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In memoriam

Del gran Lebowski a la princesa Leia, los grandes rostros del cine que nos dejaron en 2016

La eterna secundaria española Chus Lampreave, el gigante bonachón Bud Spencer o Gene Wilder, el cómico de mirada alocada, fueron algunos de los actores que murieron este año

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«Fui a los bosques porque quería vivir a conciencia, quería vivir a fondo y extraer todo el meollo a la vida, y dejar a un lado todo lo que no fuese vida, para no descubrir en el momento de mi muerte, que no había vivido». Hace ya casi tres años que falleció Robin Williams, el genio de la sonrisa triste, el doctor chiflado, que nos dejó otra lección más en forma de verso en «El club de los poetas muertos».

Mientras Kirk Douglas cumplía un siglo de vida, último vestigio del Hollywood clásico, otros grandes rostros del séptimo arte nos dejaron este 2016. Actores con icónicos papeles, directores de películas para siempre. Reyes del drama, dueños de la risa en la comedia.

Androides espaciales, divas de musical y gánsteres. Todos ellos vivieron a conciencia, como clamaba el personaje de Williams, y gracias a ello, tras sus muertes, podremos disfrutar eternamente de su legado. Esa es la magia del cine.

Una de las noticias más impactantes llegaba hace apenas unos días, poco antes de terminar el año. Carrie Fisher, mundialmente concida por interpretar a la Princesa Leia en «La Guerra de las Galaxias», fallecía tras un paro cardiaco. «Quiero decir a mis amigos que no importa cómo muera, quiero que digan que me ahogué a la luz de la luna, estrangulada por mi propio sujetador».

Tan solo un día después, su madre, Debbie Reynolds, famosa por «Cantando bajo la lluvia» y el escándalo de la infidelidad de su marido Eddie Fisher con Elizabeth Taylor, moría de pena.

Veterana del cine patrio, la entrañable Chus Lampreave nos dejó este año. La popular actriz, siempre pizpireta a pesar de esas gafas de culo de vaso que agigantaban sus ojos atentos, cautivó a todos con su desinhibida naturalidad, y aunque ya no seguirá añadiendo títulos a su filmografía, sí nos deja momentos únicos para el recuerdo. Su talento la llevó a trabajar con directores como Luis García Berlanga y se ganó para siempre el corazón de Pedro Almodóvar, que hizo de esta señora bajita y con un raro sentido del humor su fetiche. Casi siempre encarnó a personajes secundarios en sus más de ochenta películas, aunque su papel de abuela «pasota» y la espontaneidad con la que llamaba «cara de ladilla» a Rossy de Palma la convirtieron en un inolvidable icono.

La muerte de Alan Rickman, conocido por todo el mundo por interpretar a Snape, uno de los héroes más incomprendidos de la ficción, cogió a todos por sorpresa. Con 69 años a sus espaldas, su papel más famoso es el del profesor de Harry Potter, aunque tuvo muchas más aportaciones memorables. Se enfrentó a Bruce Willis como villano en «La jungla de cristal» y fue sheriff de Nottingham en «Robin Hood, príncipe de los ladrones», aunque también hizo de bueno «Sentido y sensibilidad», donde coincidiría con su gran amiga Emma Thompson, a la que a punto está de traicionar en «Love Actually».

De la comedia a la mafia. A comienzos de 2016 fallecía el gran Abe Vigoda, no solo por su envergadura y marcadas facciones, también por papeles memorables como el de Salvadore Tessio en la legendaria «El padrino», de Francis Ford Coppola.

Sus profundos ojos azules, su sonrisa eterna y esa inconfundible mirada alocada le auparon como uno de los grandes nombres de la comedia. Gene Wilder fue Willy Wonka, pero también supo darle color a un joven doctor Frankenstein en la película de blanco y negro «el jovencito Frankenstein».

Pero, sin duda, una de las muertes más trágicas de 2016 fue la de Anton Yelchin, una joven promesa a la que un desafortunado e inexplicable accidente quitó la vida cuando, tras participar en películas indies como «Like crazy» con Felicity Jones, su carrera había tomado impulso después de interpretar a Pavel Chekov en «Star Trek».

Garry Marshall, que pasará a la historia por convertir a Julia Roberts en «la novia de América» gracias a su película «Pretty Woman» o David Huddlestone, el misterioso millonario que interpretó a El gran Lebowski en la cinta de los Cohen también se fueron este año. Como Noel Neill, la primera Lois Lane de la gran pantalla, Charmin Carr con su «I'm sixteen» en «Sonrisas y lágrimas» o Kenny Baker, el actor que se enfundó el disfraz metálico para dar vida a R2-D2 de «Star Wars».

Pero también David Bowie, con su mítica incursión en el cine en «Dentro del laberinto», acompañando a una jovencísima Jennifer Connelly como el rey Jareth o Bud Spencer, ese fornido bonachón del spaghetti western.

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