El alga asiática ya invade los caladeros de Barbate y Conil: «Entre esto y el precio del combustible, apaga y vámonos»

Nicolás Fernández, técnico de la Organización de Productores Pesqueros Artesanales de la Lonja de Conil, asegura que las algas ya dejan muy poco margen de maniobra en aguas conileñas: «Su aparición ha supuesto ya la ocupación de al menos el 70 por ciento de los caladeros habituales».

«Se ha reducido considerablemente el espacio físico donde los pescadores suelen desarrollar su faena. Hasta barcos de Barbate, que tienen la misma problemática, han tenido que venirse a Conil. Pero cuando se sale a la mar, se vuelve cargado de algas», explica Fernández.

Esta circunstancia se une al alto precio de los carburantes, otro golpe sufrido por el sector, como expone el armador barbateño Tomás Pacheco: «Nos vamos a otras zonas en las que intentamos capturar, por subsistencia. Es lo que faltaba. Si al precio de la gasolina le sumamos esto, apaga y vámonos».

Han tenido que cambiar sus dinámicas de trabajo: «Se intenta paliar faenando más pegados de lo habitual y ejerciendo una presión mayor en determinadas zonas», indican desde Conil. «Aquí se está ejecutando un principio que siempre ha llevado hacia delante el sector pesquero conileño, que es que pescaremos menos pero intentaremos vender mejor».

«Pescados muy demandados en este momento del año como son las sardinas no aparecen con la presencia del alga», dice Pacheco. Además, el sistema de sacrifico que utilizan en la pesca de esta zona de Cádiz adquiere un gran valor y ahora no se está pudiendo explotar.

El atún rojo, santo y seña de las lonjas de La Janda, también se puede ver afectado: «Nos vamos a enfrentar a la imposibilidad de que nuestras flotas accedan a recursos como el atún rojo y otras especies muy importantes para nosotros porque se están desplazando a otras zonas. Y son esenciales por los niveles de comercialización y de captura».

Eso ya se aprecia en los números, tal y como traslada Nicolás: «En el caso del voraz hemos pasado de capturar 200 toneladas a 9 actualmente. De sable, de 800 a 0. Todo eso viene propiciado por un desplazamiento al competir en la cadena trófica». La pesca artesanal, como la de anzuelo o trasmallo, se ve también muy resentida.

A corto y medio plazo no vislumbran remedio: «Salvo que los estudios científicos aporten alguna solución, si no podemos capturar, pocas opciones tenemos», explica Tomás Pacheco. «Ni especialistas, ni científicos ni las administraciones públicas nos dan solución. Únicamente se han convocado unas ayudas de la Consejería para ayudar a compensar ciertas pérdidas, pero esa no es la solución del problema», agregan desde Conil.

Y Nicolás Fernández va más allá, porque teme que estas dificultades mermen considerablemente el desempeño del sector pesquero en estas localidades: «Estamos sufriendo algo muy grave que es la disminución de la flota. La gente que lleva toda la vida en esto se va jubilando y no hay quien quiera seguir en la actividad».