Antonio Casado con una de sus paellas lista para servir/ABC
Antonio Casado con una de sus paellas lista para servir/ABC
Emprendedor

Un músico que triunfa con sus paellas a domicilio en Londres

Quería tocar en los musicales, lo ha logrado, pero ha tenido que reconvertirse en cocinero ante

Alcalá de Guadaíra Actualizado: Guardar
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Llegó a Londres desde Alcalá de Guadaíra con el sueño de ejercer su profesión y su vocación, la música. Pero eso cuesta, más en una ciudad tan competitiva. Así que tuvo que tuvo que buscar sustento por otro camino para evitar que los ahorros con los que contaba siguieran menguando. Y encontró el camino a la música a través del arroz. Antonio Casado es el creador de «Paella at home», (paella en casa)  una idea que ha encantado a los británicos, porque ofrece cosas que para ellos resultan casi un arcano: buena comida, recetas elaboradas, sabiduría en los fogones y lo que ahora llaman «slow food».

Su negocio consiste en ofrecer  a los ingleses la posibilidad de degustar una paella como plato central de fiestas, celebraciones, reuniones de negocios o eventos. Pueden elegir entre varios tipos, desde la tradicional a una que les gusta mucho, la del señorito, en la que no hay que mancharse las manos porque todos los ingredientes están listos para comer.

Antonio tenía buena mano en la cocina y a eso se arrimó cuando vio que mientras llegaba su oportunidad en la música tenía que buscar ingresos. Luego lo ha completado con estudio para dar forma a auténticas paellas alicantinas. Ofrece cuatro recetas y es capaz de cocinar desde 5 hasta 70 personas.

Además de cocinar bien hay que solventar problemas de logística que aquí parecen sencillos, pero que allí se complican. Está el instrumental, sobre todo las grandes paelleras, que ha resuelto a través de la web de una empresa española. Y la materia prima. Alguna la encuentra allí, como las verduras. La carne también puede pasar. Con el pescado comienzan los problemas. El fresco lo ha tenido que descartar. Es muy malo. Así que busca los mejores congelados, que allí curiosamente tienen más calidad. Pero hay cosas que tiene que traer de España. Lo primero el arroz y el aceite de oliva y luego algunos ingredientes como las ñoras o el pimentón. (Un secreto de cocina de este cocinero: hacer un sofrito con las ñoras, ajo y tomate para añadir al arroz).

Antonio Casado cuenta que los ingleses conocen la paella, aunque les cueste pronunciar bien su nombre y digan algo así como «pallela». Pero en ese conocimiento está la clave de su éxito. Para ellos este plato típico español es lo que se vende en puestos ambulantes, hecho con un arroz vaporizado y que puede llevar un día cocinado antes de comerse. Algo bastante malo. Así que cuando prueban la suya quedan sorprendidos de la calidad del resultado. El único problema está con el chorizo. Allí le echan este embutido a la paella. ¿Cómo no va a llevar chorizo el plato más típico de España?, deben pensar. Pero la paella no lo lleva y en alguna ocasión un cliente se enfadó con Antonio porque no lo había usado y le parecía algo inconcebible.

Y si les gusta el sabor, también quedan admirados con la elaboración. La laboriosidad de la ejecución, la mezcla de los ingredientes, el conocimiento de los puntos de cocción, son para ellos, tan ajenos a una cocina elaborada como la nuestra, una experiencia con ribetes de alquimia, así que es frecuente que termine convirtiéndose en el centro de la reunión.

La demanda de sus paellas es creciente, pero afortunadamente no puede atenderlas todas. El arroz era parte de su camino hacia un sueño que ha empezado a tomar forma. Ya ha tocado en varios musicales, el clarinete, aunque la competencia exige aquí tocar alguno más y a ello se ha aplicado también desde que llegó a tierras inglesas. Empezó como suplente y ha ido subiendo poco a poco hasta ser titular. También da clases de música y dentro de poco  marchará con una compañía a Dubai para interpretar «Los Miserables», que además dirige su hermano Alfonso. 

Es un premio a su esfuerzo y a su atrevimiento. Se fue hace tres años. En España tenía trabajo fijo como profesor de música en Secundaria, pero la idea de hacer lo que realmente le apasionaba no dejaba de rondarle. Se marchó a una aventura que parece la historia de uno de los musicales en los que trabaja y para que la narración tuviera un momento de fuerza dramática vivió un episodio más que singular. Su mujer se puso de parto, la ambulancia no llegaba y con las instrucciones que le daban por teléfono tuvo que sacar a su hijo. Cuando los médicos entraron por la puerta, ya tenía al niño en brazos. 

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