Crítica de A Taxi Driver: Los héroes de Gwangju: Héroe por accidente

Basada en hechos reales fechados en el año 1980, este largometraje narra la historia de una toma de conciencia

Song Kang-ho dota de una gran humanidad al protagonista ABC

ANTONIO WEINRICHTER

Ficha completa

Basada en hechos reales fechados en el año 1980, una protesta estudiantil y la subsiguiente represión militar sangrienta en la ciudad surcoreana de Gwanju, este largometraje narra la historia de una toma de conciencia. El que descubre que la tiene es un taxista que empieza siendo casi una figura picaresca, pero al que un pedazo de actor llamado Song Kang-ho dota de una gran humanidad. El problema es que su trabajo es más efectivo cuando el taxista es un tramposo «azconiano» que después, cuando se acaba convirtiendo en un héroe accidental pero ejemplar . Lo mismo le pasa a la película que, cuando entra en materia, presenta de forma prolija y desmadejada la revuelta, con un reparto de héroes civiles y villanos institucionales que, pronunciando diálogos que suenan como subrayados con un grueso rotulador, parece salido de un viejo film de propaganda chino, o de alguno de los que seguirán haciendo sus vecinos los coreanos del norte. El reportero alemán, por ejemplo, empeñado en filmar la represión para que el mundo sea testigo, entona la misma nota durante las dos horas que dura la función: no es un personaje, es un catalizador. Y así casi todo lo demás.

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