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El regreso del buque 'Galicia' a casa: última noche de la 'Operación Dédalo' en alta mar

LA VOZ acompaña al barco de la Armada en su vuelta a la Base de Rota tras haber estado un año de navegación cumpliendo con esta exigente misión

A bordo, el ambiente mezcla la calma profesional de quien ha cumplido su misión con la emoción contenida de la vuelta

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Se hace de noche sobre la cubierta del buque 'Galicia' E. MACÍAS

El rugido del helicóptero rompe el aire del Golfo de Cádiz. Las hélices giran con una cadencia ensordecedora mientras el aparato de la Armada se eleva sobre un mar que, desde el cielo, parece en absoluta calma. A unos 80 kilómetros de la costa, el buque de asalto anfibio 'Galicia' avanza despacio, firme, marcando el pulso de su última noche en alta mar antes de atracar en la Base Naval de Rota.

El 'Galicia' no es un barco cualquiera. Es un buque de mando, porque en su puente viaja el almirante al frente del grupo expedicionario. Y bajo su mando, el capitán de navío Juan José Belizón Izquierdo. Allí estaba recibiendo al equipo de LA VOZ tras cuarenta minutos de vuelo para vivir -y sentir- la última noche de travesía.

Un total de casi 700 militares han coordinado una operación que ha implicado miles de millas, decenas de ejercicios tácticos y una compleja logística naval que, incluso en tiempos de paz, mantiene la precisión de una maquinaria en alerta constante.

A bordo, el ambiente mezcla la calma profesional de quien ha cumplido su misión con la emoción contenida del regreso. Y sonrisas. Muchas sonrisas. Con esos nervios de estar a punto de abrazar a los tuyos. Son casi 14.000 toneladas de acero navegando hacia casa, pero también cientos de historias humanas que se cruzan entre cubiertas, miradas y jornadas que empiezan antes del amanecer.

El buque 'Galicia' regresa a casa por el Golfo de Cádiz. ESTHER MACÍAS

Tres fases en un año

La 'operación Dédalo', dirigida por el almirante Jorge Rodríguez Moreno, comenzó en 2023 y se ha desarrollado en tres fases. La primera llevó al grupo anfibio español hasta Grecia, donde las dotaciones se integraron en maniobras conjuntas con fuerzas aliadas. La segunda fase se desplegó en el Mediterráneo, escenario clásico de la proyección naval española. Y la tercera, la actual, coincide con el ejercicio multinacional UNITAS, que ha llevado al Galicia a cruzar el Atlántico para entrenar junto a marinas de todo el continente americano.

Desde la base de Virginia (Estados Unidos), el buque inició su regreso hacia aguas gaditanas tras su primera parada en Carolina del Norte, con 358 infantes de Marina a bordo. Durante semanas, los ejercicios se centraron en el adiestramiento general del cuerpo. Manejo de embarcaciones de asalto, tácticas de tiradores de precisión, tiro con morteros y fusil. Entrenamientos exigentes que miden no solo la destreza, sino también la resistencia de quienes viven el mar como una extensión de su disciplina.

Manuel Vázquez Gil, subteniente del Estado Mayor, continúa por los pasillos del barco mientras explica el día a día. Deporte, trabajo, lectura, ocio. Una pequeña ciudad donde se habita de la mano. Explica Vázquez que cruzar el Atlántico es un desafío que no se mide solo en distancia. El consumo de combustible es inmenso, y cada travesía requiere la coordinación con un buque de aprovisionamiento, el conocido 'buque gasolinera', que permite reabastecer en mitad del océano. Ese gesto -dos gigantes de acero acercándose a metros, unidos por una manguera sobre un mar impredecible- resume la esencia del trabajo en el mar: confianza, técnica y paciencia.

El aire huele a sal, a combustible, a hierro caliente. Los gestos son rápidos, seguros. De los de quienes llevan meses conviviendo con el ruido, el esfuerzo y la rutina del mar. Y, pese a todo, se respira un aire distinto. El de los días que saben a final.

El aire huele a sal, a combustible, a hierro caliente. Los gestos son rápidos, seguros. Y se respira un aire distinto, el de los días que saben a final

La vuelta a casa

Ya en el ocaso, los tripulantes se despiden del día con una oración, por órdenes generales del barco. Ahora sí. La operación está a punto de cerrarse. En el interior del buque, de noche y preparándose para la última cena, los pasillos están llenos de movimiento. Algunos revisan material, otros hablan sobre lo que harán al llegar. El mar ya no impone respeto. Ahora suena a vuelta a casa tras dos meses por Mar.

Este viernes, el Galicia entrará en la Base Naval de Rota, cerrando un año de operaciones que han demostrado, una vez más, la capacidad de la Armada española para proyectarse, coordinar y aprender junto a sus compañeros internacionales. Pero, sobre todo, pondrá fin a una experiencia humana compartida por centenares de hombres y mujeres que han hecho del mar su escenario y su destino.

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