Con 'C' de Cádiz

Ángel Osuna: «Cádiz tiene escenarios súper chulos para escribir novelas»

Ángel Osuna López. Arquitecto y escritor

Tres novelas publicadas y una cuarta, que va en camino, son las que lleva en su haber un tarifeño que repasa una vida a caballo entre los números y las letras

Ángel Osuna, un tarifeño que le encanta Cádiz. L. V.
Alfonso Carbonell

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Amago de futbolista, aparejador, arquitecto y... escritor. Así de polifacético es Ángel Osuna López (Tarifa, 1975), un gaditano que tuvo sus inquietudes desde que se asalvajara en las playas donde Valdevaqueros pierde su nombre y allí donde desea, dentro de muchos años, que descansen sus cenizas después de una vida que la sigue disfrutado de la mano de Marta, su mujer y faro durante un camino que por duro que se haya puesto seguirá avanzando con su maravillosa manera de afrontar las cosas.

Ángel es una persona con la que está tirado congeniar desde el primer momento dado su carácter abierto, cercano y resuelto. Cuenta las cosas como las escribe, porque aunque se dedique a la novela negra, el cachondeo está servido en cada una de sus conversaciones. Admite, reconoce que le costó emprender el camino de los estudios, unos tiempos, aquellos, de los que aún se enorgullece por no haber aprobado la Selectividad cuando ni tenía idea para qué tenía que pasarla. Eso sí, cuando se puso en serio, después de dar mas vueltas que un 'volaó', se sacó Arquitectura en menos ed lo que canta un gallo. Vamos, que el tío, pese a sus adolescentes bandazos, valía lo suyo pese a los pequeños disgustos que dio a sus padres con eso de que no le gustaba aquello de sentarse a estudiar. Eso sí, fue escuchar la palabra soldado y se puso manos a la obra, nunca mejor dicho.

Llegó a Cádiz con su pareja después de una pateada por Málaga buscando piso y bajo un sol de justicia que les hizo replantearse si de verdad querían vivir en la Costa del Sol. Dijeron que no, que mejor la de la Luz y para la Tacita que se vinieron el mismo día que tenían previsto comenzar a trabajar en la capital malagueña. Sin trabajo pero con ese 'flow' que da la fuerza de la juventud emprendieron por estos lares, a base de mucho trabajo, una carrera profesional que más pronto que tarde comenzó a darles la razón a una decisión tomada desde el cansancio y el sopor. Ya ha llovido desde entonces y en Cádiz sigue, hasta que tenga que morir, este arquitecto que rompió en escritor y que amenaza con seguir vertiendo historias detectivescas inspiradas en una ciudad que desde siempre le encantó.

-Creía yo que usted era de Osuna.

-No, Alfonso, picha. Osuna es mi apellido.

-Jajaja. Ok, ok. Entonces, ¿donde nació?

-A ver, nací en...

-Ya empezamos... ¿Qué me quiere esconder?

-No, yo digo que soy de Tarifa, porque en Tarifa no había hospitales. Entonces te tenías que ir a nacer a Algeciras. Nací en Algeciras, en mi DNI aparece Algeciras, pero soy de Tarifa.

-Entonces le tengo que poner que nació en Algeciras. Siento decírselo.

-No, no, no. Tarifa, Tarifa, República Independiente totalmente.

-¿Y qué le llevó a nacer, perdón, a vivir en Tarifa su infancia? Entiendo que sus padres.

-Sí, sí. Mi padre falleció joven, con 62 años. Él era militar y tarifeño, como mi madre, que era ama de casa. Mi infancia fue en Tarifa hasta los 14 años.

-¿Y cómo es una infancia en Tarifa?

-De puta madre. Además, pasaba los veranos en Paloma Baja.

-Que está en...

-Sigues Valdevaqueros hacia delante y la siguiente playa que hay, que eso era totalmente virgen entonces; allí los veranos lo pasábamos como auténticos salvajes. Eso era gloria bendita, vamos.

-Hablamos de los años 80 para unos niños... Libertad sería poco, ¿no? No como ahora, que tienen la agenda de un ministro de los de antes.

-Nada, nada. allí no había ningún tipo de prohibición. Pero si es que allí, en esas playas, estábamos solos. Mi hermano mayor, que nos llevamos 3 años, y yo, y después mi hermano chico, cuando nació. Estábamos solos por completo en esa playa salvaje. Después en verano venían mis primos, que vivían en Melilla.

