Miley Cyrus, una estrella en crisis en «Black Mirror»: «Esta no es mi historia»

Planes que se descontrolan, extraños giros temporales y una cantante en crisis. Netflix estrena hoy la quinta temporada de «Black Mirror», que, tras el experimento interactivo de «Bandersnatch», se ha visto reducida a tres capítulos. Entre ellos, destaca «Rachel, Jack and Ashley Too», un episodio que cuenta con la participación de Miley Cyrus. En él se cuenta la historia de una adolescente solitaria sueña con conectar con su estrella pop favorita, una artista cuya existencia no es tan bonita como parece… «No hemos hecho nada parecido hasta ahora, porque rompe con el tono actual y puede sorprender a la audiencia e incluso irritar a más de uno», explica Charlie Brooker, creador de la serie junto con Annabel Jones.

«Muestra la explotación de una estrella del pop », cuenta la cantante, que se declara fan de «Black Mirror» desde sus inicios. Una visita a sus años adolescentes y, al mismo tiempo, una critica a la obsesión del mundo por estas muñecas rotas. Para Miley Cyrus, el personaje de Asheley le acerca a su alter ego infantil, Hannah Montana. «La protagonista intenta conectar con su artista favorita quien, a su vez, mantiene una vida solitaria», añade Miley Cyrus. «Es un capítulo oscuro muy en sintonía con lo que ocurre con las jóvenes de esta industria hoy en día. Cuesta que te tomen en serio en esta profesión», reconoce la cantante. Aunque los guionistas se inspiraron en sus experiencias en el mundo de la música, ella subraya que «no es su historia».

Los otros dos espisodios de la temporada, «Smithereens» y «Striking Vispers», cambian los escenarios por la calle. En el primero, un taxista con un plan secreto se convierte en el centro de atención en un día de total descontrol. En el segundo, dos antiguos amigos se reencuentran y viven varios acontecimientos que podría alterar sus vidas para siempre. Como en otras temporadas, mantendrán las oscuras predicciones tecnológicas que se han convertido en marca de la casa: «Analizamos la realidad, pero la transformamos en ficción», admite Brooker.