Con 'C' de Cádiz

Manolo: «Estaré en el puesto hasta que me pueda mover»

Manuel Gómez Sánchez. churrero

Comenzó a trabajar en la plaza con su padre en 1959 y desde entonces no ha parado de servir churros para deleite de una clientela que ve en su hijo Rafael el futuro asegurado de este negocio familiar

Manolo Gómez Sánchez muestra con imágenes cómo se hacían los churros antiguamente. Francis Jiménez
Alfonso Carbonell

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A Manuel Gómez Sánchez (Cádiz, 1950) le acompaña su hijo Rafael, que se une a la conversación como subalterno de los recuerdos del maestro, que no es otro que su padre. Rafael encarna la cuarta generación de churreros de una familia que echa sus raíces en un negocio que alcanza cerca de 130 años al servicio de los gaditanos.

A sus 75 años, Manolo sigue al pie del cañón de su puesto de churros en la plaza, allí donde también dejaron parte su sello su madre Ana, nombre por el que es conocido uno de los puestos más emblemáticos e históricos de la Tacita junto al de La Guapa, y su mujer Antonia. Pero antes de llegar al mercado, la asidonense familia de Manolo ancló su base en el mítico bar de La tienda la cabra, allí donde el bisabuelo de Rafael ya destacaba en el arte de harinar y freír.

La entrevista, a tres bandas, se da en la terraza del restaurante bar Bohemia, y en la misma se entrecruzan las anécdotas y recuerdos de padre e hijo para disfrute de un servidor, que se deleita con la gracia de Manolo a la hora de contar sus hazañas mientras su heredero las va alimentando con chascarrillos e historietas mil veces escuchadas en una casa donde descansa la artífice de que todo haya fluido en el negocio familiar con la sabiduría y la mano izquierda que siempre ofrece una mujer.

-Usted es gaditano. ¿Y sus padres?

-Mi padre era de Medina y mi madre de Chiclana.

-¿Y qué hacían en Cádiz?

-Pues ellos se vinieron de Medina porque el abuelo se lio con las tortillas, los churros y eso.

-¿En dónde?

-Él trabajaba en La tienda la cabra, un bar que había en la plaza.

-Y que después fue un gran coro de Julio Pardo.

Rafael: -Ese bar estaba donde está ahora el supermercado Día; al final de la calle Libertad, abajo. Al lado del arco de Garaicoechea.

-Entonces, en ese bar es donde el abuelo y la abuela, los padres de mi padre, que eran de Medina también, comienzan a trabajar los churros y las tortillas de camarones.

-Vamos, que ahí empieza todo.

-Allí empiezan, sí. Entonces, 'tos' mis tíos también estaban allí, ayudando al abuelo. Yo aún, por esas fechas, aún no había 'nacío'. 'To' esto me lo contó mi padre, que era el que tenía más mano 'pa' la harina, los buñuelos y 'to' eso.

-¿Cuántos hermanos eran?

-Estaba mi padre y sus hermanos. Primero estaba el Pepe, que era churrero también; mi padre, el 'Nicolá' y el Lolo, y una hermana más.

Rafael: -De los cinco, cuatro varones y una hembra, el que más maña tenía con los buñuelos era mi abuelo Juan. Fue el que más aprendió de mi bisabuelo.

-¿Y donde nació usted, Manolo?

-Yo nací en la tienda del Arco.

Rafael: -Eso está en la calle Libertad, en la esquina con la calle Robles. Donde hace poco había un Aloha, una perfumería.

-Eso era un bar grande que había allí; y ahí ya tomó mi padre los churros. Mi padre se independizó y empezó a trabajar por su cuenta en la calle Libertad, en la tienda del Arco.

Rafael: -Papá nace en la calle Solano, 13, que es donde pasa su infancia.

-Entonces, ¿qué pasa? Que ya ahí estaba mi padre con los churros y con los buñuelos y cuando llegaba la Semana Santa sacaba un mostrador y un anafe portátil de esos de barro y carbón para llevarlo por 'tos lao'; se ponía en la acera enfrente de la procesión y hacía los buñuelos 'pa' venderlos junto a mi madre.

-Entiendo que aún no tenía una tienda, un mostrador fijo.

-No, no, no. Iban con el anafe de un 'lao pa' otro. Eso sería los años 55, 56, 57, 88... Yo tendría, 7, 8, 9 años. Mis padres trabajaban en 'to' los eventos público y privados; también recuerdo los Trofeos, que se ponía ahí en Vistahermosa, donde está en Lallemand. Por entonces, toda la avenida era campo y chalés.

-Es verdad que recuerdo, más tarde aún, que la fábrica de Skol ponía a niñas en la carretera repartiendo jarras de cerveza a los conductores que llegaban a la ciudad para disfrutar del ambiente del Trofeo.

-Sí, y las casas de vinos daban viseras y cojines. Yo me ponía ahí con mi padre, entre dos árboles que había, con los buñuelos; yo le ayudaba a 'llevá' el perol... El chalet que estaba al 'lao' era de la mujer de Pascual, el de las residencias; hay vivía. Tenía mucha 'amista' con mi padre porque le compraba los buñuelos; mandaba al que tenía allí y le decía 'llégate a Juan y que te dé unos buñuelo'. 'To' eso lo he 'vivío' yo.

Rafael: -También trabajaba mucho en El Cortijo de los Rosales.

-En el Cortijo de los Rosales, con Antonio Martín del Moral, que era el gerente del Cortijo de los Rosales y también era como el encargado, el promotor de organizar las fiestas en Cádiz; entonces, venía a buscar a mi padre a la plaza y le decía '-Juan, que vamo a hacé una buñuelada allí; quiero que vayas pa que te ponga con tus buñuelo. -Vale, vale.' Se tomaban su vasito de vino en El Cuco, un 'bá' de la plaza, y ahí acordaban el servicio. Entonces, venían los de la 'lú' con el carro y les decía mi padre 'ponme dos bombilla ahí que me alumbren bien en el parque' y ya tenía su 'tinglao montao'.

-Olé.

-Y luego iba con un isocarro, estos de tres ruedas, donde montaba el anafe y el perol y se ponía a 'vendé'. Venían los artistas de la época; venía Raphael. Massiel... Todos pasaban por el 'lao' de mi padre. Eso era en verano, donde también estaba el cine Terraza; en Semana Santa se ponía mucho en San Antonio, por donde pasaban 'to' los pasos. De esos años recuerdo de jugar en la plaza San Antonio, donde yo me había bautizado con el Padre Pepito, y cuando mi padre se ponía allí con los buñuelos, mandaba Pepito al que es cura hoy, antes monaguillo, al padre Óscar, a por los buñuelos.

-¡Qué me dice? Un grande y una gran pérdida para la iglesia San José, de allí donde se fue para ir a San Antonio. Gran sacerdote.

Rafael: -A día de hoy sigue viniendo a por churros jejeje.

-Pues se llevaba su cartucho de buñuelos para el padre Pepito; yo he jugado con el padre Óscar siendo niños los dos niños.

-¿El padre Óscar es de Cádiz?

-Ahí ya me pierdo yo.

-Es que hablaba muy fino, recuerdo.

-Bueno, sí, pero le gusta el cachondeo jejeje. Ayer mismo estaba comiendo churros en mi puesto (por el domingo pasado).

Rafael: -Es un tío muy peculiar, muy buena persona.

-¿Qué años serían esos que el padre Pepito mandaba al entonces monaguillo Óscar?