-Ah mira, de Melilla, todo lo bueno venía.

--Jajajajajaja. Claro. Nos pasábamos allí unos veranos, imagínate; aquello era en plan salvaje, salvaje total.

-Vamos, porque su padre era militar que si no eran carne de prisión seguro.

-O con más razón, jajajaja. Mi padre estaba en Paloma Baja destinado, que había una batería allí.

-¿Dónde estudió?

-Hice hasta Segundo de BUP en Tarifa, hasta que destinan a mi padre a Cartagena, que ya me tiro allí cinco años.

-¿Y cómo es ese cambio tan drástico y en plena adolescencia? ¿Cómo lo llevó?

-No, bien, bien. La verdad es que allí pasé unos años estupendos. Además, no sé, siempre he sido una persona que no he tenido problemas para los cambios. O sea, me jodió un poco, porque no tenía ganas de irme de Tarifa, porque yo soy muy de Tarifa. Pero después allí muy bien, muy bien. O sea, enseguida, en cuanto que entré al instituto, al mes y algo así, ya tenía ya allí un montón de gente. Y todos los amigos que hice allí, prácticamente todos, los conservo, que es algo muy curioso.

-O sea que se pegó los dos últimos años de instituto y los dos primeros de carrera.

-No, me tiré Tercero y COU, suspendí selectividad en junio, la aprobé... Bueno, realmente es que estoy muy orgulloso porque nunca aprobé selectividad.

-Ah, mira. Qué bien. Pedazo de motivo, sí señor.

-Sí, sí, lo digo muy orgulloso.

-Jajajajajaja Grande.

-Jaja. Yo es que la primera selectividad de junio la suspendí, y la segunda saqué un 4 con algo, o sea, la suspendí también, pero como te hacían media con el colegio, pues la pasé. No sé, no me acuerdo la media que saqué, pero era cerca de un 7.

-¿Y qué quería estudiar?

-No lo sabía. En verdad, no quería estudiar nada.

-Bravo. ¿Qué hizo en el colegio, ciencias o letras?

-Ciencias puras.

-Ah, y después rompió a escritor... Esto mejora por momentos, eh.

-Jajaja. A ver, yo seguí ese camino (el de los números) porque se suponía; lo típico de los padres; y como mi hermano iba por delante y siempre había hecho eso, pues yo le seguí; mi hermano quería estudiar 'teleco' o informática. Y lo seguí, pero yo realmente no quería estudiar, no me gustaba estudiar.

-Me está quedando, sí.

-Entonces, cuando aprobé en septiembre, yo no quería estudiar, porque como no sabía, dije: 'yo paso'.

-Jajajajajajaja

-Claro, y entonces mi padre pues me puso en la tesitura de o me metía al ejército, o sea, entonces 'soldao', o me matriculaba en Económicas en Murcia. Y eso hice, me pasé un año en Económicas en Murcia.

-¿Cómo es el tema este de la rivalidad Cartagena - Murcia?

-Uf, tela, tela, tremenda.

-¿Como la de Jerez con Cádiz?

-Más, más. Yo no sé ahora, pero cuando yo vivía allí, 'wow, wow'. Tremendo.

-De hecho, se hace llamar la ciudad departamental.

-Creo que realmente era más de Cartagena hacia Murcia, ¿vale? No quiero hablar de más, porque tampoco me acuerdo exactamente y yo era un crío al fin y al cabo, pero creo que era bastante más de Cartagena hacia Murcia que de Murcia a Cartagena, pero vamos, la rivalidad era bestia, bestia.

-Volvamos a sus estudios que me están entreteniendo mucho. ¿Qué tal en Murcia? Ha dicho que un año nada más... Malo, ¿no? Entiendo que iba y venía en el día.

-Sí, sí. Evidentemente cogía un autobús por la mañana muy temprano [Interrumpo].

-Menos mal porque Murcia tiene su gran cachondeo tengo entendido.

-Hombre, Murcia tenía lo suyo lo que pasa es que yo la universidad la pisé poquito y, además, hicieron un campus nuevo entonces que estaba fuera de la ciudad, creo que se llamaba El Espinardo si no recuerdo mal; la facultad mía estaba en la ciudad, pero como todos mis amigos estaban en El Espinardo yo llegaba con mi autobús a la facultad, cogía un autobús de línea que me llevaba a El Espinardo y me iba allí con mis amigos, que eran también grandes estudiantes.

