El tenso encontronazo de Raquel y Noemí Salazar con su socio en «Los Gipsy Kings»: «¡El Súper de “Gran Hermano” es un tuerto a su lado!»

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09/03/2019
Actualizado a las 01:09h.

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Han tenido que pasar muchos meses, pero «Los Gipsy Kings» ya están de vuelta en la televisión . Los gitanos más famosos de la pequeña pantalla han regresado con las cuatro familias que protagonizarán esta nueva temporada. A las habituales, los Fernandez Navarro (de Mallorca), los Salazar (de Madrid) y los Jiménez (de Plasencia) se suman en esta edición los Maya (de Granada), que ya estuvieron en la primera tanda de episodios del «docu-reality» de Cuatro, emitida en 2015.

En el caso de los primeros, el programa les mostró en «Viva la vida», el espacio de Telecinco que hoy presenta Emma García pero al frente del cual, hace unos meses, estaba Toñi Moreno. El motivo de su visita al formato fue que Joaquín, «El Prestamista» de «Los Gipsy Kings» y patriarca de la familia, y su hijo Mariano, iban a presentar su canción «El Gipsyton». Sin embargo, en camerinos se encontraron con un protagonista inesperado: el vidente Rappel, que vaticinó que la trayectoria musical de los Fernández Navarro estaba muy cerca de llegar a su fin. «Esta va a ser vuestra última actuación. En este momento, la música se corta», afirmó el adivino.

Sus augurios dejaron de piedra a Joaquín. «¿Qué hago? ¿Dejo la música o no? ¿Hago caso a Rappel?», se preguntaba, entre el enfado de Mariano. «Toma las decisiones y nunca cuenta conmigo», sentenciaba el segundo. Y pese a que cuando pisaron el plató de «Viva la vida», «El Prestamista» pareció recular –«el público vibra conmigo y con Mariano», pensaba–, finalmente anunció su decisión. «Venimos a darte una exclusiva. Yo sé que el público se va a poner a llorar, pero lo tenemos que decir. Dejamos la música», enfatizó el patriarca de los Fernández Navarro, ante la incredulidad de Mariano y de su otro hijo, Fali, «mánager» de la banda. Toñi Moreno, que todavía era la presentadora del espacio cuando se grabó el episodio de «Los Gipsy», no cabía en su asombro. «Bueno... Tenéis un camino que buscar como grupo. Pero no dejéis la música», les aconsejó. Sin embargo, el patriarca no le hizo caso y volvió a Mallorca buscando «nuevos destinos», que serán los que marquen esta temporada.

En cuanto a los Jiménez, la familia de «La Rebe» –cuyo embarazo se pudo seguir a través de «El embarazo de “La Rebe” », «spin off» de «Los Gipsy Kings» emitido este pasado verano–, el programa comenzó exhibiendo la vida del clan sin su hija mayor, que, según el espacio, se encontraba en Canarias junto a su novio, José. Sin su primogénita, su «ojito derecho», Daniel, el padre de familia, no ocultaba su pesar. «Mi niña no está en mi casa, ni tampoco su hijo. Eso me pone triste», confesaba, mientras volvía a regentar su negocio en el Mercadillo de Plasencia.

Sin Rebe, la relación de Daniel con su mujer Marisol parecía empezar a deteriorarse. En especial, a raíz de la obsesión de esta última por convertirse en «modelo». «¿Puedes dejar de hacerte fotos?», le preguntaba una y otra vez el cabeza de familia. «Entre lo de Rebeca y esta, que se le ha metido que quiere ser modelo.. vaya racha», aseguraba Daniel, que no salía de su tristeza. «No me puedo quejar. Tengo salud y mi casa, pero me falta lo más importante», le decía a su mujer, que aseguraba que le veía «un poco serio».

«La echo de menos. Estoy preocupado. No es lo mismo tenerlos a nuestro lado que no tenerlos. Encima está el niño, al que me gustaría tener, abrazar, y escuchar llorar por las mañanas », aseguraba Daniel. Su testimonio fue el detonante para la confesión más profunda de Marisol. «Estamos tristes, pero yo lo llevo por dentro. Aunque hay un momento en que lo tienes que echar por algún lado», aseguraba la madre de los Jiménez en «Los Gipsy Kings».