-Eso fue en los años cincuenta y tanto porque todavía estábamos en Libertad, porque después de ahí nos fuimos al horno de El Molino, que estaba en la calle Buenos Aires, en el Mentidero. 'Po' allí le cedieron un despacho a mi padre porque a la plaza nos vinimos en el año 59.

Rafael: - En el 59 es cuando adquirimos el puesto en la plaza.

-Pero antes, en el año 57 estábamos en El Molino, donde nos llevamos una temporada. Aquello era un horno, un obrador; igual que el horno que había en la calle Torre, donde también había muchas familias. Entonces, un hombre le cedió a mi padre un despacho que había al 'lao', y ya mi padre montó los churros. Recuerdo que con ocho o nueve años, yo llevaba los churros los domingos a las casas de por allí. Y 'toas' las mujeres mayores, no 'vea'. Me daban dos reales y me sacaba mi dinerito 'pa i' al cine. Eso era durante el año, porque en los tres meses de verano mi padre se ponía en El Anteojo con un mostrador, el anafe y el perol. Pepiño el del Anteojo daba la comida 'pa' los señoritos, porque en aquella fecha se notaba. Y luego, enfrente de la muralla, había unos tenderetes de esos que eran como tres o cuatro reservados en la muralla; los reservados eran una mesa para seis donde salían, después de cenar dentro, para hacer la post-cena. Y ahí era donde se tomaban su chocolate con los buñuelos. 'To' el Mentidero llegaba allí y decía 'dile a tu madre que te dé un cartucho de buñuelos'. Y decía mi padre 'toma, pero no irse mu lejo'. Y yo me los comía con los chavales, fíjate, los niños de entonces que algunos ya han 'fallecío'. Nos los tomábamos abajo de la Cruz de los Caídos, que estaba en la Alameda a la altura de la calle Buenos Aires. Ya la tiraron. Seguimos. Luego, del Mentidero pasamos a Virgili a otro horno, otro despacho. Y ahí mi padre, yo ya también ayudándole, hacía allí los buñuelos, los churros, y en Nochebuena hacía los pestiños 'pa' venderlos 'pa' la calle. 'Fíate' como era.

-'Llevamo' un cuarto de hora y aún no hemos empezado a hablar de usted. Miedo me da esta entrevista, Manolo. Veo que muchos churros, pestiños y buñuelos, pero ¿y los libros?

-Yo iba al colegio ya, al colegio La Torre. Era una academia que había allí.

-¿Pero cómo le iba?

-Yo 'fatá, fatá'. Entonces, cuando yo ya en el colegio no eso, me pasé al grupo escolar de la calle Solano, donde vivíamos. Y allí, con mi baby, la maleta y con 8 años y pico me castigaban siempre porque había que 'bajá pa' tomarse un vaso de leche y a mí no me gusta eso. Y me castigaban siempre con los libros en la mano.

-¿Y de rodillas también, como en las películas?

-De rodilla.

-¿Eran curas?

-No, eran maestros, pero tenían su...

-Su mala leche.

-¿Qué pasa? Que cuando yo vi la puerta aquella abierta que daba a la calle, cogí y me quité del medio. Me fui 'pa' la calle Solano y me senté allí en la escalera hasta que vinieran mi padre y mi madre de la plaza. Tendría yo 9 o 10 años porque ya estábamos en la plaza. 'Totá', que cuando llegamos llega mi tía y dice que 'el niño no ha ido al colegio'. Y cuando llegó a mi padre con dos copitas me dice: '-¿Qué? -¡Yo no voy más. Que me castiga! ¡Que yo no voy más! ¡Que me castigan! [recuerda imitando a un niño chico llorando y haciendo pucheros] -Bueno, pues mañana a las cuatro de la mañana pa la plaza'. Con 9 años y pico.

Manolo, en mitad de una historia. Francis jiménez

-Jajajajaja. ¿Cómo recuerda ese primer día?

-Duro.

-Ese despertar...

-Mira. Muchas veces mi padre me echaba el agua por encima 'pa' despertarme. Cuando ya cogí el ritmo le decía algunas veces '-Papá, que me voy a ir. -Pues no vaya a llegá mu tarde. No te vaya a despista. -Que no'. Y venían los niños 'pa' recogerme 'pa jugá'.

-Por eso le iba a preguntar. ¿Cuál era su horario?

-De cinco de la mañana hasta la una, y después por la tarde hacíamos las tortillas de camarones y las panizas, que eran harina de garbanzo 'cuajá', huevos de fraile. Y ahí estaba hasta las once y media, doce la noche. De esos primeros años recuerdo, como a principios de los 60, teniendo yo 10, 11 añitos, que me sentaba a los pies del puesto y veía que en los bares de entonces 'to' era vino, poca cerveza, vino 'na má'. Estaban el bar Cuco, el Moderno, el bar Eritaña, el Merodio... y luego venían los de los almacenes Amaya, que eran varios hermanos, y le encargaban unas tortillitas de bacalao a mi padre y se las comían en el Cuco con media botella de vino. Llegaban al puesto cuando cerraban el comercio de Amaya, que era de ropa y estaba en San Juan de Dios, y le decían a mi padre: '¡Juan, cuando pueda!' Y les hacía seis tortillitas de bacalao; eran tres, pues dos 'pa' cada uno. Y se las tomaban después en el Cuco con su botellita de vino.

-¿Qué hacía en su juventud cuando se lo permitía el puesto?

-Cuando salía de allí del trabajo yo lo pasaba bien porque yo era un chaval de 15, 16 años que siempre tenía cinco duros en el bolsillo; entonces, cuando yo iba a la calle siempre tenía dos o tres amigotes al 'lao' mío diciéndome 'Illo, convía, no sé qué no sé cuánto...' Y nos metíamos en Las Palomas, que hacían una ensaladilla que no 'vea'. Luego nos íbamos a bañar al puente 'Caná', a la Caleta; nos pegábamos dos bañitos, tres y luego, de noche, íbamos al Cortijo de los Rosales o al Balneario de la Palma, que era un baile también que se daba los domingos y los sábados.

-¿Dónde se ligaba por la época? 

-En la Plaza Mina

-¿Cómo era la logística para hablar con las niñas? 

-Allí, 'po' el que bailaba, el que hablaba y el que más se atrevía. Entonces tocaba una banda de músicos y el que quería se metía ahí en el centro, que era como un anfiteatro, una polvera de esas. Ahí se metía la gente hasta que se llenaba aquello; entrarían unas cien personas. Los demás estaban por fuera, pero el que le gustaba entrar dentro, entraba. Afuera 'na má' que estaba la cervecería de Zorrilla, la Cruz Blanca, pero esa era ya 'pa' la gente más 'mayó'.

-¿Cuál era ese entorno de entonces? ¿Qué gente rondaba por esos ambientes?

-Nosotros solíamos coincidir con Paco Scapachini, también andaba por ahí este que actúa mucho, Antonio Reguera, que nos saludaba siempre que pasaba por ahí; ellos tenían otro grupito, pero eran de mi generación y nos movíamos por los mismos sitios. También estaba el Masa, el Peña, Camilo el de la plaza, el de Mariscos Camilo, que fallecieron los pobres. Nos juntábamos 'tos' y nos íbamos a los mismos sitios con los conjuntos Lois.

-¿Cómo que con los conjuntos Lois?

-Los americanos, los vaqueros; y unos cordoncitos que nos poníamos al cuello como los vaqueros.

