocasiones a esta odiosa enfermedad, y ya saben, no hay cuatro sin cinco.

«Me encuentro bien, yo hace tiempo que dejé de tener miedo al cáncer», señala.

Esta vez es distinto, será la primera vez que tenga que darse las sesiones de quimioterapia en primer lugar, antes de la operación. «Yo le he dicho a mis hijas que el sábado que viene nos vamos a comer, yo voy a estar ya bien chiquillo».

Habla del cáncer con una naturalidad asombrosa, siendo esa quizás la mayor desgracia de todas, haberse acostumbrado a ello, como si formara parte de una rutina que nunca acaba.

Fue en el año 1992 cuando Manuela escuchó por primera vez que padecía un tumor. «Me sentí un bulto en la parte lateral del vientre», y por ello que «decidí ir al médico», y es en ese momento, tras varias pruebas, cuando por escucha por primera vez la frase: «Manuela, tiene usted cáncer».

Una frase y un diagnóstico que le costó asimilar en un primer momento. «Al principio no te lo crees, siempre piensas que a ti no te va a tocar, hasta que te toca», afirma.

La operación no tuvo el resultado esperado, el cirujano que la operó «le dijo a mis dos hijos mayores y a mi marido que no me quitó nada más para no dejarme vacía por dentro», y «me dieron tres meses de vida». Manuela no conocía ese diagnóstico tan aterrador, pero con una grandísima fuerza de voluntad, y tras varias sesiones de quimioterapia, logra superar por primera vez la batalla ante el cáncer.

La guerra no había terminado, estaba recién comenzada. «El oncólogo probó con tres personas un tratamiento experimental, y yo era una de ellas». Manuela se tenía que poner una vez por semana una inyección que «me provocaba mucha fiebre, pero nunca falté a mi cita semanal».

Gladiadora como ella sola, fue la única de las tres personas que superó con creces dicho tratamiento, ya que una mujer falleció y otro hombre se quedó inválido en silla de ruedas.

Sensiblemente emocionada, y con lágrimas en los ojos, recuerda aquel tiempo pasado: «No podía ni andar, andaba de una palmera a otra, que no habría más de diez metros, y no podía más», y señala que «le decía a mi marido que me estirara las piernas, que yo ni podía».

Manuela supera el tratamiento experimental, pero poco después el destino le daría el mayor golpe jamás recibido, la única ocasión en su vida en la que pensó que perdería la batalla, que no podía más. Su primogénito fallecía a los 26 años en un accidente de tráfico. La muerte de su hijo se unía al fallecimiento de una hermana de tan solo 39 años por un tumor de mama.

Pasaron solo dos meses del fallecimiento de su primogénito cuando los dolores volvieron a aparecer en el cuerpo de la gaditana, por ello, decide ir a San Fernando a la consulta privada del cirujano que la operó en Cádiz. Relata que «yo entré por la puerta y el médico me dijo: yo tengo que operarla, ¿Su marido no le ha dicho nada», una afirmación que sorprendió a Manuela, que fue trasladada al hospital para ser operada por segunda vez.

Segunda operación de cáncer de ovario, y por segunda ocasión, tras el duro trámite de las sesiones de quimioterapia, ganaba la segunda batalla al tumor, aunque no sería la última.

En 1997 le diagnostican un cáncer de colon

En 1997 siente un pequeño dolor al ir al aseo. «Fui al médico, me hicieron una colonoscopia y me dijeron que tenía cáncer de colon».

«El cirujano me dijo que me tenía que quitar un trozo grande del intestino, que si me quitaba lo justo no me podía asegurar que volviera a aparecer». Manuela no duda, va a por todas. Vuelve a operarse, y tras varias sesiones de quimioterapia, el cáncer claudicaba ante ella. Nueva victoria.

A día de hoy, «la Manoli» cómo le llaman en su familia, tiene una puesta una colostomía, que consiste en un tipo de estoma que permite la unión del colon con la pared del abdomen.

El cáncer desapareció por un tiempo, parecía ser cosa del pasado. Manuela siguió con su vida adelante, tuvo tres nietos, y aunque el tumor no le afectara a ella, sí lo hizo en su familia. La enfermedad se ha llevado por delante la vida de una prima, dos tías, dos sobrinas y dos hermanas, y otras dos hermanas fueron operadas con éxito. La relación de su familia con el cáncer es tan compleja y delicada, que hasta su propio padre, ya fallecido, padeció un cáncer de mama, una peculiaridad poco habitual en los varones.

En 2018, en el mes de febrero, tras una revisión rutinaria le detectan «un pequeño bulto que no era ni palpable» y le comenta el doctor Utor del Hospital Puerta del Mar que «no es bueno y que hay que operar».

Aquella fue la primera ocasión en la que Manuela, en un primer momento, y aunque fuera por tan solo cinco minutos, decía que no se operaba, que se había cansado de luchar, que la situación le superaba, se veía sin fuerzas, pero como el boxeador que está a punto de caer a la lona, se levantaba y se operaba.

Tenía 73 años, pero «conmigo no puede nada ni nadie». Se operó, y el desenlace fue el mismo que en todas las anteriores ocasiones, superó el cáncer, le ganó la batalla, volvía a ser más fuerte que la enfermedad.

Un nuevo cáncer de mama

Ahora, a sus 77 años, ha comenzado el tratamiento de quimioterapia previo a la operación de un tumor de mama. «Siempre es complicado, pero ya le he dejado de tener miedo al cáncer».

Aunque parezca sorprendente, mantiene una entereza sorprendente, y casi no le gusta hablar del tema. Vivió durante más de 30 años en Cádiz capital, en la barriada de La Paz, y su marido trabajó como jardinero en el antiguo estadio Carranza. «¿Hemos fichado a buenos jugadores al final?, ¿Cuándo juega el Cádiz esta semana? ¡Ah, que lo echan en Gol Tv, así lo puedo ver», bromea.

Manuela lo tiene claro. «Volveré a El Palmar, volveré a darme mis paseos, me tomaré mis tinto de verano, aunque esté un tiempo castigada sin salir».

«Hay que ver dónde reservamos el sábado que viene», le dice a una de sus hijas.

«Me ha dicho el cirujano que lo mejor es que me quite los pechos, para evitar volver a tener cáncer de mama, no es normal tener dos veces un tumor en el pecho en cuatro años», apunta.

Antes de someterse a esta nueva batalla, Manuela pide mandar un mensaje en el Día Mundial contra el Cáncer: «Escúchame, yo soy el ejemplo de que se puede ganar la batalla al cáncer, pero hay que hacer bien las cosas».

Recalca que «si a ti te dicen que tienes que hacer estas cuatro cosas, tienes que hacerlas, no puedes saltarte las normas, hay que cumplir».

Manuela, 77 años, natural de El Palmar (Vejer de la Frontera). Esta semana ha afrontado la primera sesión de quimioterapia previa a un cáncer de mama que padece. Una nueva batalla ante esta enfermedad. Hasta el momento, siempre ha salido victoriosa, y en esta ocasión, no será menos.

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