Godard convoca la rueda de prensa más surrealista del Festival de Cannes

El mítico director francés, que compite con «Le livre d’image», comparece ante la prensa a través de un teléfono móvil

El cineasta Jean-Luc Godard charló por FaceTime con la prensa REUTERS

DAVID MARTOS

Apenas recuperada del torrente de imágenes y sonidos que pueblan la nueva película de Jean-Luc Godard , «Le livre d’image», la prensa acreditada en el Festival de Cannes se abalanzaba ayer sobre la sala de conferencias del Palais. Los periodistas se repartían en distintas colas según el color de su acreditación, ansiosos por comprobar si lo que prometía el comunicado vía e-mail del día anterior era cierto: que el maestro de la Nouvelle Vague iba a responder a las preguntas de los informadores a través de FaceTime , es decir, a través de una videoconferencia retransmitida por un teléfono móvil.

Godard, el mismo Godard que decidió no abrir la puerta a Agnès Varda en el documental «Caras y lugares», es un señor de 87 años que apenas sale de su casa. Un señor impredecible, con fama de huraño, que bien podría haber dejado plantados a los principales medios del mundo. Pero no lo hizo. Su productor sostenía el smartphone, un micrófono amplificaba su voz... y la comparecencia duró más de 40 minutos. Jean-Luc Godard , el artífice de «Al final de la escapada», respondió de forma tranquila y paciente desde su residencia de Suiza a preguntas sobre la labor del cineasta, la demografía europea... o incluso la actualidad española.

Y es que en su película, una enrevesada reflexión sobre los fallos de la civilización occidental y las posibilidades del futuro, aparece el orwelliano mensaje del «Homenaje a Cataluña»: «El cine es una pequeña Cataluña que tiene dificultades para existir», admitía el director, que en un primer momento pensó en incluir la frase como recuerdo a la Guerra Civil , pero que acabó encontrando una doble resonancia durante el montaje de la película.

La pregunta de la periodista española Pepa Blanes se produjo al final de un ritual que no se había visto en la sala de prensa de Cannes . Los periodistas formaron una fila india para ir pasando ante el teléfono para formular sus preguntas.

Ante el estrado, como un oráculo plano plasmado en la pantalla, Godard sonreía con su clásico puro en la boca, en lo que resultó un auténtico espectáculo. Habló en japonés con una periodista nipona, aseguró no recordar una de las películas que había usado para el montaje de su cinta -que se compone de fragmentos de otras obras, decolorados, desmontados, enmudecidos-, afirmó ser un «fabricante» de cine... e hizo un elogio de las manos: «Imagínense vivir un día entero sin servirse de sus manos... no se puede hacer nada». De hecho, sentenció que su futuro como cineasta depende «un poco» de sus manos y de sus ojos.

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