-Qué arte. Como los colgantes que llevan los cowboys.

-Esos, esos. Y el pelito 'maqueao'. A los botones le dábamos oxidó 'pa' que abrillantara el 'metá'.

-Jajajajajaja. ¿Con eso se ligaba, joe?

-Sí, sí. Así íbamos 'tos'. Luego nos tirábamos 'pal' Nicanó, que nos tomábamos un moscatelito porque allí a los niños no les podía dar vino, sino moscatel.

-Que también era cabezón.

-Pues nos tomábamos un par de moscatelitos.

-¿Eso era lo que bebía la juventud?

-El moscatelito era lo suyo 'na má'. La cerveza, nada. Ni cubatas. En aquellas fechas nada, nada. No se estilaba el cubata, ni el whisky ni nada de eso

-¿Y hasta cuánto duraban las noches?

-A mí me daban hasta las 3 y las 4 de la mañana.

-¿Y tenía que levantarse a las 5?

-A las 5 de la mañana, con una resaca que no 'vea'.

-Jajajajajajaja. Otra vez le caería agua en la cama...

-'Claaaaro'. Y después, a las 10 de la mañana, me comía allí en la plaza un bocadillo que no 'vea'. Mi padre me levantaba temprano y en la tienda la Alhambra [Interrumpo].

 -Que eso estaría en...

Rafael: -Calle Londres abajo, al lado de La Poeme; entre La Poeme y Hospital de Mujeres. El local que está lo de Procosur.

-Y allí, en el Alhambra, donde estaban 'to' los antiguos, a eso de las cinco, seis de la mañana, me daban un café y una torta de Inés Rosales porque en la casa no había tortas de Inés Rosales en aquella fecha; en las casas 'na má' que pan con manteca, y el que llegaba tarde ya se quedaba sin manteca. Entonces, él se tomaba su copita y yo el café con la torta. Él estaba en activo pero empezaba a está 'mayó' y le dolían los riñones; entonces yo le ayudaba a sacar los sacos de carbón, a 'partí' la leña, a 'cogé los 'perole'. Yo era 'mu shico', pero él se tomaba a esas horas su copita de anís y me daba a mí el culito.

-Eso le reponía, sin duda.

-Pom, pom, pom [y hace como el que mata una copita]. Y en el invierno metía una uva en aguardiente y cuando me levantaba por la madrugada temprano me tomaba eso y el poquito de aguardiente que había en el fondo con la uva no 'vea'; salía de ahí yo como una moto.

Rafael y servidor: -Jajajajajajajajajajaja

-¿Qué es lo más duro de trabajar en el 'mercao'?

-Según se mire. Lo que sí te digo es que en aquellas fechas la plaza era la casa de Cádiz. Porque ahí iba 'tol' mundo y el que iba temprano compraba más caro, menos caro, pero comía. 'Toma, llévate esto pa casa. Toma, llévate lo otro'.

Rafael: -El pudiente, el menos pudiente... Era la casa de Cádiz.

-Luego estaban los puestos de reguladores.

-¿Eso qué era? 

-Esos eran los que venían a vender la carne de toro cuando había corridas aquí. Un kilo por persona y se formaban unas colas que no 'vea'.

-¿Y eso que se dice que el primer puerto de España es Madrid lo ha vivido usted?

-Hasta ahí no llego yo jejejeje. Bueno, 'Madrí' siempre ha 'exportao pallá to'. Y sigue todavía. Por ejemplo, los besugos estos de la pinta no lo ves tú aquí, esos los ve tú allí, en 'Madrí'. Igual que el pavo aquí.

-Bueno, cuénteme cómo llega su padre al puesto de churros del mercado.

Rafael: -El abuelo se hace con el puesto en el año 59.

-Espérate, espérate.

-Rafael: -Había varios puestos de churros en el mercado.

-Éramos seis puestos, de maderas 'tos'.

-Pues sí que duraron, ¿no?

-Esos duraron hasta hace catorce años que cambiaron todo.

-Ahora iremos con eso, pero recuerda el primer cambio. Aquel año 1959.

-Te cuento. Del horno de Virgili mi padre se vino aquí al 'mercao' porque como él paraba por los bares de la plaza y jugaba sus cartas en La tienda la cabra, pues tenía muchas amistades. Entonces, había un puesto, al 'lao' del puesto ese tan famoso que le decían La guapa, y otro que era el de Catalina, que también era de la misma época. Entonces, cuando se murió su marido Juan, Catalina le dijo a mi padre '-Juanito, ¿tú quiere quedarte el puesto de churro? -¿Qué hago yo, Catalina?' Porque él no tenía 'ná'; tenía los despachitos y su venta ambulante. 'Bueno, vale. Yo te voy a hacé un vendí' Pum, pum, pum. Y firmó. Y ya está.

-Lo poco que había que hacer para un traspaso y ahora para emprender hay que mandar una instancia a Marte y que te la aprueben.

-Y tanto. Entonces, Catalina le dijo a mi padre que se lo vendía 'pa que se quede el puesto abierto. Que yo lo quiero ver abierto'. Y así pasó el puesto de Catalina a ser el de Ana, mi madre.

Rafael: -El puesto de Juan y Ana, mis abuelos.

-Cuando ya entramos allí, coincidimos con un churrero que era muy famoso, Fernando Cosme, que ya falleció también; este era el que tuvo mucho tiempo con el Bar Stop. Enfrente del puesto teníamos a un herrero que hacía los peroles, los moldes de acero, los bordes, lo hacía 'to'. Con esos moldes, con un taco de madera que se empujaba a peso, se daba forma a los churros; no como años después que llegó la máquina (de circular).

-¿Cuándo se jubila su padre y cuándo coge usted el puesto?

-En el año 74.

-¿Le gustaba la profesión a su padre?

-De siempre, igual que de siempre me ha gustado a mí.

Rafael: -Lo aman, doy fe.

-Es 'sacrificao', pero si uno lo hace con ganas no pesa; ahora bien, si lo haces con malas ganas...

Rafael: -Es un calvario.

-Es un calvario porque no estás ni en un 'lao' ni en otro. Y aquello es bonito.

-Esa es la filosofía.

-Es que, además, aquello es bonito. El público viene; no va a venir siempre el mismo, pero cuando viene y pregunta: '¡¡¡¡¡Manuéééé, ya estamo aquí a por los churrito!!!!' Eso, a ti te vale.

Rafael: -Es que son muchos años, muchas generaciones y generaciones.

-Una de las peculiaridades de su puesto es que de vez en cuando sale a la cola para repartir churros a sus clientes. ¿Cómo surgió eso?

-Porque mi madre me acostumbró a ello. Y ahora, años después, vienen los mismos chavales que antes hacían la cola, ahora lo hacen con sus hijos y me dicen '¡si tu madre era la que me daba a mí un churrito cuando esperaba en la cola y ahora tú se lo estás dando a mi hija!' Mira, los vellos de punta [y en efecto, Manolo muestra su brazo con la piel erizada].

Rafael: -Y al nieto, incluso.

-Con 75 años y no cuelga las botas aún. ¿Le gusta demasiado?

-Claro que me gusta, pero yo ya salgo mucho del puesto; estoy allí también 'pa' que vaya saliendo 'palante'. Miro la mezcla, 'no le eche más agua'. Vamos, siempre me distraigo un poquito 'pa' que no se pierda.

-Desde el 59 al 2025 en la plaza. ¿Cómo ha cambiado el paisanaje?

