First Dates
La «relación de película» de un comensal de «First Dates»: «La conocí en su despedida de soltera»
Carlos Sobera se quedó a cuadros tras escuchar la narración de Sergi
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First dates
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«First Dates» alcanzó esta noche su programa número 890, que estrenó Azahara. Este vendedora barcelonesa de 21 años se presentó como una «chica muy original, porque ya de pequeña se notaba que no me gustaban las mismas cosas que a las demás». A Sobera le dijo que era una persona transparente y le enumeró los múltiples requisitos que debía tener el chico con el que se sentase a cenar: «Quiero que tenga trabajo, mucho sentido del humor , si es negro mejor, que no sea de derechas y que sea muy fiestero, que sino no me sigue el ritmo».
En esto último tuvo suerte Azahara pues Uri, administrativo barcelonés de 21 años, dijo al llegar que « para la fiesta no tengo fin . Puedo empezar a las 10 de la noche y acabar a las 12 del mediodía». El joven, con su cresta mohicana, entró al restaurante e impactó a Azahara: « Su peinado es atrevido pero actual, moderno».
Nada más conocerlo ella comenzó su interrogatorio, que empezó por el humor negro. Él aseguró ser muy cachondo y tener también inclinaciones por las brimas truculentas. El segundo punto fue la fiesta, donde descubrieron que compartían la misma afición por la vida nocturna. Azahora pasó a la siguiente pregunta de su cuestionario: «¿ Ideología política ?». Uri dijo ser muy de izquierdas, a lo que ella respondió «perfecto».
Se sentaron a cenar y tuvieron una charla agradable y distendida. A Uri le gustó la simpatía de Azahara y su carácter risueño . Ella quedó prendada por su voluntad de seguir estudiante y formándose, «porque eso dice mucho de él, que quiera seguir aprendiendo ». Charlaron sobre sus aficiones en la última parte de la cena y el desenlace fue el esperado: ambos quisieron darse una segunda oportunidad para seguir conociéndose.
Poco más tarde, y también barcelonés, apareció Sergi, un publicista de 22 años. «La gente suele pensar que soy chulo al verme con los brazos llenos de tatuajes», contó en su presentación, «pero en el fondo no lo soy, y tengo un lado sensible». Sobera le preguntó por su experiencia amorosa, y el catalán respondió que acababa de salir de una relación «como de película ».
El presentador quiso saber más y Sergi contó su historia. «Conocí a esa chica en Barcelona, cuando estaba en su despedida de soltera. Era italiana , de Napolés. Esa noche nos intercambiamos los móviles y ella me escribió a las tres semanas, cuando estaba de viaje de novios, diciéndome que me echaba de menos . Ella acabó divorciándose de su marido y vino conmigo. Pero a los siete meses de relación ella me engañó con su exmarido».
Sobera se quedó a cuadros con su narración y le dio paso a Cristina, una estudiante conquense de 20 años. «Últimamente me cansan los hombres . Son muy aburridos», se lamentó ella. Se sentaron a cenar y, al cabo de pocos minutos, ya había quedado claro que a ella no le interesaba mucho su pareja. «Ha sido muy pesado contándome su vida», se quejó. «Me ha gustado que estuviese un poco más suelta», fue la queja de Sergi.
La charla fue degenerando y perdiendo pulso. Cristina tenía pocas ganas de conocer más a Sergi, y no dejó de darle largas . No obstante, terminaron la cita con mucha cordialidad y quedaron en hacerse visitas como amigos.
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