Mario Casas, durante la presentación de la película «Contratiempo»
Mario Casas, durante la presentación de la película «Contratiempo» - MAYA BALANYA
«Contratiempo»

Mario Casas: «Tuvimos que parar el rodaje por la tensión que había»

«Contratiempo», la nueva película de Oriol Paulo, analiza los rasgos psicopáticos de la gente con poder

Madrid Actualizado: Guardar
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Adrián Doria es un joven y exitoso empresario tecnológico con una preciosa familia al que da vida Mario Casas. Tiene todo lo que podría haber soñado con conseguir en la vida hasta que, de repente, surge un «Contratiempo» que se podrá ver en los cines a partir del 6 de enero. Despierta un día en la habitación de un hotel junto al cadáver de su amante. Tras ser acusado de asesinato, decide contratar los servicios de Virginia Goodman, la mejor preparadora de testigos del país. En solo una noche, asesora y cliente trabajarán para encontrar la llave que le libre de la cárcel.

¿Cómo fue el primer contacto con «Contratiempo»?

En cuanto me llegó el guión, casi que dije que sí. Lo leí y, al momento, tenía claro que quería hacerlo. Por lo que contaba la historia, por cómo era mi personaje Adrián Doria y, sobre todo, porque era un registro que todavía no había hecho. Va un poco más allá, un poco más adulto, con más matices y bastante más oscuro… Es una película más de suspense, más «Hitchcock». No pude decir que no.

¿Qué sensaciones le ha dejado el estreno de la película?

Estoy, sobre todo, orgullo del resultado final porque está todo lo que trabajamos. Fueron dos meses de trabajo de mesa, de ensayos, destripando el guión, preparando y construyendo los personajes y Uri –como cariñosamente llama al director Oriol Paulo– ha sido muy fiel a todo eso que habíamos trabajado. Algo que a veces se pierde por el camino en el montaje.

Ya tuviste un cambio de registro con «Toro». ¿Qué preparación has tenido para este papel?

Ha habido mucha. Además de hablar mucho e intentar analizar cómo es este tipo de gente con poder, Uri me regaló un par de eneagramas de diferentes personalidades. También leímos bastantes artículos sobre la psicopatía, sobre los rasgos psicopáticos que pueden tener este tipo de personas: la manipulación, la frivolidad, la frialdad... Hemos hecho una gran investigación de la parte psicológica y se la hemos incorporado al personaje. Adrián tiene esos rasgos, dentro de la casa con el personaje de Ana Wagener, es un tío frío y frívolo, y que se cree más que nadie.

¿Cómo ha evolucionado su personaje?

Pues imagínate. Mucho. Cuando tú te lees el guión, te sueles planteas un personaje, uno distinto al que después es. El director también tiene su opinión, una más importante, más cuando, además, ha escrito también el guión. Él, en ese momento, conoce al personaje más que nadie, pero sí que cuando empieza el rodaje él sabe que el personaje ya es mío aunque lo haya escrito él. Sabe que ya soy Adrián Doria. Me convierto en él. Pero su evolución no acaba ahí porque sigue durante el rodaje porque con el “cinco y acción” hay veces que tienes una escena que ya has ensayado, pero, de repente, se te ocurre algo. Una mirada es distinta. Un gesto cambia. Te levantas de la silla. Gritas. Los personajes crecen constantemente dentro de una película.

¿Hay algo de Mario Casas en Adrián Doria?

Nos parecemos poco. La gente que me conoce y ha visto la película, me dice que hay una diferencia abismal con este personaje: como habla, la postura, en la composición, en todo... Tal vez hay algún momento, sí que compartimos algo, por lo que yo he vivido por mi trabajo, por ser actor, como cuando voy a un photocall o una fiesta. Pero en lo demás no tiene nada que ver conmigo.

En esa fiesta que menciona hay mucha tensión

Sí, fue una secuencia muy tensa, sobre todo para José Coronado. En el fondo, lo que está haciendo mi personaje es huir e intentar no entrar en disputa con él. Pero hay un momento en el que la Policía se lleva a José y empieza a insultarme. Eso no estaba en el guión. Se cargó tanto la secuencia, lo estaba pasando tan mal y cuando se fue lógicamente se sentía violento por todo que le estaba pasando y por mi frialdad y porque no contestara que me empezó a insultarme. Esto fue espontáneo durante el rodaje y se ha quedado en la película.

¿Cómo reacciona ante eso?

Sigues en el papel. En este caso, mi personaje se avergüenza de lo que estaba viviendo.

También has compartido alguna escena de tensión con Bárbara Leinne, ¿qué tal habéis congeniado?

Es un encanto. Da mucha vida. Es una pedazo de actriz y me alegro muchísimo de que esté nominada porque es una de las grandes de este país. De verdad, estoy feliz y contento de haber trabajado con ella.

¿Y con Ana Wagener?

Te puedes imaginar. Dentro de ese loft que tiene mi personaje, y en el que pasa gran parte de la película con Ana... ahí hubo momentos de tensión. Los dos, realmente metidos en personaje y creyéndonos la situación. Sobre todo el final, sabiendo lo que pasa, ella lo que está viviendo realmente… Tuvimos que parar el set en alguna que otra ocasión por el ambiente que había.

¿Hay algún momento del rodaje con el que se quede?

Ha sido un rodaje intensito de cojones. No me quedo con ningún momento así tal cual. Me quedo con Ana. Me quedo con ella por lo que hemos trabajado y porque he conocido a una mujer que es fantástica y maravillosa. Con ella y con Oriol, porque es un ser humano increíble. Ojalá pueda volver a trabajar con él. Ojalá me llame de nuevo, porque es un tío muy inteligente. Tenemos la suerte de tener a jóvenes directores y guionistas con esta capacidad y este talento. Creo que va a dar mucho de qué hablar. Si no lo hace ya después de esta película, será con la siguiente.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Estrenamos «El bar», de Álex de la Iglesia, el 24 de marzo. La trama parece sencilla, es una comedia negra más con el corte de «La Comunidad». Con ese tono que no sabes si reírte o no, que te mantiene en tensión. Alguien mata a dos personas en la puerta del bar y no pueden salir. Van a pasar millones de cosas en él. Ahí interpreto a un hipster. A medios de febrero empiezo con «Bajo la piel de lobo». Todavía no hay fechas fijadas, pero para otoño estaré trabajando también en «El fotógrafo de Mauthausen», una película sobre los españoles en el campo de concentración en la Segunda Guerra Mundial.

¿Para cuándo el salto a Hollywood?

Para cuando tenga noventa años (bromea). De momento ya voy saltando por aquí.

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