-Aquí era familiar todo; todos en los bares nos conocíamos. A cualquiera de ellos llegabas tú con los churros y ya tenías el café puesto. Casi todos los bares, casi todos los hombres y chavales que estaban trabajando llevaban 20, 30 años y 'to' el mundo era conocido.

Rafael: -La clientela, los trabajadores...

-Incluso, algunos decían cuando estaban llenos 'no, mira, llégate al puesto ese que allí también te atienden igua que aquí'. Y 'to' eso hoy se ha 'perdío'.

-¿Desde cuándo?

-Desde la obra última, hace unos quince años.

-¿Cómo la vivieron?

Rafael: -Espérate, papá. Nosotros estábamos como en territorio de nadie porque no estábamos ni dentro, ni fuera.

-Vuestro puesto estaba justo en frente del Merodio. ¿Puede ser?

Rafael: -Eso es. En calle Libertad, por el 'costao'.

-Frente a Simago.

Rafael: -Toda esa tira eran puestos de churros. Entonces, cuando llega la reforma de la plaza había tres quioscos de churros abierto de los seis que había en los inicios.

-No, no. Cinco y el del pan, el de la Rosa de Oro.

Rafael: -Pero funcionando de churros; yo, por ejemplo, tengo 47 años y he conocido tres nada más. Entonces, con la obra, se creó una asociación, Asodemer, que más o menos fue la que medió con asuntos urbanísticos; que estaba José Blas llevando el asunto del 'mercao' en una de las legislaturas de Teófila Martínez. Ellos lo hicieron de una manera y nosotros nos vivimos totalmente 'desamparaos'; o sea, nadie se dirigió a nosotros en ningún momento.

Un momento de la charla a tres bandas celebrada en la terraza del Bohemia. Francis Jiménez

-Pero os garantizaron que mantendrían el puesto, no?

-Hombre, el puesto sí.

Rafael: -Nosotros fuimos a algunas reuniones con los detallistas del interior, pero el asunto de nosotros era 'muti' en el foro. Si recuerdas, en el momento que empieza la obra estaba el asunto de las alas del 'pescao' van fuera, las famosas carpas que se montan donde hoy están, precisamente, los puestos de churros, las carpas portátiles... La obra va siguiendo su curso y nosotros viéndola.

-¿Estuvieron explotando el puesto durante la obra?

Rafael: -Nosotros seguíamos hasta el punto de que pasaban las hormigoneras a nuestro 'lao'.

-Perdona. Cuando estaban tirando los puestos yo me quedé por dentro porque me quedé mirándolo con gran lástima. El único que se quedó por dentro del puesto fui yo. Y mi hermano: 'Quillo, quítate que va la máquina...'

-A ver si le iban a llevar por delante...

-Hombre, estaban desarmándolos, pero me daba lástima porque era un puesto tan bonito de acero inoxidable; es que en el año 78 hice yo el puesto ese. Lo mandé hacer.

Rafael: -Es que todo eran de madera y en el año 78 mi padre decide modificar el puesto y pasarlo a acero inoxidable. El único de los seis.

-¿Por seguridad?

-Y por limpieza e higiene.

-Manolo, a lo largo de tantos años, ¿ha tenido algún incidente gordo dentro del puesto?

-Quemaduras en la cara, en los brazos... Poco más. Lo normal.

-¿Ningún incendio?

-Gracias a Dios, no. Toco madera [y toca la mesa]. Siempre estoy pendiente y yo se lo digo a él: 'Rafaé, déjate de hablá y ve mirando la candela'.

-Jajajaja

Rafael: -Siempre ha tenido mucho celo, jeje.

-¿Cómo es tener a su padre ahí encima?

Rafael: -Es muy metódico, muy perfeccionista, cuida mucho los pequeños detalles. Es como los buenos entrenadores, que no deja nada al azar.

-El mismo público se lo dice. Y acordarse del público, del público. Al público hay que mimarlo y darle la cosa bien; que ellos hablen bien de lo que hay en 'Cádi', de lo que hay en la plaza. Que no hablen malamente porque muchas veces por uno pagan todos. Y eso no me gusta a mí. ¿Comprende?

-Rafael: -'He estao en la plaza. He estao comiendo en la plaza' se suele decir y si le pasa algo, pues entramos todos en el saco.

-Bueno, ¿y cómo acabó lo de la obra?

Rafael: -Caímos donde la ubicación actual -justo al puesto de La Guapa, pegados ambos a la reja que los separa del parque infantil-.

-¿Contentos?

Rafael: -No.

-¿Echan de menos su calle de siempre?

Rafael: -No ya de por sí; primeramente, era la estampa romántica del 'Cádi' con los quioscos de churro, que realmente estaba diseñados para ser quioscos de churros. Eran casetas con un tiro alto; ahora, por ejemplo, pasamos con esta modificación, que son módulos; se guardó la estética y, entonces, por eso los exteriores de la plaza son todos iguales, pero si te das cuenta uno vende tabaco, otro vende discos, uno vende ropa, otro especias, y son todos iguales; guardan la misma línea, la misma estética, pero realmente lo que tenemos ahora no es un puesto de churros. Yo mañana quito la campana, tiro la freidora y pongo ahí una tienda de ropa y no pasa nada. Entonces, se perdió el puesto de churros por una estética, una línea, por lo que sea. Es más, a mi padre le dolió mucho ese cambio porque, primeramente, se tiró un puesto de acero inoxidable que se hizo en el año 78 'pa eliminá' la madera y ¡volvimos a la madera en 2015!

-¿¡Qué!?

Rafael: -Y después, la colocación no nos gustó nada, nada, nada. Ahora te voy a los factores prácticos.

-Estamos 'pa' que no se pierda.

Rafael: -Los factores prácticos. Cuando los quioscos estaban 'adosaos' a la parte lateral de la plaza, frente a Simago, el sol por la mañana se pone por el otro 'costao'. Entonces, el muro de la plaza, el alto de la plaza proyectaba la sombra hacia el quiosco y la clientela. Y eso era mucho más cómodo para nosotros y la clientela. Aparte, teníamos los cafés delante.

-¡Enfrente!

-Rafael: -El café bar Moderno, El Cuco, El bar Carrusel, etcétera, etcétera. O sea, era mucho más cómodo para todo el mundo. Hoy por hoy, la situación es distinta. De entrada, los puestos están 'suspendíos' en el aire; tienen una estructura debajo por la que están 'levantaos'. Esos puestos por abajo están huecos, acumulan basura, desperdicios, todo lo que arrastra la calle. Entonces, al estar en una pendiente cuesta abajo, tú te pones un día de lluvia a 'esperá' los churros y el agua pasa por debajo tuya y, con la pendiente que hay, es horroroso.

-¿Y hay algún tipo de solución con el ayuntamiento?

Rafael: -No, no, no, no.