Sin embargo, en un giro inesperado de los acontecimientos, Graciela y Susi, hermanas pequeñas de Rebe, conseguían hablar con la Miss Gitana por teléfono. «Es una sorpresa, pero vuelvo a casa. Voy a ir a veros en unos días», afirmaba Rebe al otro lado de la línea. Dicho y hecho. La joven regresó a su domicilio y fue recibida con mucha alegría. «Estoy muy bien con mi marido y mi hijo, pero echo de menos a mi familia. Y más en estos días», comentaba, antes de fascinarse por el vínculo que Daniel creó con su hijo pequeño. «Qué feliz estoy de que mi padre esté tan bien con mi niño». «Con mi nieto lo voy a hacer todo. Es un nietazo, es lo mejor», contaba el abuelo de la criatura, emocionado. En pleno «subidón»: un jarro de agua fría. Rebe le confesaba a su padre que su relación con José no es todo lo buena que esperaba y que regresará a su casa por una temporada . «Estoy para todo, para cualquier cosa que necesites», respondía Daniel.

Algunos cientos de kilómetros más al oeste de España, en Madrid, el programa también seguía las vidas de los Salazar. Y es que la familia de «Los Chunguitos» y «Azúcar Moreno» ha dejado claro desde que arrancaron «Los Gipsy Kings» hace cinco años que tienen dos nuevas estrellas en el firmamento: Raquel y su hija Noemí, también conocidas como «Las Brilli-Brilli». Ambas estuvieron este jueves visitando la casa de «Gran Hermano DÚO» y constituyen uno de los principales reclamos del «docu-reality» de Cuatro, que enfocó como punto de partida el negocio de moda en el que invirtieron junto con su socio, Adán.

Sin embargo, la relación con el copropietario del «business» no era todo lo buena que se esperaba. En especial, porque Adán estaba pendiente en todo momento de cada paso de ambas, lo que estresaba especialmente a madre e hija. «A mí “Gran Hermano” me encanta, pero tenerlo que vivir en mis carnes es horrible», afirmaba Noemí, que incidía en su pasión por el programa para explicar su relación con Adán. «Todo lo ve. El Súper de “GH” es tuerto a su lado», afirmaba. Para intentar calmarla, Raquel proponía a su hija ir a hacer un pícnic al campo. Allí, compartió su decepción con respecto al negocio. «A mí no me está mereciendo la pena. ¿Qué hacemos, lo dejamos?», le preguntó. Horas más tarde, llevaron su intención a la realidad, aunque Adán no se tomó del todo bien su deseo de abandonar el negocio. «Queremos hacer un parón», espetaron solemnemente. «Esto es como cuando un novio te deja y te dice que te quiere como amiga y tal... que sabes que no le gustas, pero te lo dice como suavizándolo», comentaba Noemí.

Tras ello, madre e hija se compraron un coche nuevo –rosa y con pestañas en los faros– y trataron de distraerse al más puro estilo americano: yendo al cine y cenando de «foodtrucks». Tan dispersa estaba Raquel que incluso pensó que el empleado del restaurante «pseudoestadounidense» en el que cenaron no hablaba castellano... y se arrancó con su inglés más castizo de Madrid. «¿Te crees inglesa? Que no te está entendiendo el muchacho», le dijo su hija, intentando controlarla.

La última familia en liza, los Maya, regresaban tras varias temporadas fuera de juego. «Los Reyes del Sacromonte», que regentan el tablao flamenco «La Cueva del Rocío», sigue encabezada por Salvadora y por su hijo, el bailarín Juan Andrés. «Hay que dejarse el callo para que “La Cueva del Rocío” siga en todo lo alto», le decía el joven al resto del equipo del recinto. Su madre, no obstante, estaba con el ánimo decaído.

Juan Andrés trataba de animarla, sin éxito. «Estoy muy mosqueada, porque se acerca una fecha muy importante para mí y no me dicen nada», afirmaba. Su irritabilidad era tal que no dejaba de discutir con su hijo, incluso por los temas más banales. «Me peino como una mujer de mi edad, no como un fraile como tú», le dijo al joven, antes de sentar cátedra. «¡Aquí manda la Salvadora!» . Tratando de levantar su entusiasmo, Juan Andrés se puso manos a la obra para organizarle unas «vacaciones» de manera sorpresa... aunque habrá que esperar a las próximas semanas para ver cómo termina su plan en «Los Gipsy Kings».

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