First Dates

Una «pool dancer» aburre a su cita en «First Dates»: «No me dejó expresarme»

Raquel se pasó toda la cena hablando de ella misma y apenas dejó tiempo para que Óscar le contase algo

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Este miércoles, «First Dates» regresó una noche más al «access prime time» de Cuatro. El restaurante más famoso de la televisión, con Carlos Sobera al frente, vivió una nueva velada en la que no faltó la tensión ni la emoción.

Estrenó la noche Óscar, un pintor catalán de 36 años al que se le notaba una gran afición al gimnasio. «Estás mazado» , se sorprendió Sobera. «Es que uno de los grandes ídolos en mi vida es Arnold Schwarzenegger», explicó él. Luego contó que no le había ido muy bien en el amor, pero creía que había llegado el momento de encontrar una relación estable. Tampoco había sido muy afortunada en amores Raquel, también catalana de 36 años. «Yo soy una mujer polifacética y autodidacta. Estudié peluquería pero siempre me gustó el baile y ahora soy bailarina nocturna, de pool dance », explicó, «por el día soy Raquel pero de noche me transformo en Jenny Divine». Sobera les presentó y Óscar pareció satisfecho: «La veo muy resultona».

La conversación fue fluida y agradable , y pronto se dieron cuenta de que compartían varias cosas en su forma de entender la vida. A los dos les gusta mucho la noche, y a Raquel le preocupaba especialmente que él aceptase su trabajo nocturno. Otra de sus condiciones era el amor por los animales, «porque si no te gustan los animales...¡next! ». Raquel, o Jenny Divine, monopolizó buena parte de la condición hasta el punto de que tuvo que acabar disculpándose: «Suelo eclipsar, a veces hasta me aburro de escucharme a mí misma».

No obstante, ella siguió con su monólogo: «Yo la noche la dejo cuando quiero si creo que el chico merece la pena. Soy peluquera y maquilladora y puedo dejar lo de bailarina». A Óscar la abrumó que ella hablase demasiado: «Ha querido ser protagonista y yo no he podido expresarme como soy». De todos modos, él se ofreció a pagar la cena . «Menos mal», suspiró ella, «porque si no ya me iba y te dejaba ahí». Al final, Raquel no quiso tener una segunda cita por la distancia: «Lleida está demasiado lejos de Barcelona». Y sin darle tiempo a Óscar para contestar se marchó del restaurante.

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