Crítica de «Los consejos de Alice»: El dinosaurio y la milenial
«Lo más interesante que tiene es precisamente el debate que plantea»
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Algunas críticas le han echado en cara a esta película que sea demasiado hablada lo que, dado que es francesa, raya en la redundancia. En realidad lo más interesante que tiene es precisamente el debate que plantea -y lo plantea con argumentaciones, no a tiros como parecen querer los que se quejan de la verborrea- entre un viejo político y una joven filósofa que contrata de asesora. El motivo roza lo genial: hace muchos años que no tiene ideas y por eso hace llamar a esta supuesta «productora» de reflexiones.
Tal premisa podría dar lugar a una «sitcom» de mucho enredo, o quizá una comedia romántica entre opuestos, o muy separados por la edad, pero la película se cuida mucho de sugerirlo siquiera. Lo que el dinosaurio, que es alcalde socialista de la gran ciudad de Lyon , quiere de la milenial es que avive una inspiración que dormita en su interior desde hace décadas: como el sacerdote de «Los comulgantes», ha dejado de oír la voz de su dios. No se pone en cuestión el ideario socialista sino su aplicación en los tiempos actuales: el alcalde espera que la sinceridad o incluso la insolencia de la novata le ayude a cubrir la proverbial separación del «pueblo» que lleva consigo el ejercicio del poder.
Ese incipiente diálogo, mantenido siempre con prisas, en encuentros fugaces entre eventos municipales, acaba dando lugar a una genuina conversación que agota todo el interés real de la función: ayuda que vengan interpretados por el inefable Fabrice Luchini y Anaïs Demoustier. Los que flotan a su alrededor -parejas, compañeros celosos del enchufe de la que presumían mera becaria, y demás- no tienen entidad alguna, y ese vacío alrededor del núcleo central explica la sensación liviana que produce la película.
Dirección : Nicolas Pariser. Intérpretes : Fabrice Luchini, Anaïs Demoustier, Nora Hamzawi...
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