-Muy bien.

-Jajaja.

-En definitiva, que economista no iba a ser.

-Aprobé tres.

-¿Y cuándo empieza a coger un poco el timón de su vida universitaria?

-Yo no quería seguir, entonces... Además lo recuerdo porque creo recordar que era el Mundial del 94 en Estados Unidos.

-Qué gran favor ha hecho el fútbol a la memoria de los futboleros, eh. Me pasa igual para poner fecha a muchos acontecimientos de mi vida. Siga.

-Claro, claro. El fútbol es un recuerdo imborrable. Y recuerdo que estar viendo un partido a la una de la mañana...; era un Rumanía contra no me acuerdo con quién; me acuerdo perfectamente estar viéndolo en mi habitación y aparecer mi padre por detrás, que se había enterado que había dejado la universidad no sé cómo, y me dijo 'tú mañana tienes examen, ¿no?'. Además creo que era examen de microeconomía, macroeconomía, no me acuerdo. Y le dije: 'sí'. Y entonces me dice: '¿y qué pasa?' Y le dije: 'es que voy a dejar la carrera'. Y entonces me encogí así un poco [e imita como se hace pequeño en el sillón como el que está a la espera de un cate o de una gran bronca], y me digo en cuanto lo suelto 'a ver qué pasa'.

-Jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja

-Pero no pasó nada. Mi padre se acostó y seguí viendo el partido.

-Jajajajajajajajajajajajaja

-'Bueno, esto lo hemos superado, hemos superado esta prueba', me dije mientras seguía viendo Rumanía.

-Jajajajajajajajajaja Grande Gika. Vamos, hombre. Macroeconomía contra esa Rumanía de los Hagi, Popescu, Dumitrescu, Prodan, Petrescu, Raducioiu, Stelea y compañía. ¡Le den por culo a la Economía, claro que sí!

-Jajajajajajajaja

-¿Y el día siguiente qué?

-Nada, bueno, lo típico de los padres. 'Oye, esto no puede ser', 'algo tendrás que hacer' y todo eso.

-¿Y cómo reconduce más o menos el tema?

-Un amigo mío, que era muy amigo mío; porque yo una cosa que se me daba bien era dibujar; dibujaba bastante bien. Ya no, ya ni me acuerdo. Pues este amigo, Fran, iba a estudiar Aparejadores. Había Aparejadores en Valencia y él pidió Valencia. Pero también había en Sevilla. Y yo pedí en Sevilla porque además también había residencia de estudiantes, militar y tal. Y bueno, digamos que el acuerdo que llegué era que si entraba en Sevilla en la residencia podía seguir estudiando. Y me dieron plaza en Aparejadores.

-Pero en las residencias entra 'to' cristo, ¿no?

-Noooo, 'to' cristo no, era por nota también porque estaba muy solicitada, pero entré.

-Su Mundial de Estados Unidos como Dios manda, su 'vemo' a la carrera de Económicas y de regalo, Sevilla. Buena jugada, eh.

-Y de regalo Sevilla, sí. Y un primer año memorable con solo una aprobada.

-A ver, Ángel, que ya me estoy enfadando... ¿'Pa' casita otra vez?

-No, no; el segundo año tampoco estuvo mal, pero creo que ahí ya me enderecé un poquito y ya el tercero decidí que bueno, que había que tomárselo un poquito más en serio.

-¿Cuantos años era Aparejadores?

-Son tres años más el de proyecto entonces; además, bastante dura. La acabé. Después estuve trabajando y más tarde me reenganché y dije, 'bueno, me voy a hacer Arquitectura', que realmente era lo que a mí me gustaba.

-Supongo que le convalidaban muchas asignaturas.

-Sí. Me iba matriculando con las que me convalidaban y iba haciendo dos cursos por año. Me lo saqué en tres, eran cinco años más proyecto y me lo saqué en tres.

-Bien, coño. ¡Bien! Entiendo que el cachondeo sevillano fue de más a menos.

-No, la verdad es que siempre digo lo mismo: yo me lo he pasado muy bien, muy bien, muy bien, tanto de joven como estudiando. En Sevilla se vive, 'po' ya 've' tú, muy bien; los veranos luego a Tarifa y mejor, la verdad que bastante bien.

-¿Y a currar del tirón?

-No, además fue curioso porque yo ya estaba con la que entonces era mi novia, que es mi mujer, y nos sale un curro en Málaga.

