First Dates

Sobera pica en la trampa de un comensal y se lleva una desagradable sorpresa

El presentador picó en el anzuelo que le puso Rude, el primer soltero de la noche

Rude fue a First Dates a buscar el amor pero no tuvo mucha suerte CUATRO

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First dates

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First Dates se acerca ya a los seiscientos y no da visos de ir a agotarse pronto. Solteros de toda España pican todos los días a la puerta del restaurante que capitanea Carlos Sobera en busca del amor de su vida. Las parejas que se sientan a cenar en el plató de Cuatro son de lo más variado y siempre las hay para todos los gustos .

Muchos solteros quisieron empezar este fin de semana de mayo con pareja, y el primero fue Rude, un asturiano de 22 años que se gana la vida como tatuador. El joven iba tatuado en todo el cuerpo , desde la cabeza hasta los dedos. Nada más llegar ya le hizo a Sobera la broma que se traía preparada. «Mira, tengo tu nombre tatuado en el culo» le dijo al presentador y, sin dudarlo un instante se bajó los pantalones y los calzoncillos para mostrar un tatuaje que, efectivamente, ponía «tu nombre».

La pareja del bromista fue Nerea, una catalana de 22 años que reconocía que « tengo unos pocos kilos de más , pero estoy muy contenta conmigo misma». La chica trabaja como dependienta en una tienda. Rude tuvo una primera impresión positiva de su pareja, «es guapita la chica». Al asturiano, que reconoció «parecer un macarra, pero en el fondo tengo un gran corazón », no le gustó nada la idea de que su pareja viviese en Barcelona: «Me estresa la gran ciudad, hay mucha gente, está lleno de coches...». Para Nerea, en cambio, Barcelona es la mejor ciudad del mundo precisamente por el estrés, y no lograron ponerse de acuerdo en este punto.

La catalana se interesó por la nota que Rude había dejado en la barra, en la que se sugería que llevaba el nombre de su pareja escrito en su cuerpo. «De eso hablamos más tarde», se burló el asturiano. Cambiando de tema, Rude le contó a su pareja que pronto iba a estrenar una nueva casa, «bueno, un colega que me va a alquilar la suya, pero se va a arrepentir ». «Y eso, ¿por qué», se extrañó Nerea. «Pues porque voy a montarle una sala de sado en la habitación de su hijo», respomdió Rude tan ancho ante una Nerea que no daba crédito a lo que oía. A esas alturas ya estaba claro que segunda cita no iba a haber , pero los dos jóvenes se prometieron volver a verse como amigos.

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