Oriol Pla es Soleràs en «Incierta gloria»
Oriol Pla es Soleràs en «Incierta gloria»

La Guerra Civil más allá de las trincheras

El realizador detrás de «Pa Negre», Agustí Villaronga, dirige un wester emocional que profundiza en las consecuencias de la contienda en las personas

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Las guerras no solo se libran en el campo de batalla. La destrucción de estos conflictos retumba también en la retaguardia, donde, a salvo de las balas, la gente deambula perdida por todo lo que la contienda arrebata: el amor, la comida, a unos mismos. Una juventud efímera, incierta, como la gloria. Y como el título de la novela sobre la Guerra Civil de Joan Sales que, tras «Pa Negre», Agustí Villaronga adapta a la gran pantalla.

Una película con solo dos tiros, para abrir y cerrar el metraje, que huye de la recreación bélica para centrarse en lo ordinario. Un western emocional. Porque lo interesante era «tratar las emociones de esas personas durante la Guerra Civil, cómo les afecta ese cambio de rumbo en un momento en que la juventud, que es un momento glorioso y lleno de luz, estalla y se diluye en las manos, estropeándolos», explica el director del filme en una entrevista a ABC.

Las guerras no solo trastocan las fronteras geográficas, también las personales. Los límites se difuman y uno ya no es nunca más quien solía. En «Incierta Gloria», Villaronga centra el foco en cuatro protagonistas antitéticos que exploran, desde diferentes perspectivas, los efectos de la Guerra Civil española. Y chocan entre sí, como las bombas contra su objetivo. Un cóctel de alto voltaje, como «la lucidez extrema y esa extraordinaria sensibilidad que tiene Soleràs (Oriol Pla), una mezcla imposible que te aboca muchas veces al suicidio», o la cordura de Lluís (Marcel Borràs), «una persona más conservadora, más cerebral, reflexiva, y a la que poco a poco se le va destruyendo ese armazón entre ético y moral que tiene. No se desmoronan por un enfrentamiento ideológico sino por uno consigo mismos. Entran en crisis», asegura el ganador del Goya por «Pa Negre» en 2011.

Oriol Play Marcel Borràs en «Incierta gloria»
Oriol Play Marcel Borràs en «Incierta gloria»

Pero en la partida también juegan los que esconden sus cartas, como la «araña» de La Carlana (Núria Prims), cacique y señora del pueblo, «aferrada a la tierra, a los hijos y la casa, manipuladora y calculadora, una persona que sabe tener el control de los sentimientos» o la que las enseña como Trini (Bruna Cusí), madre y novia entregada, «quizás la más bondadosa y la que menos cambia, sufre pero no se desmorona y es el personaje más positivo de todos», describe Villaronga.

El director mallorquín huye deliberadamente del componente ideológico, porque en los conflictos armados el raciocinio pasa a un segundo plano, y solo se actúa, motivados por el instinto: «Sé por mi padre, que estuvo en el frente del Ebro, que en la Guerra Civil caías en uno u otro bando, donde te tocaba, y aunque algunos tenían el ideal de combatir por un bando o ideas concretas, a veces simplemente llegaba el conflicto al lugar y tenían que luchar sin saber por qué lo hacían», reconoce.

En lugar de a disparos, los personajes se enfrentan a su lado oscuro, como en tantas películas de su filmografía. Las palabras terminan hiriendo más que las balas. «En todas las personas hay algo de luz y oscuridad y pienso que está bien enseñarlo, sobre todo en la sociedad actual, en la que hay muchísima desesperación pero también una desconexión con las cosas que nos hacen profundos, como si ver muy adentro molestara. Creo que deberíamos enfrentar el lado oscuro, no el sórdido, y a mí me atrae observarlo».

De «bicho raro» a «autor de culto»

«Incierta gloria» no es otra película más de la Guerra Civil —«es un tópico eso de que se hacen muchas de esta temática»—, pero sí otro paso más en la evolución de Villaronga como director. De ser considerado un «bicho raro» por sus colegas de la industria a convertirse en autor de culto —«que queda más fino pero viene a decir lo mismo»—. Y, tras el éxito de «Pa Negre», director empático. «Noto que en los últimos años he intentado llegar más al público. Antes pensaba en ellos pero no entendía que eran más que una masa homónima. Ahora sigo sin saber cuál es la conexión, pero sí que pienso en ser menos elitista y pretencioso y explicarlo de forma más sencilla. Mejor que se entienda que quedar bien», confiesa.

Ver los comentarios