-¿A qué se dedicaba ella? ¿Es sevillana?

-No, no, ella es de aquí, de Cádiz. Bueno, yo siempre me meto con ella porque toda su familia es de Bilbao, pero ella dice que es de Cádiz.

-Bueno, igual que usted es de Algeciras.

-No, no. Yo no soy de Algeciras. El caso es que a ella, a ella o a mí, no recuerdo bien, le salió un trabajo en Málaga y dijimos, 'bueno, nos vamos a Málaga'. Además, que nosotros siempre hemos hecho las cosas así, cogimos el coche desde Sevilla un día.

-¿Porque Marta qué estudió?

-Igual, Aparejadores y después Arquitectura. Exactamente lo mismo. Y entonces dijimos, bueno, pues nos vamos a Málaga. Cogimos el coche un día por la mañana [Interrumpo].

-Sería verano...

-Era terminando junio o algo así, porque recuerdo que era el centenario del Sevilla, de nuevo volvemos al fútbol; y mi primo que es muy del Sevilla, se apunta a un torneo de 24 horas que organiza el Sevilla en el Sánchez Pizjuán y yo jugaba por la noche allí.

-¿Una maratón en el estadio?

-Eso es.

-Qué guapo.

-Sí, sí. Y muy bien organizado que estaba.

-Después haremos un paréntesis con su carrerita en el fútbol.

-Sí, sí. Total, que por la mañana nos fuimos a Málaga a 'buscá' piso. Además, me acuerdo porque fue muy gracioso ya que a eso de las 6 de la tarde, después de estar pateándonos Málaga nos quedamos así, 'sentaos' en un banco, hechos polvo por el calor y nos quedamos pensando y nos dijimos '¿nos vamos mejó a Cádi?'

-Jajajajajajaja ¿Pero si uno al menos tenía ya trabajo?

-Sí, y en Cádiz no. Pero nos miramos y dijimos... '¿nos vamos a Cádi y montamo nosotros nuestro estudio?' Y decidimos. 'Pues vamono a Cádi, que a mí me encanta Cádiz'. Y nos volvimos 'pa Cádi'. Y ese mismo día decidimos venirnos. Dejamos lo de Málaga 'aparcao' y 'pa Cádi' que nos vinimos.

-¿Y cómo son esos inicios de montar un estudio en Cádiz?

-Duro, porque tienes que trabajar mucho, además autónomo, con lo que supone eso aquí en España, imagínate. Antes ya habíamos trabajado en algunas empresas en Sevilla, pero cuando montamos el estudio teníamos 29, 28 años.

-¿Recuerda su primera obra?

-Lo primero que hicimos, si no recuerdo mal; bueno, además de cositas pequeñitas y demás, pero lo que hicimos creo que fueron el proyecto de 5 o 4 chalets en Tarifa. A partir de ahí, la verdad que empezamos a tener trabajo. Llegamos a un momento que teníamos bastante trabajo. Y bien, la verdad, lo que pasa que era de de lunes a domingo.

Estuvo cerca de vivir en Málaga, pero a última hora cambió la Costal del Sol por la de la Luz. l. v.

-Actualmente, trabaja en Navantia. ¿Desde cuándo?

-En Navantia llevo desde el 2018. Hasta entonces estuve con el estudio, haciendo obras, trabajando para constructoras; como autónomo también, llevando direcciones facultativas, coordinaciones... de todo. Pero llegó un momento que a Marta le sale trabajar en Rota, en la base naval; entonces yo andaba con constructoras pero pilló justo la crisis gorda que hubo, y ya entraban bastante menos proyectos, aunque la verdad que nunca nos faltó trabajo. Pero, al final, en Navantia salió una plaza, la eché, cuadró y desde el 2018 estoy allí.

-Vayamos a los libros. ¿Cómo una persona de ciencias puras acaba escribiendo libros? ¿Le gustaba leer de pequeño?

-Sí, eso me viene de mi hermano; en mi familia siempre se ha leído mucho; mi padre leía mucho, mi hermano también y yo de siempre he leído; también hacía mis cositas y demás, escribía pero nunca nada en serio. Y fue, no sé, es que fue... si te digo la verdad, fue viendo Breaking Bad, que me vi la serie completa, así en plan loco, en plan psicópata.

-Cómo el protagonista, vaya.