Imagen principal - Foto 1. De izquierda a derecha, Fernando Cosme (Bar Stop), el padre de Manolo, Juan, y Manolo, en su la Buñuelada que se dio para inaugurar la piscina muniicipal de Cádiz. Foto 2. La madre de Manolo, Ana, despachando tortillitas de camarones, con su hijo, de espaldas. Foto 3. Madre e hijo, a finales de ls 70, en los puestos de churros de la plaza..
Imagen secundaria 1 - Foto 1. De izquierda a derecha, Fernando Cosme (Bar Stop), el padre de Manolo, Juan, y Manolo, en su la Buñuelada que se dio para inaugurar la piscina muniicipal de Cádiz. Foto 2. La madre de Manolo, Ana, despachando tortillitas de camarones, con su hijo, de espaldas. Foto 3. Madre e hijo, a finales de ls 70, en los puestos de churros de la plaza..
Imagen secundaria 2 - Foto 1. De izquierda a derecha, Fernando Cosme (Bar Stop), el padre de Manolo, Juan, y Manolo, en su la Buñuelada que se dio para inaugurar la piscina muniicipal de Cádiz. Foto 2. La madre de Manolo, Ana, despachando tortillitas de camarones, con su hijo, de espaldas. Foto 3. Madre e hijo, a finales de ls 70, en los puestos de churros de la plaza..
De generación en generación. Foto 1. De izquierda a derecha, Fernando Cosme (Bar Stop), el padre de Manolo, Juan, y Manolo, en su la Buñuelada que se dio para inaugurar la piscina muniicipal de Cádiz. Foto 2. La madre de Manolo, Ana, despachando tortillitas de camarones, con su hijo, de espaldas. Foto 3. Madre e hijo, a finales de ls 70, en los puestos de churros de la plaza.. Álbum familiar.

-Hasta que se rompa, vamos.

Rafael: -Nooo, o hasta que venga uno como en su día Pepe Blas y dice 'a esto hay que hacerle algo'.

-Hay algunos que están contentos allí porque han 'llegao' más temprano...

-Hombre, claro. Si tenías una ratonera y te dan un partidito, pues tú, 'agradecío'.

-¿Qué alcalde recuerda que haya tenido más trato con su puesto? Sin ánimo de polemizar, eh.

-No, no, no. Si yo nunca. Yo es que nunca he 'conocío' a los alcaldes; los alcaldes han 'pasao' por al 'lao' mía y ninguno se paraba. El que ya conocí un poco más de cachondeo fue a Carlos 'Día', que pasó dos veces por allí 'adió, muy buena' y poco 'má'. Y 'despué' al 'chavá' este de 'Cádi'... ¿cómo 'e'?

-Kichi.

-Al Kichi lo vi un día en la cola y le dije: 'Ya no hay más churro; ya es que se han terminao'. Y me dice mi hijo: '-Papá, este es el Kichi, el alcalde. -Yo qué sé, joe'. Y entonces iba con la chiquilla [y hace como la que lleva de la mano a una criatura, su hija] y le dije a mi hijo que lo llamase para darle un poquito de los churros a la chiquilla de los que aún quedaban. Y le dije al Kichi. 'Pa la chiquilla'. Y ya está. Ese ha sido el trato que yo he 'tenío' con los alcaldes.

-¿Con qué 'mercao' se queda; con el nuevo o el antiguo?

-Hay mucho critiqueo de las personas que siempre han ido al 'mercao' y desde la obra, unos vende chicharrones, el otro tortilla, el otro cerveza... hay muchos que dicen que antes le gustaba más el 'mercao' antiguo. Todo va cambiando.

-¿Qué es lo mejor y lo peor de su profesión?

-Que me falta tiempo ya [y se le enciende los ojos, le brillan]. Eso es lo peor. No, o lo mejor jajaja.

-Para entendernos, que no quiere jubilarse.

-Eso. Porque no me gusta que se pierda.

-Y gracias a su hijo, aquí presente, no se va a perder.

-Y que él siga en condiciones. Y que, a poquito a poco, que se traiga a su 'mujé' y que sigan.

-Uhh, ya está metiendo a la familia.

Rafael: -Sí, sí, sí.

-¿Ya está hablado?

-Rafael: -Sí, sí, está 'hablao'.

-¿Y qué dice ella?

-¿Ella? Si eso son dos 'hora pa despachá na má' . Y entonces, 'pa' mí y 'pa' la madre, sería una satisfacción. Yo iría allí con la madre y con el carrito 'pa' verlo a él y 'comerno' los churros allí.

-Ahora que habla de su señora, ¿qué hubiera sido ese puesto sin ella?

-Uff, todavía vienen muchas clientas preguntando por ella, que es una cosa linda, con sus delantales, sus maneras de tratar a la clientela.

Rafael: -La mano femenina es fundamental, además, son negocios familiares y que son muy 'sacrificaos'. Date cuenta que se trabajan todas las fiestas y los fines de semana porque es cuando más se mueve el negocio. Hoy por hoy, si no es de forma familiar sería impensable. Porque es muy 'sacrificao' y cualquier trabajador al que tú le digas que va a librar dos días a la semana pero que ninguno es del fin de semana lo normal es que te mande por ahí. ¿Entiende?

Rafael ha tomado el testigo de su padre. Francis Jiménez

-Rafael, su padre supo bien temprano que su futuro estaba en el puesto. ¿Fue también su caso?

Rafael: -Yo, desde pequeñito, iba los fines de semana a echarle una manita al puesto.

-Yo le ponía un puestecito a los pies del puesto 'pa' que vendiera tarritos de colonia y así se sacaba unos 20 duritos o por ahí.

Rafael: -Eso fue de niño; después ya empezamos a 'echá' la manita los fines de semana. Yo estaba estudiando, pero iba 'pallá' a 'llená' los moldes, cargar... como empezó él. Y como él, también me llevaba algo 'pa' mis gastillos. ¿Qué ocurre? Que yo seguí estudiando, terminé mis estudios y me marché.

-¿Adónde?

Rafael: -Me marché a Castellón. Yo estudié electricidad, cinco años de FP de electricidad. Entonces, vi allí la oportunidad y empecé a 'trabajá' con 19, 20 años.

-Medio 'Cádi' estaba allí de entonces.

Rafael: -Medio 'Cádi' estaba allí, exacto.

-Yo fui a verlo allí.

Rafael: -Allí me coloqué en una empresa grande de maquinaria de obras públicas.

-¿No lo recomendaría Koldo, no?

Rafael: -Jajajaja. No, pero mira, los clientes de nosotros eran los que están saliendo ahora (Sacyr Vallehermoso, Acciona, Ferrovial, la UTE no sé qué, las hermanas Koplowitz...). Vamos, 'toa' las que mandan. Entonces, llegué allí, que era una empresa nacional que fue absorbida por una europea. Lo ganaba bien, estaba bien. Fue mi novia conmigo y trabajaba también.

-¿Gaditana también?

Rafael: -Sí, sí, de aquí, de 'Cádi'. Fuimos los dos trabajando y cuando llevábamos allí seis o siete años me vine a Málaga con la misma empresa. Y en Málaga eché otros tres o cuatro años. Ahí vino el asunto de la crisis, que a mí me cogió en el 2010, cuando la obra pública va todo al carajo, todo se va parando, pum, pum, pum. Entonces, la empresa pasa un pequeñito bache y cuadra con que mi madre cae mala; le diagnostican esclerosis múltiple. Ahí se queda la cosa. ¿Qué pasa? Nosotros llevábamos ya unos trece años fuera de 'Cádi' y mis padres seguían en el puesto.

-¿Y le pide ayuda a su hijo?

-No, no, no. Yo siempre le he dado libertad de hacer lo que quisiera con su vida, su trabajo.

Rafael: -Pero, entonces, hablamos un día, tenemos una conversación y me confirma que 'mamá está regulá'.

-Y no me pesa. El otro puesto me pesaba más que este, que me trae sin 'cuidao'. Si hasta me ha 'dao' muchas veces por venirme a PuertaTierra, pero no quiero 'dejá' aquello.

