Cómo se creó «Chernobyl»: una obsesión y una central nuclear idéntica

La ficción de HBO, «Chernobyl», cuyo último episodio se estrena esta noche, se ha posicionado como la serie mejor valorada de la historia

Escena de la serie «Chernobyl»

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«Chernobyl» ha conseguido que se quedaran muchos de los suscriptores que llegaron a HBO con la única intención de ver el final de «Juego de Tronos» . La miniserie de cinco capítulos creada por Craig Mazin recupera y nos planta en la cara uno de los acontecimientos más crudos de la historia moderna: el que comenzó el 26 de abril de 1986 con la explosión del reactor cuatro de la central nuclear de Pripyat (Ucrania). «Es fácil pensar que se trata de una serie sobre un desastre nuclear, pero no. Es una historia sobre la gente», explica Luke Hull, productor de «Chernobyl», en un vídeo tras las cámaras. La trama, los protagonistas (interpretados por Jared Harris, Stellan Skarsgard y Emily Watson) y su banda sonora han conseguido cautivar a gran parte de los seriéfilos. Sin embargo, otro de los secretos de su éxito han sido sus localizaciones .

Para rodar la ficción, necesitaron 100 días que se tradujeron en 16 semanas de trabajo. «Todo es grande en 'Chernobyl' . Nuestros rodajes, las localizaciones, el tamaño del equipo. Es grande», señala la productora Shane Wohlenberg, en el mismo vídeo. Esto responde directamente al enrevesado planteamiento de su creador Craig Mazin, del que solo habíamos visto anteriormente «Superhero Movie»: «La idea de hacer algo bueno es hacerlo lo más difícil que puedas y cuando llegues a ese punto, te será aún más difícil hacer algo mejor de lo que creías posible. Hacer cine es una bestia grande y engorrosa contra la que tiene que luchar y la forma de hacerlo no es a través del camino fácil».

Craig Mazin quería relatar la guerra contra la verdad que supuso Chernobyl : «Las semanas después a que el reactor explotara, se convirtió en un esfuerzo constante por volver a meter al genio en la lámpara de nuevo». Tenía claro que quería contar la historia en primera persona, para añadir dramatismo a una serie de libros escritos por jóvenes científicos rusos. Pero también sabía que quería encontrar un lugar que tuviera el mismo espíritu que el lugar que sufrió la catástrofe pero que, a ser posible, no estuviera infectado por la radiación.

La búsqueda de dichas localizaciones comenzó en otoño de 2016. Pripyat, Chernobyl y Moscú tenían que ser recreados casi por completo en Lituania. Baltic localizations , la empresa encargada de encontrar los emplazamientos, vio en localidades tan remotas como Pravieniškės y Visaginas el lugar ideal para rodar «Chernobyl». La reconocida ficción de HBO cuenta con hasta 40 lugares diferentes donde han recreado la vida de los protagonistas de la catástrofe. Pero entre ellos destaca uno: la central nuclear.

La serie de HBO se trasladó a la Central Nuclear de Ignalina, Lituania, conocida como la «hermana de Chernóbil» por su gran parecido estructural al reactor con el que sufrió el accidente hace más de 30 años. El país entró en la Unión Europea en 2004 con la condición de desmantelar dicha central nuclear. Pero la influencia de Rusia, la confrontación con los ciudadanos y diferentes gobiernos dificultaron la clausura. Actualmente, el edificio está cerrado pero aún está inmerso en un proceso de desmantelación que podría alargarse hasta 2038 debido a lo laborioso que es tratar correctamente los residuos.

«Todas las localizaciones que tienen que ver con la central nuclear, excepto las partes en ruinas, se grabaron en Ignalina», explicó Jonas Špokas, director de Baltic Locations, a «Skycop» . «Los bomberos que acudían a apagar el fuego, los buzos entrando por las tuberías, los mineros accediendo para cavar el pozo. Todo lo hemos grabado aquí. La atmósfera de Ignalina es única, imposible de recrear en cualquier otro lugar. Sin embargo, también es un sitio de importancia estratégica para Lituania, por lo que montar un set de rodaje no fue nada fácil (...) Ver Ignalina es mucho más interesante que visitar el verdadero Chernóbil. Claro, el lugar real es más auténtico y emocionalmente impresionante, pero es solo una ruina».

Tras rodar en una treintena de localizaciones en Lituania, el equipo de «Chernobyl» se trasladó a Ucrania , donde se grabaron algunas secuencias. «La escena en la que se anima a los mineros a ir a Cherníbil se filmó en Kiev, en el Departamento de Plantas Nucleares y Física Térmica de Ingeniería. Solo en la capital podríamos encontrar algunos de los fondos del tamaño que necesitábamos para Moscú (...) También fuimos a la zona de Chernóbil para ver cómo se ven algunas de las antiguas aldeas», señaló Špokas. «Sin embargo, no es un buen lugar para grabar. Es muy remoto y no ofrece nada que no puedas encontrar en Lituania. Todo está abandonado».

Craig Mazin no nació en la Unión Soviética. No habla ruso ni tampoco tiene ningún tipo de conexión con el reactor que explotó en 1986, pero ha conseguido capturar el desastre, sus consecuencias y las vidas de los afectados con tanta fuerza que cuesta creer que no haya sido testigo del desastre. «He estado pensando vagamente en ello durante la mayor parte de mi vida porque ocurrió cuando tenía 15 años. Pero en 2015 me di cuenta de que no sabía cómo sucedió, lo que me pareció un error bastante extraño en mi comprensión del mundo y de cómo funciona. Así que empecé a leer. Sinceramente, solo quería saber, desde un punto de vista científico, qué fue exactamente lo que salió mal esa noche. Y lo que descubrí a medida que seguía leyendo era algo sorprendente. Era un poco como si hubiera descubierto una guerra sobre la que nadie había escrito a fondo (...) Y me obsesioné», confiesa el creador a «Vice» .

El proceso de documentación fue largo. El guionista consultó relatos escritos por jóvenes científicos rusos, habló con algunos de los supervivientes y analizó «Voces de Chernóbil» , el reconocido libro de Svetlana Alexiévich. Mazin necesitó dos años y medio para sentirse lo suficiente preparado como para sentarse a redactar «Chernobyl». «Por supuesto, no era mi único trabajo, estaba escribiendo películas y reescribiendo películas y siendo un marido y un padre, así que había muchas cosas por hacer», comenta.

Plasmar todo lo que había descubierto en ese periodo en poco más de cinco horas no fue tarea fácil. «En el centro de esta historia hay una pregunta sobre qué sucede cuando nos desconectamos de la verdad . Y el sistema soviético era esencialmente un enorme monumento a la mentira útil. Hicieron que la mentira fuera un arte: se mintieron el uno al otro, mintieron a las personas que estaban por encima de ellos, mintieron a las personas que estaban debajo de ellos y lo hicieron por un sentido de supervivencia (...) Así que pensé que lo peor que podría hacer al contar una historia como esa sería contribuir a ese problema mediante la sobreficción, la sobredramatización».

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