First Dates

La grotesca «monja protestante» de «First Dates»: «Desde que me levanto le doy la murga a Dios»

Raquel llegó regalándole una biblia a Sobera para que «hables con Dios» y le recomendó a su pareja «una pastora que te impone las manos y te sana»

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First dates

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Este jueves, en el programa número 908 de «First Dates» , rompió el hielo Cristian, un joven madrileño de 18 años al que definieron como «casi músico». Cristian contó en su presentación que en su futuro se veía de tres formas: «La primera es teniendo éxito en la música y teniendo fiesta, dinero y todo lo que quiera; la segunda forma es trabajar y esas cosas de persona normal y aburrida; y la tercera es acabar muerto , porque nunca se sabe lo que puede pasar».

El joven le contó a Sobera que «con 14 dejé los estudios y me centré en salir de fiesta con mis amigos, pero ahora me han abierto los ojos y me he dado cuenta de que tengo que hacer algo, y por eso me gustaría dedicarme al mundo de la música y del hip hop». Cristian quería en su vida a una «chica inteligente , pero también que me entre por la vista».

Su pareja iba a ser Jael, una madrileña de 18 años que estudia estética: « Me consideré asexual un tiempo y en parte me lo sigo considerando, porque no me llama la atención ni me apetece nada». La primera impresión para ella no fue demasiado buena pues, como contó en el confesionario, « debería haberse arreglado un poco más para la cita, porque con esa gorra daba mala imagen».

Cuando se sentaron a la mesa se notaba que Cristian estaba un tanto nervioso y se puso a hablar sin medida sobre sí mismo. «Yo si no estoy pensando en la música, estoy pensando en el universo , los planetas y esas cosas», explicó el madrileño, «además me gustan mucho las conspiraciones, porque creo que hay un nuevo orden mundial que nos controla todo lo que hacemos». Jael aguantó los desvaríos manteniendo el tipo: «Es demasiado infantil en cómo habla y en las cosas que dice». El desenlace estaba cantado, y ninguno de los dos quiso tener una segunda cita.

Poco después apareció por el restaurante una de las mujeres más excéntricas y estrafalarias que han estado en «First Dates». Raquel, madrileña de 45 años, autodenominada artista, llegó vestida de bruja, con túnicas largas y una especie de corona sobre el pelo. Se puso a hablar sobre «la bruja Hammond , que se dedica a cosas artísticas y a predicar el evangelio». Nada más entrar al restaurante le regaló una biblia a Sobera: «Quiero que conozcas más a Jesús. Lee el evangelio y te hablará».

«¿Qué es para ti la religión?», le preguntó el presentador. «Yo soy una monja protestante . Me convertí en Inglaterra, porque antes era atea. Yo quería que Dios me hablase y al leer la biblia Dios me habló y me dijo que renunciase a mi rebeldía de atea pecadora ». Respecto al amor, Raquel explicó que «al ser una monja protestante me puedo casar, y estoy buscando a un buen cristiano».

Entre tres pretendientes, eligió sentarse a cenar con Marco Antonio, un exmonje y escritor de 44 años. «La chica es guapa y tiene una sonrisa muy bonita », dijo este, «ha sido una sorpresa muy grata». Raquel fue directamente a lo suyo y le preguntó por qué había abandonado el monasterio y cómo era su relación con Dios. Ya sentados a la mesa, él le dijo que ya no era practicante porque su trabajo no le dejaba tiempo. « ¿Le pones excusas a Cristo? », le interrogó Raquel.

Antes de probar los alimentos Raquel bendijo la mesa y pidió por los espectadores del programa: «Dales una fuerte experiencia de Dios y que vean que eres el auténtico salvador». Él ya se había dado cuenta de que Raquel estaba obsesionada con la religión. «Desde que me convertí al cristianismo no he tenido pareja», explicó Raquel, «al levantarme le toco canciones a Dios y le contó. Ya a primera hora estoy dándole la murga a Dios . Mi vida con Dios es vida diaria».

Su rutina, según ella contó, consiste en «escuchar predicaciones en Youtube. Cada día me pongo tres o cuatro, de estos pastores dominicanos que hacen milagros ». Dos días a la semana va a «una congregación con una pastora andaluza muy simpática que te impone las manos y te sana». Toda la cena versó sobre temática religiosa, pues todo lo desviaba a ese tema: « Me abstendré del sexo hasta el matrimonio», «dejé de fumar porque Cristo me dijo "hoy va a ser el último día que fumes"».

A esas alturas ya estaba claro que Marco Antonio no quería saber nada de Raquel, y al final de la cena se supo que tampoco ella quería nada con él. Cada uno a su casa y Dios en la de todos.

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