Muere Claude Lanzmann, polemista aventurero

El cineasta, autor del decisivo documental sobre el Holocausto sobre «Shoah», ha muerto a los 92 años en su casa tras unos días débil

Claude Lanzmann, director de «Shoah» AFP

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Claude Lanzmann nació el 27 de noviembre de 1925 en Bois-Colombes (oeste de París), en el seno de una familia judía de Europa del Este. Ha muerto en París el 5 de julio. Fue una de las “conciencias” de la izquierda intelectual, periodista, escritor, cineasta, productor, colaborador de Jean-Paul Sartre, amante de Simone de Beauvoir, defensor de la difunta URSS y de Israel, acusado por algunas periodistas de acoso sexual.

Los padres y abuelos de Claude Lanzmann nacieron todos en Europa del este, y esperaban encontrar refugio en Francia. El antisemitismo y la Segunda guerra mundial los condenaron al destierro definitivo y los campos de concentración nazis.

Tras su iniciación a la vida en la más provinciana Francia profunda y resistente, Lanzmann se instaló en París donde hizo toda su carrera, con numerosos viajes y exilios profesionales, ejerciendo como animador de Temps Modernes, la revista fundada por Jean-Paul Sartre. Desde esa posición “pontifical”, Lanzmann se convirtió en una “autoridad” que dictaba “sentencias jupiterinas” sobre todo lo divino y lo humano.

Defendió a la difunta URSS y a Israel en un tono belicoso muy agrio, con frecuencia, polemizando lanza verbal en ristre contra rivales de la más diversa sensibilidad. Sus intercambios intelectuales con personajes como Jean-François Revel (que lo acusaba de ser simpatizante de la URSS), Michel Onfray (defensor de Albert Camus, contra Sartre), y Elie Wiesel (que tenía otra visión del judaísmo y los campos nazis) dejaron un rastro endemoniado.

Como realizador, su obra más famosa sigue siendo “Shoah” (1985), un documental sobre el exterminio de los judíos en los campos de concentración de nueve horas de duración, en el que estuvo trabajando doce años. Siguieron otra docena de películas documentales, polémicas, con frecuencia, como su trabajo sobre “Tsahal” (1994), el ejército de Israel.

Como escritor, Lanzmann deja una obra relativamente modesta, con algunos flecos coloristas. En uno de sus libros de memorias, el antiguo “hombre de mano” de Jean-Paul Sartre cuenta sus relaciones amorosas con Simone de Beauvoir, cuando la escritora era la mujer oficial del filósofo. Quizá las páginas más divertidas del libro son las consagradas a un viaje de los amantes a España, con una estancia en Albacete, donde Lanzmann descubrió a Beauvoir el arte del toreo. Esas relaciones amorosas

duraron una década larga, durante los años de mayor fama de la pareja Sartre - Beauvoir.

Hombre muy viajado y con mucho mundo, Lanzmann también fue un mujeriego empedernido. Tuvo tres esposas oficiales, la actriz Judith Magre, la novelista alemana Angelika Schrobsdorff y Dominique Petithory. Matrimonios que no le impidieron coquetear con un número impreciso de jóvenes de distinta nacionalidad, no siempre con fortuna.

Hace apenas seis meses, una periodista holandesa, Joyce Roodnat acuso a Lanzmann de acoso sexual, durante el rodaje de algunos de sus documentales. Siguieron polémicas y presuntas revelaciones, que la edad y el estado de salud del intelectual enterraron en un piadoso silencio final.

Lanzmann era un personaje truculento, de una facundia entre calurosa, “épica” y sentenciosa, siempre dispuesto a lanzar juicios y sentencias sin posible apelación. Escucharlo en silencio con admiración favorecía su cordialidad benevolente, que podía desaparecer con un puñetazo sobre la mesa, no solo verbal, cuando alguien osaba poner en duda lo bien fundado de unas arbitrariedades cultivadas con pasión.

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