Crítica de «Jojo Rabbit»: El amigo invisible

«Waititi no pretende en modo alguno glorificar o blanquear el nazismo»

Escena de «Jojo Rabbit»
Antonio Weinrichter

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El neozelandés Taika Waititi tenía un proyecto fetiche y, dado que forma parte de la nueva realeza de Hollywood como director de franquicias, le han dejado hacerlo: ha escrito y dirigido esta fantasía sobre un niño que tiene como amigo invisible nada menos que a Adolf Hitler (papel que, por supuesto, se reserva el propio Waititi). No es tan extraño porque estamos en la Alemania de los últimos años del Reich y el chico pertenece a las juventudes hitlerianas. Aun así la pregunta surge imperiosa: ¿se puede hacer comedia con estas cosas? Chaplin y Lubitsch lo hicieron pero en caliente, y fue un gesto desafiante; pero aquí estamos en terreno minado, como en « La vida es bella ».

Cierto, Waititi no pretende en modo alguno glorificar o blanquear el nazismo. Las contradicciones del mundo real no tardan en empezar a tensar la burbuja en la que vive feliz Jojo, el protagonista; y las intenciones del autor se revelan prístinas cuando el niño descubre que su casa tiene un escondrijo en donde vive emparedada una chica judía. Todo lo que le han dicho va a ponerse a prueba con esta pobre «annafrank» que poco a poco, los prejuicios le atenazan al principio, va a convertirse en su verdadera amiga invisible.

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Jojo Rabbit

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Curiosamente, la premisa malabar (por equilibrista) de la película funciona mejor en su primera parte: las apariciones de un Adolf más ridículo casi que el de Chaplin, con sus expresiones «castizas» de lesa ucronía; los personajillos del campamento de juventudes al que asiste lleno de ilusión Jojo… La irrupción de lo real, en su sentido duro, es decir, de lo siniestro deja poco margen para excesos coloristas; o quizá exige un nivel de dramaturgia que queda fuera del alcance del guionista-director.

Por otro lado, Roman Griffin Davis está excelente en el papel titular pero la muy nominada Scarlett Johansson no hace gran cosa con el personaje de su madre «partisana»: es una actriz más limitada de lo que parece. Y sobre todo el tramo final de la película intenta nadar y guardar la ropa de forma discutible: obviando la evidencia de que debería acabar como esa otra historia de un niño abducido por el nazismo que era «Alemania año cero».

Dirección: Taika Waititi. Intérpretes: Roman Griffin Davis, Taika Waititi, Scarlett Johansson, Sam Rockwell

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