«Un atardecer en la Toscana»: Una mujer valiente

«El título vespertino remite a un cineasta como Linklater, pero Jacek Borcuch bebe más de la obra de Fellini y Bertolucci, con un leve toque de afrancesamiento»

Escena de «Un atardecer en la Toscana»
Federico Marín Bellón

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La Toscana es más chula que sus películas, dónde va a parar, pero puede que sea esta la que mejor soporte las comparaciones con la región italiana, aquí poblada por una variopinta familia polaca. El título vespertino remite a un cineasta como Linklater, pero Jacek Borcuch bebe más de la obra de Fellini y Bertolucci, con un leve toque de afrancesamiento.

Un pequeño misterio nos introduce en el clan de los protagonistas, liderados por Maria Linde, ganadora del Premio Nobel a la que da vida la gran estrella Krystyna Janda . Sus ideas y, sobre todo, su escaso pudor a la hora de exhibirlas, le granjean conflictos profesionales, mientras atrae los personales de un modo más prosaico, seducida de forma ilícita por el joven egipcio que la acompaña en la foto. Poco a poco, varios dramas de telediario se abren paso entre el costumbrismo.

Es algo casi perverso. Borcuch intenta no ser discursivo y lo consigue a través de los personajes, pero no tanto con su cámara. Por no apuntalar ideas, deja que algunas se le vuelen, con el lógico desconcierto. Se agradece la voluntad y es fácil valorar, por encima de todo, lo que aporta una mujer valiente.

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