-Jajaja Como el personaje, sí. Me vi prácticamente todas las temporadas en plan psicópata. Y además me pasó una cosa y era que me gustaba mucho cómo empezaban los capítulos; no sé si se los recuerdas, que empezaban por algo del final,

-Hombre, por favor. Un grande el nota este... Vince Gilligan.

-Genial. Entonces se me ocurrió escribir algo a ver qué me salía. Escribí una primera novela y se la mandé a mi hermano.

-¿Empezando también por el final?

-Sí, todos los capítulos empezaban con el final de ese capítulo. Era de terror. Era una historia y se la mandé a mi hermano, al que le gustó y me dijo 'tío, esto es bueno, joder'. Me animó y a partir de ahí ya empecé, empecé, empecé. Y bueno, así ha sido el camino hasta que he llegado a donde estoy.

-Luego volvemos a la escritura, pero no me quiero olvidar de su etapa en el fútbol. ¿Llegó a probar con el Betis, no?

-No, no llegué. Yo jugué en el Cartagena, siempre de portero. Estuve jugando el último año de cadete y juveniles. Está feo decirlo, pero era muy bueno, o sea, está feo, pero era la verdad. O sea, ¡con 50 años no vamos a mentir! Las cosas como son. Jajajaja.

-Jajajajajajajajaja Claro, claro. Y puedo dar fe, hombre.

-Vinieron muchos a intentar ficharme; vinieron del Sporting y de más equipos, pero lo que pasa es que llamaban a mi casa y mi padre los echaba a todos porque no quería que jugase al fútbol; los echaba a todos. O sea, mis padres no escuchaban a nadie de fútbol, nada, no querían saber nada. Entonces estuve jugando en el Cartagena juvenil hasta que empecé la universidad.

-¿Llegó al filial?

-No. Terminé en juvenil porque como ya tenías que firmar un contrato profesional, pero mi padre no quería que firmara contrato profesional con nadie. Entonces, me llamaron de un equipo de Cartagena de fútbol sala. Allí en Cartagena hay mucha tradición.

-Sí, sí. Allí tienen al Jimbee, cierto. Que está en Primera.

-Eso es. Pues en ese iba a jugar yo porque a raíz de ese año de jugar en ese otro equipo, que fue el año que estuve en Económicas en Murcia [Interrumpo].

-¡Acabáramos!

-Jajaja. Bueno, pues ese año me salgo y al siguiente llamaron a mi casa para ficharme el primer equipo de la ciudad, que era el Cartagena FS. Entonces no estaba en Primera División, creo que estaba una categoría inferior. También llamaron para ficharme, pero mi padre volvió a decirles que no. Tampoco yo ya estaba muy bien, tenía las rodillas 'jodías', y tampoco tenía yo muchas ganas de fútbol. Y lo del Betis que te suena fue por un entrenador que tuve, que cuando se enteró que iba a Sevilla a estudiar me propuso que, como él conocía allí a gente, me conseguía una prueba de una semana con el Betis.

-Olé.

-Espera, espera. Fui el primer día, ¿vale? Me quedé mirando.

-Hablamos de fútbol once, ¿verdad?

-Sí, sí. Llegué a la ciudad deportiva, me puse apoyado en la valla justo al campo, me quedé mirando y cuando vi a los bichos que había allí, y que yo tampoco tenía muchas ganas...

-Jajajajajajajajaja Vamos, que se metió en el arbusto a lo Homer Simpson, ¿no?

-Jajajaja Más o menos. O tal cual. La verdad que también ves otro nivel. A ver, no lo sé, no sé qué hubiera pasado. Pero también pasa una cosa, yo desde los 15 años mido prácticamente lo mismo que ahora, que era 1,81. ¿Qué pasa? Entonces estaba fuerte, pero cuando llegué allí, una de las cosas que vi es que me faltaba cuerpo; entonces no se llevaban los porteros altos, ni mucho menos. Buyo medía eso, 1.81. Pero, pffff, entre que yo no tenía ganas y los bicharracos que había allí, dices ¡Buah!

-Jajajajajajajajajajaja

-Me quedé viendo un poco el entrenamiento y no me presenté.

-¿Ni se calzó los guantes? Jajaja.

-Nada, nada. Al final, me dije: 'mejor me tomo una cerveza en Reina Mercedes y ya esto lo aparcamos un poco'.

