Solidaridad
Atrapadas por África, comprometidas con su gente
Tres chicas han puesto en marcha una asociación para atender las necesidades básicas de aldeas de Angola
Rebeca, María y Rocío viajaron a África para hacer voluntariado y como ellas dicen quedaron atrapadas por ese continente y por su gente. Conocieron lo duro de su realidad, pero también la energía de su gente, su optimismo y su esperanza. Eso les hizo adquirir un compromiso personal con ellos y trabajar para ayudar a sus gentes.
Tras una primera colaboración para mejorar la educación en la aldea de Gobe, Rebeca Herrera de la localidad sevillana de Alcalá de Guadaíra, María Medina de Córdoba y Rocío Quiñones , de Madrid, han creado una asociación, Mundo Orenda, y ahora luchan para dar forma a un proyecto de transformación global de una aldea para garantizar las necesidades básicas de sus habitantes: agua, comida, salud y educación. Una fórmula que aspira a servir de ejemplo de transformación que se extienda por otras comunidades del país.
Para ello se han asociado con una Ong angoleña Atos que conoce la realidad del ámbito en el que trabajan y que se corresponde con la de un país muy pobre y el tercero con menor calidad de vida del mundo. En las zonas rurales la situación es especialmente dramática. Es el caso de la aldea de Camizungo, que las voluntarias sevillanas conocieron en su anterior experiencia. Es una aldea de unos 2.000 habitantes de los que 1.200 son niños. No tienen acceso a sanidad, porque el hospital más cercano está a 50 kilómetros. Uno de cada cinco niños muere antes de los 5 años. Sus habitantes subsisten con sólo una ración de comida al día y resulta muy complicado encontrar agua potable. Abundan los casos de desnutrición y deshidratación. La escuela más cercana está a diez kilómetros y casi todos los niños están sin escolarizar. Sólo diez o doce se desplazan a pie para ir al colegio a diario y cubrir esa distancia andando dos veces al día a sus ocho o nueve años.
Pero entre tantas carencias, estas tres chicas han encontrado un tesoro. El de sus habitantes que a pesar de las dificultades tienen «una increíble capacidad de lucha y de trabajo y también tienen fe y esperanza, por eso nosotras apostamos por ellos y por sus capacidades».
Así que se han puesto manos a la obra. Se trata de crear una comunidad sostenible usando el principio de darles la caña y enseñarles a pescar , no limitarse a la acción asistencial. El punto de partida es un pozo de agua, que garantice su abastecimiento y permita sostener un proyecto agropecuario. Lo segundo es elegir a las 20 familias más necesitadas. Ellas desarrollaran un proyecto agrícola novedoso: una huerta circular alrededor de un gallinero. Las heces de las aves sirven como abono y el forraje de la huerta alimenta a las gallinas. Se atiende así a las familias más necesitadas y se puede vender el excedente. Con ellos se sostendrán las necesidades de un puesto sanitario y una pequeña escuela para cuya construcción y dotación ahora buscan recursos desde Mundo Orenda. Ambos estarán atendidos por miembros de la comunidad previamente formados. Así todo queda dentro de una comunidad sostenible.
El trabajo ahora es conseguir los fondos y los materiales necesarios. Desde Mundo Orenda no enviarán dinero, sólo materiales de construcción, material de enfermería, libros, pizarras, mobiliario, entre otros elementos. «No podemos realizar grandes cambios en el planeta entero, pero nos negamos a estar de brazos cruzados ». Han comprobado como su primer proyecto, en el que pusieron en marcha una biblioteca ha tenido una enorme repercusión y eso las anima.
Ahora queda la labor de búsqueda de fondos. A través de su web es posible asociarse a Mundo Orenda por tres 9 euros al mes. Buscan la colaboración de empresas que les donen materiales y realizan actividades como mercadillos solidarios.
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