-Bueno, eso ya lo decidirá su hijo.

-Eso ya es cosa de él, sí.

Rafael: -Entonces, llega esa conversación en la que me dice que 'hasta los 65 voy a tirá como pueda; meteré a alguien y cuando llegué mi edad, po cerraré y se acabó'. Entonces, yo me lo pensé.

-¿Pero había dejado el trabajo, estaba en paro?

Rafael: -No, no, no. Yo seguía en el trabajo en la Costa del Sol, en Benalmádena. Lo comento con mi mujer y, realmente, los dos estábamos un poquito 'cansaos' porque nos tiraba la tierra. Y ahí nos la jugamos 'to' a una carta. Yo había 'comprao' mi vivienda en Castellón, en Málaga también; las vendí y tal. Me fue bien y le dije a mi mujer. 'Me voy a Cádi y me hago cargo del negocio'.

-¿Y qué le dijo su mujer?

Rafael: -Mi 'mujé', de 'cabesa'. Además, en ese caso, mi mujer trabajaba en una cadena muy famosa de perfumería nacional y aquí fue al revés porque le vino el trabajo a ella. Por un 'lao', yo hablé con mi empresa y llegamos a un acuerdo para salir porque en ese momento se estaba ya planteando un Expediente de Regulación de Empleo por las crisis; era una empresa bastante grande y bastante seria y como ya me conocían de haber trabajado en las delegaciones de Valencia, Castellón y estaba en Málaga, la verdad es que en el momento que les planteo que me quiero venir a Cádiz a un negocio familiar que me me gustaría atender, negocio con Recursos Humanos y todos 'encantaos'. Me facilitan una buena salida y me dejan las puertas abiertas por si incluso quisiera volver. Año 2009, 2010. Entonces, liquidamos 'to'; vivienda, trabajo, todo. Y nos vinimos 'pacá' y nos lo 'jugamo to' a una carta. Y al venirnos 'pacá' es mi mujer, bueno aún no era mi mujer porque nos casamos en 2011, la que plantea en su empresa lo mismo que yo. 'Oye, mi marido se tiene que ir a atendé un negocio familiar a Cádi; yo me tengo que ir con él. ¿Habría posibilidad de que me trasladen a otra tienda allí?' Y le dijeron 'de acuerdo'. Y se fue al Palillero, donde estaba esta marca de perfumes.

-Olé.

Rafael: -Así que yo me vine a dedicarme al negocio y ella con su trabajo. Yo sabía, lógicamente, donde venía, que era a un negocio con 60, 70, 80 años de vida, que tenía su reputación.

-Yo he 'contao' y puede 'llegá' a los 130 años. Y una clientela reconocida en 'Cádi'.

-¿Cómo se tomó que su hijo viniera 'pa cogé' el relevo y aparcara su proyección profesional?

-Me gustó, me gustó. A ver, si hubiera tenido una colocación de funcionario en la Junta, pues no sé, pero lo que hizo me pareció fantástico.

(Poco antes se ha acercado a la mesa el hijo de Rafael y le ha dado un beso antes de seguir camino a casa)

-Rafael, he visto que tiene un hijo. ¿Seguirá la tradición?

-Pero al abuelo no le ha dado un besito.

Rafael: -No ha sido por él, papá. Es que yo le he dicho antes que tú ibas a estar ocupado con una entrevista.

-Jaja. Un chaval muy educado, sí señor. Bueno, que es muy chico y que su futuro no está ni pensado, supongo. ¿Pero se pasa ya por el puesto?

Rafael: -Tiene doce años, tampoco está pensado. Pero es probable que lo pruebe porque la idea mía es que en un verano próximo ya empiece a 'vení' a hacer cuatro 'mandaítos' para que vaya entendiendo el negocio.

-Y la idea de su padre, esa de traer el puesto a PuertaTierra. ¿La considera?

Rafael: -'Amo a vé', hay churrerías en la provincia con fama, con renombre que han 'apostao' por expandirse, pero el asunto es que tanto cafetería como churrería que hacen churros hoy tienen un problema grandísimo: que no hay churreros. No hay chucheros. Churrero, churrero, te pones un vídeo en Youtube y te enseña a 'hasé' churro, pero... Te comento que de vez en cuando viene gente de 'Jeré' o de San Fernando a 'preguntá' que si conocemos a alguien que pueda 'trabajá' y que sepa hacer churros porque ha 'montao' un bar, una cafetería o una churrería y no encuentra a nadie. Por eso te digo que ese asunto de 'expandí' el negocio y muy 'delicao' porque tú tienes una reputación.

-Pero no le decía por expandir, sino más bien por traer el puesto 'pacá'.

Rafael: -No, no.

-Aquí, además, no se podía 'poné' así por así; tiene que ser en la plaza esa, 'aonde' están los aparcamientos esos de los 'juzgao', el 'terreplén' ese, que en vez de 'tené' aparcamiento, 'habe' puesto puestos. O cuando abrieron el Rosario, o este de San José, que era una heladería. Pues si en ese terreno hubieran puestos unos quiosquitos ahí, ahí hubiera 'pegao' un quiosco de churros al aire. 'Iguá' que estaba al 'lao' de la iglesia de San José.

-No recuerdo yo ese.

-Sí, hombre.

Rafael: -Ese estaba en la esquina donde está Unicaja.

-Allí había un 'mercao', el 'mercao' de San José, y allí había un puesto churros y trabajaban como nosotros. Eran conocidos de nosotros.

-Una cosa que siempre me ha levantado curiosidad. ¿Por qué los puestos de churros no tienen el nombre a la vista?

-Ahora quiero poner unos papeles, unos vinilos con churros 'na má'.

Rafael: -O churrería Ana.

-No, no. No me gusta.

-'Cuidao', que ya puede mandar su hijo. Jajajaja. Bueno, qué le pide a la mucha vida que le queda.

-Salud, le pido salud. Salud 'pa' mi mujer también [y se le hace un nudo en la garganta]. Y 'pa' mi hijo también.

-Y 'pa' mí que estoy aquí también, ¿no? Ya que estamos.

-Y 'pa' ti también Jajaja. Y luego, que se siga trabajando; es una lástima que se 'habieran' perdido los churros gordos, los de masa [Interrumpo].

-Uhhhhhh, menudo temita acaba de sacar. Y yo que creía que esto se acababa. Las porras de Madrid o los churros de Cádiz.

-Las porras de Madrid, pero aquí en 'Cádi' se dice churros gordos.

-Entiendo que cuando va a Madrid discutirá con sus colegas sobre si es mejor los churros o las porras.

Rafael: -Vienen más de Madrid a aquí; tenemos clientes que son churreros en Madrid con churrerías señeras allí.

-¿Y qué les dicen sobre sus churros?

Rafael: -Que son fantásticos. No por 'ná'', pero es lo que nos dicen.

-Te cuento. Este chaval, el madrileño, tenía un apartamento en Conil, y llegó un día por la plaza, a la que iba a por el 'pescao' para llevárselo porque en Conil encarece la vida.

Rafael: -Eso sería finales de los 80, primeros de los 90.

-Pues este muchacho me viene al puesto y me dice 'Manué, es que vengo aquí a 'Cádi' a por el 'pescao' porque es más barato y tal'. 'Totá', que entonces, la primera 'vé' que nos vimos me veo a un 'señó' muy así, mirándome muy serio y me dice: '-Está usté mu antiguo. -¿Mu antiguo por qué?' -Es que nosotros tenemo esto, lo otro, no sé qué...'

