«Marea negra»

El drama de la planta petrolera Deep Water Horizon

Mark Wahlberg se vuelve a reinventar como el héroe del proletariado, el blue collar norteamericano que interpreta hombres con capacidad para perdonar

Los Ángeles Actualizado: Guardar
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La historia de la explosión de una plataforma petrolera en la costa de Luisiana, en el 2010, se convierte en un filme excitante y entretenido de la mano del cineasta Peter Berg. La catástrofe que acabó con la vida de once hombres y provocó un desastre medioambiental, ¿debería ser divertido para el público? El incidente dejo muchas heridas abiertas, muchas familias rotas. Los héroes de aquel accidente fueron Mike Williams, el técnico jefe de electricidad, a quien retrata Mark Wahlberg, y su jefe, Mr Jimmy, brillantemente creado por el inagotable Kurt Russell.

Muchos de los trabajadores de la planta sufrieron heridas terribles por la metralla, otros se escondieron en sus habitaciones y terminaron asfixiados por el humo, otros recibieron el impacto del fuego. Los pocos sobrevivientes, medio desnudos y bañados en combustible, gatearon en la oscuridad para salvar su vida entre el caos.

A una altura de ciento veinte metros, la planta Horizon fue construida con los mejores avances de seguridad. Para que no explotara, estaba equipada con sofisticados sistemas que desviaban el crudo en caso de escape. Tenía costosos dispositivos que avisaban al equipo de técnicos de cualquier posibilidad de fuego. Sobre el papel los expertos consideraban Deep Water Horizon la planta más segura que se había edificado en el Golfo de México, sin embargo, el filme de Peter Berg retrata la historia de cómo y por qué no lo fue. Surge la verdad para demostrar que el ser humano siempre termina equivocándose frente a la naturaleza, y aquel terrible 20 de abril fue uno de los peores ejemplos Las alarmas saltaron, sí, pero cuando las explosiones eran ya inevitables. Nadie pudo hacer nada por detener la hecatombe. Once hombre de aquella plataforma perdieron la vida, otra docena sufrió heridas que les han dejado secuelas y los medios, casi deliberadamente, ignoraron a las familias.

Wahlberg y el cineasta Peter Berg vuelven unirse en un drama real, en un retrato sobre la supervivencia. El realizador Peter Berg, con quien Wahlberg colaboró en Lone Survivor y con quien repite en su próximo filme, Patriot’s Day, investiga con exactitud las horas previas al accidente. «Es un orgullo poder interpretar a Mike, un hombre que lucha por su familia, responsable en su trabajo, solidario. Lo considero un héroe porque pensó en sus compañeros, en su mujer y su hijo antes que en sí mismo, eso le ayudó a sobrevivir. Le admiro», confiesa Wahlberg en una suite de un hotel en Los Ángeles.

«Me gustan más los héroes de carne y hueso que aquellos con mallas y capa creados para ilustrar las páginas de un tebeo», admite sin morderse la lengua. La vida de Mark Wahberg merece su propia película. Nació en una familia católica en los suburbios de Boston, fue rapero de éxito y acabó en la cárcel por las malas compañías, se recicló y empezó a trabajar como modelo contratado por Armani que le convirtió en objeto de culto para las mujeres de todo el mundo. Sus pectorales y su cara de niño le llevaron a aterrizar en Hollywood, donde empezó con películas como «Boogie Nights» que alimentaban el morbo de su atractivo. Harto, cambió de nuevo su rumbo y rodó tres cintas de acción seguidas; «Three Kings», «The Perfect Storm» y «The Italian Job». Buscando demostrar su capacidad dentro de la industria, se convirtió en productor de éxito y de su empresa, Leverage, llegaron títulos como Entourage y Boardwalk Empire.

En la actualidad, Mark se vuelve a reinventar como el héroe del proletariado, el blue collar norteamericano que interpreta hombres con capacidad para perdonar. «Soy católico y como tal tienes que aprender a perdonar. Es razonable no olvidar, pero necesitas ser capaz de perdonar. Si no puedes perdonar, entonces no podrás perdonarte tus pecados. Yo vivo bajo ese prisma y lo llevo a cabo cada día, no importa lo difícil que a veces pueda ser. Crecí dentro de la Iglesia Católica y, aunque de niño era rebelde, sus valores quedaron en mí. Con el tiempo entendí que si quería ser feliz, tener salud y vivir en positivo, necesitaba concentrarme en mi espiritualidad y mi fe». El actor, comprometido con sus creencias, acude a escuchar misa cada mañana. “Jamás he dudado de mi fe. Si la perdiera lo perdería todo. Son mis creencias lo que hace que todo sea posible. Rezo cada día para tener fuerza, para ser el mejor marido, padre, hermano, vecino que se pueda ser”

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