Fernando Trueba, tras la polémica: «Vivo en España porque quiero. No me gustan los nacionalismos»

El director español estrena «La Reina de España», un ambicioso proyecto en el que ha reunido a los mismos actores de la primera película

Madrid Actualizado: Guardar
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Contrariamente a la imagen que da de tipo serio, reservado y casi hosco, Fernando Trueba es todo lo contrario. En la distancia corta se mueve con facilidad, con sencillez y con buenas dosis de empatía. Acaba de estrenar «La Reina de España», una película de gran presupuesto (14 millones de euros) que viene a ser la secuela de «La niña de tus ojos». El filme se ha estrenado en medio de cierta polémica, no solo por la demanda de los que dicen ser los guionistas de la primera película sino por los movimientos que ha habido en las redes sociales, a favor y en contra del director por aquello que soltó de no sentirse español.

Trueba lo vive todo con la tranquilidad que le caracteriza y sin alterarse lo más mínimo.

Diríase que está demasiado concentrado en la marcha de la película como para preocuparse de otros asuntos.

-Se dice que decidió hacer la película porque había mucha gente por la calle que le preguntaba por «La niña de tus ojos».

-No es exactamente así. Lo que sí me preguntaba la gente es cosas como «oye, al final a Resines ¿le matan los nazis o no, o qué le pasa? Y eso está un poco en el origen de la idea. Es verdad que yo al principio contestaba “y yo que sé». No estaba en la película, pero es cierto que los finales abiertos crean inquietud en la gente. Entonces empecé a pensar yo también qué habría pasado con ese personaje y a partir de ahí comencé a tirar del hilo y ver qué podía haber pasado con él. Desde ahí comenzaron a salir los demás personajes y a pensar en los demás.

-Y ya puestos, dice Penélope que tiene ideas sobre lo que va a pasar en una tercera película.

-Tanto como eso no, pero sí que tenemos ideas y algunas cosas pensadas. Tendrán que pasar unos cuantos años y ver si tenemos ganas de repetir.

-No debería tardar mucho porque ya dijo Jorge Sanz en esta que lo raro es que todos siguieran vivos.

-Sí, es verdad (risas). Cuando hablábamos de esto había alguno que decía «sí vale, pero date prisa porque algunos igual no llegamos». Ya sabe, con el humor negro que nos caracteriza.

-Pero, según dice Resines, lo complicado de un proyecto como este es coordinar las agendas de tanta gente.

-Sí, pero todos tenían muchas ganas de hacerlo y han puesto mucho de su parte. Lo más complicado fue lo de Penélope, sobre todo porque su agenda en los últimos años se ha parado por lo de ser madre y ahora todo su calendario se ha apretado.

-Lo que parece unánime es que la película es un homenaje al cine.

-Sí, eso está ahí y está claro. Sobre todo es el deseo de hacer una comedia, de hacer algo bonito y divertido, que la gente sea feliz un par de horas. Llevarles en ese viaje en el tiempo a los años 50 como se hacían en las películas antiguas.

-Una vez acabado el producto ¿ha notado mucha diferencia entre la primera y la segunda?

-Eso lo tiene que decir más la gente que yo. Lo que tenía claro es que no quería decepcionar a los que les gustó mucho la primera. No se trata de que les guste más o menos, sino simplemente de que salgan contentos.

-«La niña de tus ojos» ganó siete Goyas. ¿Le ha pesado a la hora de hacer esta?

-No, no. Debe haber presión es lo que acabo de decir antes.

-¿Cómo ha visto al grupo?

-Les he visto igual, solo que más mayores, con las peripecias que hemos tenido todos. Algunos han sobrevivido a todo tipo de cosas. Básicamente ese espíritu de disfrutar haciendo la película juntos estaba ahí.

-¿El punto final de Areces lo tenía muy planificado?

-Sí, pero era muy delicado porque no quería hacer una parodia. Una cosa es hacer comedia y otra hacer parodia o una imitación. Lo hablé con Areces y creo que el punto que le ha dado a nivel de voz, de moverse y de todo es realmente bueno.

-¿Le ha costado mucho llevar adelante el proyecto?

-Mucho. No es una película barata y las cosas están complicadas, pero gracias a la productora (Cristina Huete) lo hemos conseguido. Tanto que según la estaba escribiendo estaba pensando que igual no la hacía, pero no me importó, seguí escribiendo.

-Vamos, que hacer una película es complicado.

-Nunca ha sido fácil, pero yo soy optimista. Creo que saldremos adelante. Los políticos pasan, los gobiernos pasan y el cine siempre sigue ahí, y también la cultura.

-Dígame la verdad ¿cuántas veces le han preguntado últimamente por el escabroso asunto aquel de «no me siento español ni cinco minutos»?

-No he hecho tantas entrevistas como para eso y ahora que las estoy haciendo tengo la esperanza de que el asunto haya pasado. Aquello fue una cosa, no mal intencionadamente sacada de contexto, pero sí mal interpretada.

-¿Se refería a que se siente un ciudadano universal más allá de las fronteras?

-Un poco sí. Mire, yo vivo en este país por elección, no porque esté cerrada la frontera. Vivo aquí porque quiero y, sobre todo, porque me gusta mucho este país, pero lo que yo no tengo es un sentimiento nacionalista y lo que intentaba era hablar contra el nacionalismo, que es lo que hice. Fue solo eso. Me refiero a Kant, que es un tipo al que aún no hemos conseguido alcanzar.

-¿Se refiere a lo de la paz universal y demás?

-A eso y al cosmopolitismo, sobre el sentido de la hermandad de los seres humanos por encima de las fronteras. Esto es algo del siglo XVIII, de la Ilustración.

-¿Y sobre que le hubieran gustado que los franceses hubieran ganado en la Guerra de la Independencia?

-Yo ahí estaba haciendo humor. No quería entrar en asuntos políticos y pensé voy a hacer una cosa divertida para que la gente se ría, pero no sucedió. No sé, igual lo hice mal o no se me entendió. Mala suerte. Santiago Segura suele decir de mí que soy grouchiano pero que la gente me toma en serio.

-La verdad es que lleva una racha que no para de pisar charcos. Acuérdese de la demanda de los guionistas.

-Es cierto, nos crecen los enanos. Es una chorrada. Estos vendieron un guión pero lo que utilizamos fue el guión que escribimos Azcona, mi hermano y yo, no el suyo.

-¿Teme que afecte a la marcha de la película?

-Yo creo que no. Fíjese, desde Tiburón no hay película que haya hecho Spielberg que no haya tenido siete procesos.

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