«La tierra es plana», el documental de Netflix que se mofa de los «terraplanistas»

Behind the curve (La tierra es plana) se ha estrenado este viernes en Netflix

Prueba de uno de los «creyentes» de la Tierra Plana en el documental de Netflix La Tierra es plana ABC

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De la hora y 35 minutos que dura Behind the curve (La tierra es plana) , el último documental estrenado por Netflix , apenas se salvan los cinco últimos minutos con un experimento que demuestra cómo funciona el cerebro de unos «terraplanistas» que no tienen ni la capacidad para probar sus propias (y locas) teorías.

Pero vayamos por partes. Antes de llegar a ese surrealista final, Daniel J. Clark , el cineasta encargado del filme, va presentando a los protagonistas del documental mientras cuentan cómo acabaron confiando en una de las creencias más refutables que existen. Así termina por encontrar al verdadero corazón de « La tierra es plana », Mark Sargent , un youtuber popular entre estos «creyentes» que enarbola la bandera del «terraplanismo» entre tantas otras teorías locas. El resumen final es que la Nasa, la Cia, el Gobierno de EE.UU. o cualquier otra forma de poder está detrás de los grandes momentos de la historia (de EE.UU.), desde el 11-S hasta el asesinato de JFK. Para cada tragedia encuentran unas siglas a las que hacer responsable de «engañar al pueblo». Cuando no la encuentran, son los reptilianos los responsables.

Es fácil caer en la mofa con estos personajes. Y es el mayor error en el que cae el documental: reírse de sus protagonistas a través de la simple observación. Pone la cámara, pregunta y rápidamente se ve el tipo de persona que se encuentra cómoda en un grupo social así. La mayoría son varones con escasa preparación y pocos medios que han encontrado en subforos de internet el sentimiento de permanencia y la información que la sociedad real, dicen, les impide tener. Gente en la frontera social que prefiere creer lo imposible para diferenciarse del resto, de los que creen que viven engañados por los poderes fácticos.

Lo desalentador de « Behind the curve (La tierra es plana) » es ver cómo la comunidad de terraplanistas no deja de crecer en cada una de las quedadas a las que asiste para rodar. En la época de las fake news y la democratización de la opinión, para algunos vale más la teoría (que dicen en serio) de que la Antártida no existe sino que hay un muro que delimita «el final» del planeta tierra al igual que el de « Juego de Tronos » (SIC) frente a la del astronauta Scott Kelly (que pone algo de cordura en el documental) que ha estado un año de misión en la Estación Espacial Internacional. Uno de los protagonistas llega a mofarse de los científicos porque, dice, ellos solo responden con matemáticas a sus observaciones reales. Qué esperar de un grupo que ha organizado un crucero para dar la vuelta al mundo y demostrar que el planeta no es redondo...

«Behind the curve (La tierra es plana)», como documental, se convierte en un constante ridiculizar a sus protagonistas. Es fácil con el material que tiene entre manos el director, aunque llega un punto que es innecesaria la caricatura de sus protagonistas. Pero como decíamos al arranque del texto, el experimento final es el mejor resumen de la hora y media invertida (o perdida). Ahí se ve a Jeran Campanella, otro de los protagonistas, hacer el conocido como « experimento del láser », que consiste en enviar un haz de luz a través de dos agujeros separados por varios metros y demostrar que se mantienen en paralelo sobre el nivel del mar. Para el «investigador», al ser la tierra plana, la altura del emisor y el receptor será la misma pese a la distancia. Y trata de hacer el experimento, en el que pone los tres puntos de control a una altura de unos cinco metros sobre el nivel del mar (17 pies). Como para él vivimos en un planeta plano, cuando dispare el rayo de luz, el receptor no tendrá que elevar la altura para encontrar haz. La realidad es que, por la curvatura de la tierra, debe elevar el aparato receptor hasta los 23 pies. «¡Wow! Interesante... Es... Interesante», dice el fallido investigador, al que la realidad refuta su teoría. Ahí el documental se funde a negro y llegan los créditos.

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