El periodista Jon Sistiaga
El periodista Jon Sistiaga - MOVISTAR

MovistarJon Sistiaga: «Los malos nos rodean: están en el trabajo, en la política, en los consejos de administración»

El periodista dirige «Tabú», la exitosa serie de documentales de Movistar+ que hoy estrena su segundo capítulo

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Hay programas que remueven conciencias, que paralizan, que le hacen a uno replantearse los cimientos sobre los que sostiene su mundo. Programas que, sin duda, deberían de existir por decreto. Y «Tabú» (#0, Movistar+) es uno de ellos. Que el espacio lleve el sello de Jon Sistiaga (Irún, 1967) es, además, garantía de calidad y periodismo puro. Un periodismo que Sistiaga, acostumbrado a la trinchera y la cámara en mano, hace ahora para Movistar de manera pausada, lenta y tocando todas las caras del prisma informativo para contar al espectador lo bueno, pero también lo malo, lo incómodo, eso que muchas veces no se cuenta para no provocar sentimiento de rechazo en quien mira la pantalla.

Durante la nueva temporada, que la plataforma de pago estrenó con éxito la semana pasada, «Tabú» explora sin tapujos la maldad del ser humano.

¿Somos malos por naturaleza? ¿Qué cambia en nuestro interior para que queramos dañar al prójimo? ¿Seríamos capaces, en una situación extrema, de matar a alguien? «En Tabú hemos querido explorar las zonas más oscuras del ser humano y hablar de todo aquello de lo que no nos gusta hablar. La maldad es un tema tabú, pues siempre tendemos a pensar que los malos son los demás y que nosotros estamos en el lado de los buenos», afirma Jon Sistiaga a ABC. En opinión del periodista, «cada uno de nosotros hacemos pequeñas maldades prácticamente, hechos cotidianos que también forman parte de nuestro ser aunque no queramos reconocerlo», subraya.

En cada una de sus entregas, «Tabú» pretende desmenuzar los límites de la maldad para averiguar por qué existen personas, por ejemplo, como José Bretón, responsable del parricidio que acabó con la vida de los conocidos como «niños de Córdoba», Ruth y José Bretón. En los últimos años, marcados a fuego por el terrorismo y la corrupción, parece claro preguntar a Jon Sistiaga si, a día de hoy, los malos nos están ganando la partida. «Creo que no. Es verdad que el ser humano se ha civilizado, pero eso no quiere decir que no haya malos. De hecho, un 5% de personas están predispuestas a hacer el mal, son personas tóxicas, agresivas, duras, sin empatía, que no tienen en cuenta al prójimo... No hay que ir a buscarlos a las cárceles, pues no son asesinos en serie. Están a nuestro alrededor: en los consejos de administración, en la política, en el trabajo... Hay, según los estudios, apenas un 20% de ciudadanos honestos, gente que jamás haría el mal. Después estamos los del centro, los 'normalitos', que hacemos lo que creemos que debemos hacer tal y como nos dicta nuestro entorno cultural, social y legal». El periodista ejemplifica la teoría con el modo en que se conduce hoy en España. «Lo hacemos mucho mejor que hace diez años, pero no porque seamos mejores conductores sino porque las multas nos han obligado cambiar. En muchos casos, tendemos a portarnos bien porque estamos obligados a ello», dice Sistiaga.

El concepto de maldad como tal, afirma el comunicador, ha ido mutando a lo largo de la historia. «Hay cosas que hoy consideramos horribles pero que, si echamos la vista atrás, veíamos normales hace un tiempo. Lo mismo nos pasará en el futuro, cuando miraremos con otros ojos algunas costumbres que hoy están dentro de la normalidad: ciertas fiestas populares o sacrificios con animales, por ejemplo».

El poder de la imagen

Cuando el pasado año Sistiaga estrenó la primera temporada de «Tabú», dedicada a la muerte, tuvo que aprender un nuevo concepto de periodismo. Ese en el que no solo importa el contador de historias sino también las imágenes que muestra. El periodista frente a la cámara entró a formar parte del género documental en su mejor expresión. «Con 'Tabú' hemos encontrado un lenguaje narrativo que marida a la perfección contenidos serios y personajes reales con un lenguaje narrativo muy cinematográfico. La gran diferencia que tenemos con el cine o las series es el hecho de que, aquí, los personajes y las historias son completamente reales». El poder de la imagen se nota en cada detalle de «Tabú»: «Creo que hemos conseguido que hasta los protagonistas de nuestras historias parezcan actores de una serie de televisión, y eso es por la calidad técnica y el modo en que se rueda el documental», afirma Sistiaga. «Sería muy difícil expresar con palabras lo que ciertas imágenes de 'Tabú' transmiten al espectador», dice el periodista.

«'Tabú' busca un espectador inteligente y dispuesto a pasar un mal rato»

También ayuda, cómo no, la ausencia de publicidad. «El hecho de que no haya anuncios nos permite utilizar una narrativa muy diferente. Ya no tengo que pensar que debo meter toda la artillería en los cinco primeros minutos porque, después, llegan doce minutos de publicidad y necesito que el espectador pique el anzuelo». En una cadena generalista, dice Sistiaga, «rezas para que el espectador siga contigo tras el corte publicitario. Eso no pasa en 'Tabú', donde podemos elaborar un guión de película y diseñar nuestro documental como si fuera un thriller, un thriller 100% real».

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