-Jajajajajajajajajajajajajajajajajajaja

-Después jugué la Liga Universitaria con un equipo que estaba en Segunda Universitaria, que nunca había ascendido, y en el último partido de la última jornada nos jugábamos el ascenso a Primera. Creo que era contra Ingenieros Industriales, que aquello estaba 'petao' de gente. Yo siempre bromeaba con mi equipo con una cosa que les decía y que era que 'todo buen portero tenía una cagada por año', ¿sabes? Y ese año había sido impoluto, o sea, había hecho una temporada del carajo. Teníamos que empatar, íbamos empate a dos, ¿vale? Estábamos en el descuento, fallé un balón por alto y metieron el 3-2. Y como yo me tomaba las cosas con tranquilidad, les dije a mis compañeros, que estaban por los suelos. '¡Ya os dije que una por temporada tenía que caer! ¡Pues ha caído aquí!' jajaja.

-Jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja

-Así fue, así fue.

-Bueno, al menos no fue por confundir los colores del equipo.

-Jajajaja. Qué cabrón eres. Con lo del daltonismo tenga una buena en esa liga universitaria; nosotros vestíamos de verde oscuro y jugamos contra una facultad que vestía de rojo; para pasar el balón tenía que mirar la cara de los jugadores porque los 20 tíos los veía igual. A lo mejor pensaba que me venía un tío solo a portería y era mi central Jajaja.

-Jajajajajajajajaja. Volvamos a los libros, mejor. Nos quedamos con el comentario de su hermano, que le había gustado su historia. ¿Del tirón lo ficha una editorial?

-No, no, empiezo a escribir. Ese libro, por ejemplo, está en el cajón. El terror es muy complicado de publica. Entonces, yo sigo escribiendo, escribiendo, escribiendo. Y bueno, iba recibiendo negativas de las editoriales porque es muy complicado hasta que derivé en novela negra, que también me gustaba mucho. Jo Nesbø, que me encanta, lo leía mucho. Y por eso y más escritores derivé en novela negra. Un agente me cogió, una agencia literaria, que es Meucci, si no recuerdo mal, pero la cosa no cuajó. En medio, en el año del COVID, gané un premio de un certamen de novela negra, que se llama 'Octubre Negro en Madrid', pues la gané con una novela. A partir de ahí ya te ilusionas. La publicaron, pero claro, fue año de COVID y demás; me quedé con el premio, la cosa de haber ganado y poco más. Entonces, al año siguiente, el 21 o el 22, no recuerdo, estuve a punto de publicar con una de las editoriales grandes, pero bueno, el caso es que aquello se truncó y esa novela la publiqué con la editorial Extravertida, que es de Sevilla. La verdad es que el editor es muy buena gente; me convenció y la publicaron.

-¿Cómo se llamaba esa novela?

-'La danza de polvo en los rayos de sol'. Y no funcionó mal, me llevó a muchas ferias y, además, fue una experiencia bastante divertida. Y a raíz de ahí, Ángela Reynolds, que es la agente que tengo, una persona magnífica que me cae genial y es muy graciosa; además, que la tía trabaja y controla. Es una crack, y con ella, pues me logró abrir las puertas a Ediciones B, de Penguin Random House, y publiqué 'El puente' con Ediciones B el año pasado.

-¿Cómo se llamaba con la que ganó el certamen literario de novela negra?

-'El despiadado país de las maravillas'.

-Vale, vale. Entonces ya tengo ordenado su 'hat trick' hasta el momento. Enumero: Su debut y premio con 'El despiadado país de las maravillas', 'La danza de polvo en los rayos de sol', con Extravertida y la última, con Ediciones B, 'El puente'.

-Eso es, y si todo va bien, a ver si este año publico otra.

-A pesar de llevar ya tres novelas, como quien dice, se le puede considerar un principiante en esto. De su última entrega, la de 'El puente', me sorprendió gratamente la crítica en el libro de un consagrado escritor como Ray Loriga. ¿Cómo se dio?

-Ray Loriga es escritor de Penguin, y también publica con Alfaguara, que es otro de los sellos; además, es un tío que me encanta escribiendo y por casualidad de la vida, por un amigo, llegué a él y le pedí, a través de ese amigo que le dijo 'oye, mira, tengo un amigo..., ¿te importa leerle la novela por si te gusta escribirle?'. Y nada, la editorial le hizo llegar la novela, se la dio y le gustó y puso esa pequeña reseña en el libro.