Rafael: -Se refería a que nosotros todavía empujábamos el molde para hacer la forma a los churros y ellos ya tenían la máquina, la polea que hace los círculos. Se ponía el tapón de madera aquí [y se golpea el pecho un par de veces] y se empujaba y salía el churro por la boquilla. Y con tu cuerpo ibas haciendo los redondeles, hasta que te hacías el callo aquí [el pecho] y te partía el pecho empujando contra ti. Eso era una reliquia aquí. Por eso, a finales de los 80, primeros de los 90, el madrileño se lo dijo y se quedó sorprendido.

-¿Y cómo salían mejor?

-Bueno, hay que darle el punto a la masa, y el molde te lo ponía a tu aire.

-¿Cómo acabó la conversación con el madrileño?

-Le dije: -'¿Quiere usté probarlo? -No, es que vengo ahí con mi familia y tal'.

Rafael: -Era el presidente de la asociación de churreros de Madrid.

-Tracatrá.

-Espérate. Hice así [y hace como el que acerca desde el mostrador a la calle un churro] y les de di unos churritos; los probaron y los mandé al Carrusel a 'tomá' café. Y así un año, y otro, y otro, hasta que un año resulta que se cuela con su hijo, ya más alto, y la novia y les digo 'irse pal Carrusel' y les llevé la rueda (de churros) hecha en una bandeja de las grandes y sin cortar. Y se la puse en la mesa. Yo les invitaba aquí y después ellos llegaban con un décimo que me lo regalaba.

Rafael: -La verdad es se forjó una amistad entre los dos muy bonita.

-Y luego, ya una de las veces, me dio una tarjetita y me dice: 'Toma, Manolo'. Ahí la tengo en casa todavía, la del presidente de la asociación de churreros de Madrid.

Rafael: -Hoy por hoy persiste esa amistad. El hijo de este hombre sigue allí; eso está en la zona de Cascorro, en el Rastro de Madrid, junto a la Puerta del Sol. La churrería se llama Santa Ana.

-¡Hombre, mítica! Claro que sí. Gran zona.

Rafael: -Pues 'pa' que tú veas que hasta esta Navidad pasada siguen viniendo madrileños, que son clientes suyos, y vienen a saludar a Manolo. Y también gaditanos que van a Madrid y se pasan por su churrería para lo mismo. Y van allí a Madrid y dicen 'somos de Cádi y nos ha dicho Manolo, el de la plaza, que vengamos a probar las porras tuyas'.

-Eso es lo bueno.

-Pero no me ha contestado. ¿Churros o porras?

-Churros finos en 'Cádi' y churros gordos en Madrid, cada uno tiene su estilo.

Rafael: -Ya que estamos, te voy a contar una pequeña anécdota, sobre el año 2015, 2016, empezamos a recibir en el puesto visita de los chinos. Entonces llegaron, y nada, empezaron a negociar.

-¿A negociar qué?

Rafael: -Bueno, más que a negociar, a plantear. El chino lo que quería y la propuesta que nos hizo es que nos fuéramos a China a enseñar allí.

-Jajajaja. 'Verdá, verdá'

Rafael: -El chino venía totalmente 'informao', nos sentamos con él y nos enseñó la documentación que traía. El chino estaba residiendo aquí en España; venía de Málaga expresamente. Y quería eso. Eso mismo que hacíamos nosotros, en China.

-¿Y cómo lo tomaron?

Rafael: -'Nah', primeramente, casi que de cachondeo, pero hasta que el chino vino cuatro veces.

-Nos trajo una caja de Rioja. Eso fue porque se comió dos o tres días los churros en el francés; de los finitos con el chocolate.

Rafael: -Exacto. Nos traía vinos, botellas, licores y venga 'vamo a negociá, vamo a negociá'. Él nos traía unas fotos de China en la que aparecían salones de cafetería, chocolatería y churrerías que eran como los famosos San Ginés de Madrid, que están expandidos por 'tos' lao; los hay en Argentina, en Brasil, en la India.. Son como unos salones parecidos al del Café Royalty que está en Candelaria, con sus lámparas, en plan decimonónico. Y lo que entendíamos es que el chino quería hacer esos salones de churrería y chocolatería española, pero en China.

-¿Y cómo acabó el tema?

Rafael: -El tema acabó que mi padre le dijo 'queremos dos pisos en el Paseo Marítimo. ¡Dos pisos en el Paseo Marítimo! Pero por adelantao, eh, antes de ir. Dos pisos en el Paseo Marítimo y 200.000 euros'. Eso le dijo al chino 'pa' que no viniera 'má'.

-Jajajajajajajaja

-Jajajajajajajaja ¿Y qué dijo el chino?

Rafael: -'Bueno, tal. Es que es mucho... Te lo agradezco mucho y tal...' Y no volvió. Jajaja. La idea era, de primero, llevarnos allí entre ocho y diez meses.

-Jajaja. Bueno, bien tirao, Manolo. Mira que si le dice que sí...

-Bajo notario le dije.

Rafael: -Yo se lo dije, que imagina que nos dice que sí jajajaja.

-¡Y los billetes de ida y vuelta!

-Jajajajajajaja

Rafael: -Él, en realidad, lo quería hacer era un 'takeaway', como lo que tenemos nosotros. No salones, ni cafetería, el quería puestos en la calle, un 'takeaway' en las grandes ciudades chinas. El chino lo que quería hacer allí era una especie de academia. O sea, 'te vienes a China conmigo y te pongo allí gente y le enseñas. Me asesoras con el asunto de maquinaria, ta, ta, ta, ta. Me pones dos o tres negocios en marcha, me formas a la gente y te vas'.

-Eso de la comida 'pa' la calle me recuerda a lo que se hacía mi padre en los años sesenta y tantos y setenta, que venían al puesto para llevarse los papelones de tortillas de camarones, que valían un real y dos reales. Y se las llevaban para ver la película en el Cómico, en el cine San Miguel. Y luego también se las llevaban 'pa' las casas y se las pagaban a mis padres por semana.

-De todo lo que ha hecho durante su vida (buñuelos, tortillas de camarones, churros, panizas...), ¿qué es lo que más le gustaba hacer?

-Todo. Mira, si me hubieran 'dejao' en el puesto donde estaba lo seguiría haciendo todo porque el de ahora no está 'adaptao pa ná'.

-Hablemos de la de guiris que traen los cruceros. ¿Cómo se portan?

-Con los cruceros lo que pasa es que hay muchos que están metidos en las propagandas estas modernas que hay, ¿no?

-Como que los extranjeros vienen dirigidos por el guía de turno, ¿no?

Rafael: -Claro, vienen ya con una especie de recomendaciones.

-'¡Aquí, no! ¡Aquí, no!' les dicen los guías que les llevan cuando alguno se para en el puesto. Me da coraje porque...

Rafael: -O 'vais a entrar a comprar jamón en la plaza en el puesto 61, en el 43 y en el 104. ¡El mejor!'. 'Amo a ve', eso ha 'existío' y existirá siempre. Y hoy más con 'to' lo que se está moviendo en 'Cádi', que ya lo han vivido en otras ciudades como Canarias, Tenerife, Benidorm, Mallorca...

-¡Pero no debía de ser así! Debía de ser libre. Eso a la corta, a la larga, se van perdiendo las tradiciones hasta que llegue el día, como está llegando, de que 'ya no está, ya ha cerrao'.

