La leyenda negra de la ficción española o por qué ni el «porno blando» salvó a «Vis a vis»

Series de calidad como «Vis a vis» quedan relegadas, de forma injustificada, a un segundo plano por la mala fama de las ficciones nacionales

Madrid Actualizado: Guardar
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Muchas veces la crítica interna es mucho más dura que justa. Algo así sucede con España con los productos patrios, a los que los nacidos en la Península nos empeñamos en buscarles las costuras para justificar una posición inferior en los rankings internacionales. La serie «Vis a vis» partió sin duda con desventaja. Primero, por las fechas, a rebufo de su hermana mayor, «Orange is the New Black». Y también por sus similitudes con las reclusas americanas de naranja. Las comparaciones entre ambas enseguida dilapidaron cualquier buena prensa de la serie y, si bien es cierto que es evidente el parecido entre las dos tanto en forma como en contenido, sería improcedente no reconocer las virtudes de las presidiarias españolas.

Por qué no, el amarillo pudo ser el nuevo naranja… si, escuchando el clamor popular, hubiese renovado. No fue así, pero su cancelación no impide que, después de un año, la veamos con perspectiva. Sobre todo ahora que, tras convertirse en la primera serie española que se emite en abierto en la televisión británica, «The Guardian» reconociese sus méritos: «Un éxito inteligente y emocionante». Uno de los muchos halagos que cautivaron a la crítica especializada de Reino Unido, que llegó a ponerla a la altura de dramas como «Breaking Bad». Si es que no hay que ser tan pesimistas, pero cuando el ego está dañado… Los prejuicios ganan.

Pese a ir a la cola de las pioneras del género de prisión, «Vis a vis» supo ser novedosa. Sobre todo en España. Vencida a veces al cliché inevitable, la serie rompe, a su modo, con ciertos tabúes. La inclusión racial y sexual aúpa a la ficción, emulando el erotismo homosexual del que tan buen uso hace «Orange is the New Black» y que la acerca también al «soft porn», pero no la libra de caer en manidos recursos sexistas como el vestuario de las reclusas, que no duda en emponderar su figura como reclamo.

Para dominar el thriller, sin embargo, todavía queda un trecho. El pulso del mismo es endeble y algunas tramas suscitan tan poco interés que el espectador probablemente esté deseando volver entre rejas. Igual que el romance tradicional, que empaña el riesgo que «Vis a vis» asume en otras facetas argumentales. Pese a su cancelación y al auge del streaming de plataformas como Netflix, HBO o Amazon, conviene buscar en el baúl de los recuerdos y rescatar esta producción nacional que, entre sus muchos méritos, socavó en los elencos típicos y trillados para descubrirnos a un puñado de talentos interpretativos casi siempre a la sombra de esas caras habituales.

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