«Quien a hierro mata»: Un oscuro ángel llamado Luis Tosar

Paco Plaza, director de «Verónica», se echa en manos del actor gallego para un thriller de venganza

Fernando Muñoz

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Tras empujar los límites del género de terror con «Verónica» , Paco Plaza regresa para darle un “manguerazo” de oscuridad y tragedia al thriller de narcotráfico en un giro que ya avanza desde el título, «Quien a hierro mata» . El refrán lo completa el lector en la cabeza desde que aparece Luis Tosar en pantalla. Solo que no es lo que esperan.

Para empezar, porque el actor gallego de «Celda 211» da vida a un enfermero lleno de bondad, alegría y serenidad que trabaja en una residencia de ancianos mientras en casa le espera su mujer embarazada. Y como cuenta entre risas el intérprete, una primera sinopsis de «Quien a hierro mata» «sonaría a comedia» : «Un narcotraficante decide internarse en un asilo». En ese punto, Paco Plaza todavía no ha empezado a barnizar la historia de tonos negros. Los malos están al caer.

«Los otros personajes protagonistas junto con Luis son dos hijos faltos de cariño que aspiran a conseguir la aprobación de su padre». Así describe el director a los villanos de una película en la que el nexo de unión entre unos y otros es ese anciano ingresado por propia voluntad en la residencia. ¿Que quién es ese hombre? –Sin destripar nada más allá de lo inevitable– un antiguo capo del narcotráfico que ve cómo la demencia amenaza con arrebatarle sus últimos días. «La película habla sobre cómo una buena persona puede tomar decisiones equivocadas sin medir las consecuencias de sus actos. Esto de “cuidado con lo que deseas” llevado al extremo. La película retrata un momento del personaje de Luis, que se enfrenta a un dilema: dejarse abrazar por el rencor o por la esperanza. En esa disyuntiva de luz y oscuridad es en la que él se maneja», desgrana con detalle Paco Plaza.

El viaje hacia el abismo del enfermero frente al viejo traficante lo transforma Paco Plaza en un juego de espejos donde la vida y la muerte, la víctima y el verdugo, terminan por fusionarse en una única realidad. “Hay dos cosas que me engancharon del guion” -cuenta Plaza- “una es el final, y la otra cómo conecta la muerte con el nacimiento, porque tiene mucho significado. Cuando te enfrentas a un protagonista bueno que hace cosas terribles, trato de entender por qué lo hace, que no es lo mismo que justificarlo. Todos somos capaces de lo mejor y lo peor. Todos albergamos sentimientos de todo tipo, son las circunstancias las que nos empujan”, sentencia.

El padre, otrora capo del narcotráfico, y los hijos, deseosos de ampliar el negocio con mercancía colombiana, elevan el tono de acción de la película: «Las drogas son solo el trabajo de estos personajes, pero no es determinante aunque sus tejemanejes sean interesantes. Me gusta huir de la glamurización del narcotraficante, lo que me interesan son los personajes», asevera Paco Plaza sobre la moda de viajar a las rías gallegas en busca de este tipo de historias, como hizo recientemente la serie «Fariña» .

No solo hay adictos a las sustancias que vende el clan. «El mundo de la droga marcó el pasado de mi personaje», explica Tosar. «Y ahora vive como un yonki del odio, de no poder dejar atrás el pasado porque, pese a que ha construido su presente lleno de amor, sus fantasmas siguen vivos. Y se reengancha a ese odio », explica el actor, que asegura que durante un año dejó en barbecho el proyecto porque acababa de ser padre y no quería enfrentar su recién estrenada paternidad a la que vive en pantalla su personaje.

Al final, en este cruce de historias, revelar cualquier detalle terminaría por reventar una trama cosida con fuerza. «Tengo un miedo relativo al spoiler, como espectador prefiero no saber lo que pasa, pero tampoco hay que ponerse paranoico con el tema», defiende, sin por ello mencionar jamás la descripción que llevaría al lector a hacerse una idea evidente de lo que va a ver. Y aquí vendría algo parecido al «spoiler» (que el tráiler ya avanza y que se ve en la primera media hora de la película): Luis Tosar convertido en un «ángel de la muerte» para cobrarse venganza por una vida que le arrebataron en los ochenta.

Y entre tanta muerte, un nacimiento . El que Paco Plaza decidió rodar de manera real en un hospital con un parto natural: “Tenemos muy poco pudor de mostrar la muerte y mucho en mostrar la vida. Me gusta reivindicar el parto como un momento muy bonito. No puede ser que ver coser a puñaladas a otro nos parezca normal y ver un parto, que de ahí venimos todos, nos parezca mal”, sentencia.

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