-¿Cuánto tiempo le queda en el puesto, Manolo?

Rafael: -Esa es su casa.

-Hasta que me 'puea mové' voy; y después me pego mi bañito ahí, que tengo a dos pasos de casa la playa.

Rafael: -Cuando yo me vine al negocio yo ya sabía que eso estaba dentro de la ecuación jajaja.

Imagen principal - Foto 1. Manolo, con su hijo Rafael, en el puesto. Foto 2. Momento distendido de ls entrevista. Foto 3. Uno de los puestos de madera que había en la plaza a finales de los 90.
Imagen secundaria 1 - Foto 1. Manolo, con su hijo Rafael, en el puesto. Foto 2. Momento distendido de ls entrevista. Foto 3. Uno de los puestos de madera que había en la plaza a finales de los 90.
Imagen secundaria 2 - Foto 1. Manolo, con su hijo Rafael, en el puesto. Foto 2. Momento distendido de ls entrevista. Foto 3. Uno de los puestos de madera que había en la plaza a finales de los 90.
De ayer a hoy. Foto 1. Manolo, con su hijo Rafael, en el puesto. Foto 2. Momento distendido de ls entrevista. Foto 3. Uno de los puestos de madera que había en la plaza a finales de los 90. L. V.

-¿Desde cuándo es beduino?

Rafael: -Lo es desde la mili, desde el año 70 más o menos, cuando hicieron los pisos Molineros, donde están los porches. Él vino de la calle Solano a Los Molineros, aquí cerca.

-Ya que ha hablado de la mili. ¿Dónde la hizo?

-En Canarias.

-Uff, ahí ya no vamos a entrar.

Rafael: -Se la pasó haciendo churros también.

-¿Cómo? Al final entramos... Esto no va a acabar. Venga, cuente, Manolo. ¿Qué año fue?

-69 y 70.

-¿Y haciendo churros se la pegó?

-Es que antes era la profesión. '¿Usté qué es, pintó? A pintá. ¿El otro que es albañil? Po a poné ladrillos...' 

Rafael: -Él dice que se quedó solo en el patio.

-¿Y eso por qué?

Rafael: -Porque salieron 'tos' los mecánicos, 'to' los estos, 'to' los otros y cuando llegaron a él '-¿Usté qué sabe hacer? -Churros'.

-Yo llevaba el número de teléfono del bar de enfrente de mi padre; me llevé el número de teléfono por si me pasaba algo. Las cosas de antes jejeje.

-Hombre, claro.

-Entonces, cuando vino el sargento me dice: '¿Usted es churrero? Es que por aquí hay algunos que dicen que es esto, y después no lo son'. Y le digo 'llame usté aquí, a este número, y hable con mi padre'.

Miguel: -Jajajajaja. 'Y hable con mi padre' dijo jajaja. Y ahí se pegó una mili de las guapas.

-Cuéntemela.

-Fueron 18 meses.

Miguel: -Pero 'cúchame', que de por aquí [y se lleva la mano a la boca] conquistó al comandante, a la mujer del comandante, al teniente, a la mujer del teniente... Jajajaja

-Yo le llevaba churros a 'tos'. Allí, en el sitio donde tenía que entrar yo había un chaval de Badajoz, que estaba ya 'pa' jubilarse.

Rafael: -Había un despacho de churros allí en el 'cuarté'.

-Cuando yo entré me puso al día con todo. 'Esto es esto, esto lo otro, esto otro'. Y le digo 'vale, vale. ¿Y la harina qué?' Y sigue. 'Eso hay que apuntarlo aquí. Tantos litros de aceite, tanto esto de harina, tanto lo otro. Y esto es 'pal' sargento', que de tres se llevaba el sargento, dos.

-Jajajajaja. ¿Cómo?

-El presupuesto de la compra había que pasárselo al sargento de cocina. Entonces, ¿qué pasa? Que ya una vez que se jubiló el chaval; buen chaval, que tengo fotos en casa también, ya me quedé yo. Hacía las papas fritas en cartucho 'pa' los reclutas. Juré bandera y pasé a veterano. Y venga patatas fritas y churros.

Había una máquina que por quince churros así [la mitad de uno largo], un duro, 5 pesetas. Entonces, ¿qué pasa? Que había una cola que se llenaba de reclutas y el que tenía dinero ponía cinco duros; yo cogía un cartucho y se lo llenaba. 'Ya está, toma, ahí lo lleva'. Entonces, yo ajustaba la cuenta, la harina, el aceite y y lo que sobraba era 'pa' irme a Santa Cruz a 'vé' el ambiente.

-¿Dónde estaba el cuartel?

-En Hoya Fría, arriba de Santa Cruz: aquello era un boquete. Después estaba Taco, que era el monte; ahí me iba yo a comer, arriba. Y amistades. Hice muchas amistades.

Rafael: -Y de las buenas. Por ejemplo, le cogía el teniente y le decía 'mañana le llevas churros a mi señora, a mis hijos y tal'. Y al día siguiente, el otro, el capitán. Él tenía un poquito de mano ya con todos.

-Luego llegó el coronel, el teniente coronel de 'Jeré', que lo destinaron allí en Canarias. Ahora resulta que el sargento o el teniente le enseñó toda la comandancia, el 'cuarté', todo el campamento. Cuando llegaron a la churrería estaban también los huevos fritos y los bocadillos que se daba a los reclutas; además, al 'lao' también estaba el 'bá', con una sinfonola, esas máquinas que le echabas un duro y ponía música. Allí nos daban las tantas. Muchas veces llegaba el jeep del sargento a las once, doce de la noche, que eran horas de estar en silencio, pero como con la música nos poníamos a gusto tenía que llegar el sargento con sus galones que llevaba aquí [se señala el hombro] y nos gritaba '¿qué pasa aquí! ¡Ya se apaga tó! ¡Ya quiero a to el mundo acostao! ¡A dormí to el mundo ya!'

Rafael: -Papá, cuando llegó el teniente 'coroné' de 'Jeré'...

-Eso, que se nos pierde con la sinfonola.

-El de 'Jeré'. Llegó allí a eso y miró. Yo tenía fotos de mujeres.

-En el puesto de churros, ¿no?

-Sí. Esas que había y que daban con los calendarios, los almanaques y eso; 'mujere' en bikini. Y yo allí con una foto grande de esas, una mujer en bikini, y entró el sargento con el 'coroné'. 'Usía, mi coroné' y me cuadraba. Y el sargento, que era de Zamora, mirándome. Y cuando salió el 'coroné', entra el sargento otra 'vé'. '¡Ya me puee quitá to esto de ahí!'

-Jajajaja

-No, pero le dijo el sargento lo mío y ya llegó y me dijo el coroné. '-¿Usté que es churrero? -Sí. -Pues mira, me va a llevá usté todos los días cinco duro de churros a mi casa. -¿Dónde vive usté? -A la entrada del campamento, justo al arco de la entrada'.

-Todas las mañanitas.

-Por la tarde siempre, 'pa merendá'. Allí llegaba yo; llamaba, salía la hija, despué la madre. 'Los churritos, señora'. Y me daba una propina. 'Esto pa que te tome una cerveza'. Y nunca les pedí un 'favó'.

Rafael: -Sí, pero bueno, se relacionaba bien.

-Normal, si es que tiene usted un padre que es una joya, 'pa' comérselo. Ha sido un gran placer, familia.

-Igualmente. Ya sabes donde estamos.

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