«It», una parábola sobre la muerte de la niñez que revive los miedos infantiles

Pennywise, el icono del miedo creado por stephen King, promete llenar los cines de gritos con el regreso de Pennywise

Pennywise, el payaso de «It»

ÓSCAR RUS

Desde que Stephen King publicara en 1986 «It» , una novela de cerca de mil quinientas páginas, el género de terror ha producido nuevos y temibles monstruos. Sin embargo, pocos han resultado tan efectivos como los inquietantes payasos , unas figuras que en lugar de hacer gracia estremecen al espectador .

[Lea la crítica de «It»: Mejor para todos que no salga el payaso ]

Buena parte de culpa de este miedo infundado la tuvo la temprana adaptación de «It» para la televisión. Fue en 1990, y desde entonces el payaso Pennywise se convirtió en símbolo del terror para los adolescentes de todo el planeta. Ahora, 27 años después, y tan maquillado como entonces, este monstruo regresa a las pantallas para asustar a los hijos de aquellos adolescentes y a los nostálgicos de la primera entrega.

«“It” es un homenaje a la infancia» , señala el director del filme, Andrés Muschietti (Buenos Aires, 1973). «Cuando lees el libro por primera vez, a los 14 años, no te das cuenta, porque eres un niño, de que estás dejando de serlo», argumenta. «Cuando lo leí por segunda vez, 25 años más tarde, entendí mucho más de qué va la historia. Me di cuenta de que básicamente es una parábola sobre la muerte de la niñez». Para Muschietti, cuando Stephen King habla del miedo que produce Pennywise, está hablando de «la pena de dejar atrás todo un mundo de imaginación y fantasía». Por eso en «It» los adultos son parte de la amenaza.

« Adaptar esta película era buscar mi experiencia emocional con el libro», confiesa Muschietti, quien creció con la narrativa de Stephen King que mezcla terror, suspense, humor y emoción, «un rango muy amplio de tonos» que el director quería trasladar a la película.

Es frecuente ver en pantalla adaptaciones de las historias del mítico escritor ( la última fue «La torre oscura» , estrenada este mismo agosto). «Hay todo tipo de películas de Stephen King: están aquellas que no lo intentan porque quieren mantener un tono más consistente y otras como “El cazador de sueños”, que no es un desastre, pero no sabes qué película estás viendo porque trata de traducir literalmente todos esos tonos». Un problema que Andrés Muschietti no ha querido repetir: «A veces es difícil meter en dos horas una narración que juega tanto con los tonos, pero no podía intentar otra cosa», sentencia confiado sobre el resultado de su adaptación. Una seguridad que le viene también dada por la buena acogida que tuvo «Mamá», la cinta de terror con la que dio el salto a Hollywood en 2013.

Además del terror que se le presupone por su género, «It» va más allá. El gran atractivo de esta nueva película, tal y como subraya su director, es la fuerte conexión emotiva con los niños protagonistas. « Muchas películas de miedo fallan porque el espectador no se identifica suficientemente con los personajes y al final no le importa si mueren». Esa conexión emotiva es importante para Andy Muschietti como «contador de historias», que entendió «desde muy temprano, el valor de involucrar al público emocionalmente».

Pero para asustar, según el argentino, también hay «que mostrar momentos de liviandad, incluso de comedia. El humor tiene mucho que ver con la identificación con los personajes». Con todo, la mayor conexión de «It» con los espectadores jóvenes y adultos es gracias a su historia sobre la infancia: «Todos hemos sido niños y experimentado la primera vez en todo: el primer amor, la primera relación con la violencia y el acoso…». En el filme estas primeras experiencias se muestran a través de la joven pandilla protagonista, unos niños que forman «El club de los perdedores» y que entre susto y susto descubrirán una nueva etapa vital que intimida tanto como el payaso: la adolescencia.

Mientras que la novela de Stephen King describe un retrato de la infancia que el escritor vivió en los años cincuenta, cuyos miedos/terrores infantiles estaban conectados con los monstruos clásicos de Universal (Drácula, Frankestein , La Momia, El Hombre Lobo), Muschietti ha trasladado la acción a 1989, la época de su propia adolescencia. Un margen «para modernizar» con monstruos de los años ochenta ( «Se habló de poner a Freddy Krueger, pero no me olía muy bien…» ) que el director, sin embargo, aprovechó «para transmitir no algo más moderno pero sí más profundo, relacionado con traumas infantiles más inesperados». Fue entonces cuando Andy decidió conectar «It» con sus propios miedos de niño (más concretamente, un cuadro) para aterrorizar más y mejor: «Como cineasta, no puedes asustar a nadie, si primero no intentas recoger la fuente original. Yo traté de asustarme a mí mismo.

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