-Su último libro transcurre en Cádiz. ¿Se inspira mucho en esta ciudad para escribir?

-Bueno, 'La danza de polvo en los rayos de sol' sucede en Madrid - Londres y con la que gané el premio, 'El despiadado país de las maravillas', es un pueblo inventado; para 'El puente' decidí Cádiz de repente, no por nada en especial, sino porque siempre me ha parecido un sitio que tiene un montón de escenarios súper chulos. Y, vamos, de siempre a mí Cádiz me encanta, me parece muy chulo. Hay escritores que la utilizan como Benito Olmo o Daniel Fopiani, por ejemplo. Y entonces me decidí por eso mismo, pero no solo Cádiz, también Conil y toda esa zona porque creo que da un montón de juego. Y a raíz de empezar a escribirla me di cuenta que daba más juego de lo que yo pensaba. ¿Vale? Porque es cierto que hay escenarios chulísimos, tenemos sitios chulísimos, y aparte pasan muchas cosas aquí. Y me gustó hacerlo tanto que ahora, en esta que ahora he terminado, pues estoy también en Cádiz, en la zona.

-Me da que estoy ante un escritor autodidacta. Ahora, que se ven muchos cursos de escritura o de cómo desarrollar una novela, cómo crear impacto y demás, ¿siempre se ha formado por libre o se apoyó en algo para seguir unas pautas a la hora de escribir una novela?

-A mí me encanta Stephen King, y tiene un libro, que no me acuerdo ahora exactamente el nombre pero viene a ser algo así de cómo escribir una novela, que además fue un best seller; en él te cuenta un montón de historias de su vida. Y eso fue lo único que me leí. Y es verdad que te cuenta cosas, pero no son ni pautas, no es un libro didáctico, te va contando cosas de cómo escribir, cómo escribe él, sus rutinas y tal. Y te enseña, aprendes muchas cosas.

-¿Cuánto tiempo le puede llevar un libro?

-Escribirlo seis meses aproximadamente, eso, el primer borrador, después empiezas a corregir, y puedes llevarte corrigiendo un par de meses más. En total, ocho, diez meses...

-Como una temporada en fútbol

-Sí, una temporada, una temporada.

-Su profesión sigue siendo la de arquitecto, pero ¿vivir de la escritura sería mejor?

-Hombre.

-Vamos, que no le importaría convertirse en un exarquitecto.

-Totalmente jajajajajaja. O sea, ya sabes que yo no quería estudiar. Esto, desde los dieciocho años, es mi sueño.

-Jajajajajajajaja Bueno, pero me dijo que a esa edad no sabía ni lo que quería.

-A ver, si es cierto que desde los dieciocho años siempre me ha gustado hacer muchas cosas como dibujar, escribir, leer, pintar; era muy fan entonces de la época del manga; los inicios del manga con Akira Toriyama y demás. Y es verdad que siempre me hubiera gustado dedicarme a algo, a ver cómo decirlo, a algo no reglado, pero ojo que al final, si te pones a escribir es un trabajazo, sobre todo, si trabajas; si no te dedicas solo a escribir es todas las tardes echarle un tiempo, como un trabajo más.

-Eso le iba a decir. ¿Cómo se organiza? ¿Cuándo se pone a teclear? ¿De dónde saca el tiempo?

-Yo intento todas las tardes escribir mínimo una hora, hora y media.

-Pfff. Y llegará ya tralladísimo del curro...

-Llegas trallado, efectivamente, pero es que a mí, cuando me pongo a escribir me pasa como cuando lees. A mí leer me relaja, y escribir me relaja también. Hombre, hay veces que no te apetece, no te voy a mentir. Hay veces que dices tú, 'diooo, ahora una hora y media ahí metío...'.

-Vamos, que se obliga como si fuera un trabajo más al que no se puede faltar.

-Sí. Y, precisamente, el día que no me apetece es el que más me siento. Porque así no pierdes el hilo, porque como empieces a dejarlo, dejarlo, dejarlo, pierdes el hábito, y ya es más complicado. Porque al final te haces cómodo y cuanto más edad tienes más cómodo te vuelves. Eso es así. Entonces, yo intento todos los días, eso, horita, horita y media. Algún día que a lo mejor no tengo nada que hacer, pues no me doy cuenta y me tiro cuatro.

-O si se le aparecen las musas ni duerme...

-Yo es que eso de las musas, yo qué sé, yo no creo mucho en ello.

