Disponible en HBO España

«Killing Eve»: Aquí tenemos un tiburón casi muerto

Este thriller de espionaje, capitaneado por mujeres de armas tomar, muestra las consecuencias, a veces fatales, de la rutina del matrimonio y la infidelidad

También le da un meneo al subtexto homoerótico de la versión televisiva de «Hannibal»

Póster de la segunda temporada de «Killing Eve», con Sandra Oh y Jodie Comer como espía y asesina respectivamente BBC America/HBO España

Óscar Rus

Ya lo avisaba Alvy Singer, el «alter ego» de Woody Allen , en «Annie Hall» (1977): «Una relación es como un tiburón; tiene que estar continuamente avanzando o se muere. Y me parece que lo que aquí tenemos es un tiburón muerto» .

Y en «Killing Eve» hay varios tiburones muertos.

Dicen los fans de la versión televisiva de «Hannibal» (2013-2015) que «Killing Eve» (2018- ) es el reverso de la retorcida serie de NBC que destiló subtexto homoerótico durante tres temporadas; las mismas que –por el momento– durará el éxito de BBC América; sus dos primeras temporadas están disponibles en nuestro país vía HBO España y la tercera llegará en 2020. Y tienen toda la razón, pues «Killing Eve», bendecida por Phoebe Waller-Bridge («Fleabag»), no se anda con tonterías: es elegantemente violenta y, sobre todo, la secuela espiritual de aquella historia de amor nunca consumada entre Hannibal Lecter y el detective Will Graham , bautizada como «Hannigram».

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Killing Eve

Killing Eve

En esta ocasión, la suculenta-truculenta historia de pasión es entre dos «femme fatale»: la titular de la serie, Eve Polastri ( Sandra Oh ), una aburrida agente de inteligencia con aspiraciones a espía, y Villanelle ( Jodie Comer ), una guapísima sicaria que presume tímidamente de modus operandi y a lo grande, de armario.

Con semejante título, ya pueden ir adivinando el devenir de este thriller/policíaco procedimental de humor macarra y afilado diálogo: dicho «killing» podría traducirse como «Matar a Eva» o... «Mortal Eva».

El casual o precipitado cruce de caminos entre ambas durante el primer episodio desemboca rápidamente en un juego del gato y del ratón (o de espejos), con una conspiración a gran escala muy de fondo, que acaba convirtiéndose en una obsesión íntima, en un explícito tonteo entre dos tortolitas; primero para la heterocuriosa Eve (hasta que se demuestre lo contrario) y, más tarde, con cierto empuje, para la propia Villanelle, andarina entre las dos aceras.

Y en esta suma, quien resta es el sufrido marido de Eve, Niko Polastri ( Owen McDonnell ), papel que contribuye a la subversión de roles de géneros que propone esta utopía televisiva sin techo de cristal ( Fiona Shaw como ambigua «jefaza») ni clara orientación sexual.

El flechazo

Y aquí está el primer tiburón muerto: el matrimonio Polastri. En otra serie o época, Niko habría mordido el polvo más pronto que tarde. Sin embargo, logró sobrevivir a la escabechina de la primera temporada; su sitio, el de familiar asesinado al que vengar, lo ocupó otro personaje. «Killing Eve», bajo su glamurosa apariencia de postal europea, es también un relato sobre la rutina del matrimonio y la infidelidad .

La serie, adrede o no, coquetea con el concepto de adulterio más allá de lo físico o lo sentimental. Aunque los fans desean verlas en acción , Eve aún no ha sucumbido carnalmente a Villanelle, que la agasaja con todo tipo de regalos: un vestido, un perfume, un pintalabios-navaja… Pero la mayor traición de Eve hacia Nico es esconderle su relación extraprofesional, de maestra-pupila, con una sicaria. Y en este triángulo, emerge poco a poco la afrodisíaca violencia de los celos .

El segundo tiburón muerto es quizás la propia serie, que saltó «sobre el tiburón» («jump the shark»), casi desde su concepción; o sea, que perdió el norte. Tras el excelente quinto episodio de la primera temporada, con quince minutos de infarto, la serie se las apañó para llegar al octavo y último, cuya tremendo pero inverosímil final iba a ser difícil de remontar en la segunda temporada. A ello había que sumarle la incorporación de una nueva «showrunner», Emerald Fennell , tras la excedencia indefinida de Waller-Bridge, centrada en la secuela de «Fleabag» y su nuevo proyecto para HBO, «Run».

Al final no han desbarrado los nuevos ocho episodios, que habrán hecho las delicias de los fans más entregados al absurdo y a las artes marciales/amatorias de «VillanEve». Bajo el plan de que cada temporada tenga una nueva coordinadora, la tercera recibirá a Suzanne Heathcote ( «Fear The Walking Dead» ), pero no es fácil prorrogar en televisión el juego del gato y del ratón; tampoco el flechazo entre dos personajes.

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