El sueño de las barcas en el río Guadaíra

Recorren el río en su tramo urbano para denunciar sus problemas y evidenciar sus posibilidades

Dos de los expedicionarios en su recorrido en barca por el río Guadaíra ABC

Alberto Mallado

La estampa de las barcas de recreos surcando el río Guadaíra a su paso por Alcalá figura en el subconsciente colectivo de la ciudad como una estampa idílica que evidenciaba el uso de su cauce como lugar de ocio y disfrute.

Cuatro amigos alcalareños han recuperado la imagen en los últimos días con un doble objetivo. Por un lado señalar aquellos elementos de deterioro que presenta el río y por otro evidenciar las enormes posibilidades que tiene un río con trazado urbano, salpicado de patrimonio y que genera un excepcional paisaje.

A ello se aplicaron Manolo, Villa, Andrés y «Semi». Este último contrastado aventurero que, entre otras cosas ha recorrido América en bicicleta desde Alaska a la Patagonia. Su recorrido se centró en el denominado tramo urbano del río, desde el molino de la Aceña hasta el Puente del Dragón. Una visión diferente explica José Miguel Reina «Semi», del río «al que estamos acostumbrados a ver desde sus orillas». «Semi» relata su experiencia y en lado de las anotaciones positivas señala la de un espacio con mucha vegetación, de una frondosidad que recuerda a otras latitudes». La anchura del río y la longitud de alguno de sus tramos entre molino y molino permite que sea un lugar idóneo incluso para que puedan entrenar los piragüistas de la ciudad que ahora lo hacen en Sevilla.

Les ha llamado la atención además la abundante vida que tiene el río. Sobre todo pájaros . «Impresiona desde esta perspectiva el porte de las garzas cuando despliegan sus alas», indica y también señala haber visto cormoranes o ejemplares de Martín pescador, todo ello a pocos metros del casco urbano. Incluso uno de sus compañeros logro atisbar una nutria de las dos o tres parejas que otro buen conocedor del río ha localizado en la zona.

Pero en el lado de lo negativo también hay elementos. Junto al molino de la Aceña se apreciaba algo de espuma en el agua, síntoma de un vertido, de los que aún sufre el río de una parte de la industria aceitunera de la comarca. Otra tiene eliminados los vertidos por completo. Aguas abajo, a la altura de la retama una gran cantidad de basura se desparrama por el talud del río hasta alcanzar el agua . Aquí el cauce se convierte en basurero, creando un enorme impacto visual. En esta zona sobresale un poco del agua unos restos metálicos que resultan ser los de un coche arrojado al río.

La conclusión de esta aventura en barca es que el río tiene unas enormes posibilidades como elemento de ocio respetuoso con el medio ambiente en un lugar que constituye una isla de naturaleza única en el área metropolitana que atrae a gran cantidad de aves. Pero también que necesita de una intervención que evite los problemas que sufre , así como una limpieza de su cauce o un pequeño dragado que elimine la acumulación de basura que sobre todo en algunos puntos existe.

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