First Dates

Del tarot al psicoanálisis: La delirante conversación de una pareja en «First Dates»

Uriel y Bárbara hablaron de casi todos menos de sí mismos

CUATRO

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First dates

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«First Dates» se acerca ya a los ochocientos programas y no da visos de ir a agotarse pronto. Solteros de toda España pican todos los días a la puerta del restaurante que capitanea Carlos Sobera en busca del amor de su vida. Las parejas que se sientan a cenar en el plató de Cuatro son de lo más variado y siempre las hay para todos los gustos . La cadena ha encontrado un auténtico filón de audiencia en este formato que es garantía de entretenimiento de lunes a viernes.

Estrenó la noche Bárbara, una sevillana de 26 años que llegó con unas túnicas como estampadas con soles y otros símbolos esotéricos . La sevillana se autodefinía como «investigadora y artista» y le contó a Sobera que ella era «una persona diferente al resto del mundo, porque yo soy muy intensa y estoy conectada con el mundo de las energías». Bárbara traía consigo unas cartas del tarot y una colección de imágenes de vírgenes. «Yo investigo sobre folklore e imágenes porque los símbolos, los arquetipos para el psicoanálisis puede decir muchas cosas».

La sevillana le confió a Sobera que «lo mismo me gusta alguien muy intelectual o un quinqui que sea bien directo. Además me da igual que sea chico o chica, porque me interesan las personas». Para cenar con ella llegó Uriel, un librero madrileño de 29 años que avisó que él era una persona muy intelectual: «Escribo poesía y ensayos , paso mucho tiempo leyendo, voy a exposiciones y a conferencias». Pese a su amplio bagage cultural, se lamentó de que en el amor no le había ido muy bien en el amor. Sobera le mostró la colección de vírgenes de su pareja, que había dejado sobre la barra, y a Uriel las cosas empezaron a olerle mal: «Pensé que iba a ser una persona muy católica y muy fanática ».

No obstante, al poco de sentarse a cenar con Bárbara se dio cuenta de que la realidad era muy distinta. Muy pronto le cogieron el punto a la conversación y se pusieron a hablar sobre sus pasiones comunes . La conversación tomó unos derroteros verdaderamente estrambóticos, tratando los comensales unos temas muy poco comunes en una primera cita amorosa. Empezaron, claro, por la virgen, que para Bárbara « protegen a un nivel espiritual y son las representaciones de la diosa madre».

De ahí pasaron al psicoanálisis , una disciplina que a Uriel le interesaba especialmente en lo que atañía a «la disolución de la identidad». Luego saltaron al tarot, que para ella «ayudaba a conocerse a uno mismo». Hablando y hablando salió a colación la poesía, y resultó que ambos escribían versos . Primero recitó ella y luego fue el turno de Uriel.

Apenas hablaron de sí mismos, de sus vidas y sus experiencias amorosas, porque estaban embebidos en su pasión intelectual. Uriel se puso reivindicativo y dijo detestar «la masculinidad y el poder . Mi objetivo es feminizar el mundo. Porque en la masculinidad hay una estructura mental narcisista y autista que produce muchísimo dolor ». Cuando llegó la hora de pagar y de tomar una decisión, los dos manifestaron estar sorprendidos por la conversación que acababan de tener y quisieron darse una segunda oportunidad.

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