-Jajajaja ¿Por qué?

-No, porque a mí eso de 'oh, me llegó la idea', no. Al final, esto no deja de ser como un trabajo.

-A la hora de planificar una novela, ¿se hace un esquema de por dónde va a ir la trama con su nudo y su desenlace o deja que los personajes vayan creciendo en su cabeza? Y en cuanto a los personajes, ¿se hace como una especie de árbol genealógico para tenerlos controlados?

-Yo no me pongo nada de eso y, a veces, pienso que eso es un error porque te puede llevar a situaciones que no sabes por dónde seguir. Lo que pasa es que hasta ahora siempre he sabido; yo tengo una idea de lo que quiero escribir.

-O sea, me está diciendo que cuando empieza una novela no sabe cómo van a acabar sus personajes.

-No. Tengo una historia que voy a escribir y, a lo mejor, te puedo controlar a los dos o tres primeros personajes principales. Pero tampoco los tengo muy definidos. Y a partir de ahí ya empiezan a salir y a salir más personajes. No tengo un esquema, que realmente podría ser mejor, porque al principio lo suyo es hacerte un argumento, un esquema, un árbol genealógico, pero a mí eso me da mucha pereza.

-Jajajajajajaja

-Entonces, como me da mucha pereza y hasta ahora no lo he necesitado, pues ahí sigo.

-A mí, como lector, hay veces que se me van los personajes -si hay muchos- y hasta me tengo que hacer con una especie de esquema para no olvidarlos cuando reaparecen de nuevo.

-Normalmente, no me apunto nada hasta que voy por la mitad o algo así, que ya sí. Y ya, con la libreta, la empiezo a apuntar con personajes, este tal, este cual, este lo otro... Y ya tengo que ir tirando de la libreta porque sí, porque ya es mucho argumento y mucho desarrollo. Pero hasta eso, hasta mitad de la novela más o menos suelo ir sin nada.

-Hablemos de géneros. Ha comenzado y sigue en la novela negra. ¿Piensa abrirse a otros temas?

-No tiene por qué. De hecho, hace poco tuve una conversación con Marta tras leer una novela que no recuerdo el título, jolines, pero era de una chica en Nueva York que se mete en la habitación de su apartamento y se tira un año prácticamente con pastillas y demás porque dice que quiere pasarse todo el año dormida. Es que no me acuerdo ahora el título, pero es muy curiosa. Y hablando de eso con Marta, me dijo 'joe, pues a ti se te podría dar bien escribir sobre algún tema de estos', y pienso que sí, que quizás se me pueda dar bien.

-¿Lo de drogarse y pegarse un año empastillado?

-Jajajajajajajajajajajajaja No, no. Que no fuera novela negra, que fuera otra historia. Me empieza a apetecer, pero claro, ahora mismo tampoco tengo yo una carrera como para decidirlo; está funcionando la novela negra, gusta como la escribo, pues bueno, sigo por ahí. Aparte, que me gusta escribir novela negra. Entonces, por ahora, sigo ahí. Ojalá llegue un momento en que pueda elegir y cambiar.

-Acabemos con Cádiz. Llegó de rebote y tras un pateo al sol de Málaga. ¿Cómo le trató la ciudad tanto a nivel laboral como personal?

-Muy bien, además empiezo a trabajar, a la vez que teníamos el estudio, en otro por cuenta ajena por las mañanas. Igual que Marta. Ya después, al final, dejamos los trabajos y nos metimos los dos en nuestro estudio. Porque, claro, al principio necesitábamos de algo para poder ir tirando nada más llegar. Y nada, Cádiz, bien, muy bien. Si es que a los pocos meses estaba ya jugando al fútbol con Javi Ayala y con un montón de gente que empecé a conocer y la verdad que muy bien y muy rápido todo.

-También haría lo suyo para caer de pie.

-Bueno, no sé, pero es lo mismo que te he contado de Cartagena, que siempre he tenido buen talante, vamos, que no me molestan los cambios. Y en Cádiz muy bien. Yo creo ya que me quedaré aquí; siempre digo lo mismo, me quedaré aquí y cuando me muera, espero dentro de muchos años, que me quemen y me lleven a la playa de Tarifa y me metan allí, eso lo tengo clarísimo.

-Y que sea un servidor el que lo lleve. O no. Jajajajaja Un verdadero placer escritor.

-Jajajajajajaja Lo mismo digo, periodista.

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