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Juan Antonio Bayona con su Goya a la mejor dirección - EFE

Premios GoyaEmma Suárez se cuela en la fiesta de Arévalo y Bayona

«Tarde para la ira» gana cuatro premios principales y «Un monstruo viene a verme», nueve. Emma Suárez se llevó los de mejor actriz protagonista y actriz de reparto

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La película «Un monstruo viene a verme» se convirtió en la más premiada de la 31 edición de los Goya, celebrada en el Auditorium Hotel Marriot. Se pensaba que el filme de Juan Antonio Bayona solo se llevaría los premios técnicos, pero el hecho de que Raúl Arévalo estuviese nominado en el apartado de director novel le dio vía libre al premio a mejor director. Ganó nueve Goya de doce nominaciones (fotografía, maquillaje y peluquería, dirección artística, producción, música, efectos especiales, sonido, montaje y director).

Bayona, que vino desde Londres (donde está preparando una nueva secuela de «Jurassic World»), presentó a los Goya una película brillante que es la más taquillera del año en España, incluidos los filmes extranjeros, lo que es un mérito tremendo. La película, durísima y muy entrañable, desarrolla con realismo y una calidad tremenda temas de gran actualidad como el maltrato, el cáncer y la soledad infantil. Su excelente factura técnica en todos los aspectos hizo el resto.

El otro triunfador fue Raúl Arévalo, que es de Móstoles, y no es galáctico, que diría su colega Iker Casillas, pero ni falta que le hace. «Tarde para la ira» ganó cuatro galardones, si bien fueron muy importantes (película, director novel, guión original y actor de reparto). Cuando estrenó la película triunfadora de esta noche, «Tarde para la ira», Arévalo le contaba a un amigo suyo en petit comité: «Tío, ya verás la que me va a montar mi madre cuando vea la película. No le gusta que ruede esta clase de historias. Seguro que me dice: “Raulito, no me gusta que hagas estas películas tan violentas. Haz películas de amor”».

Ese retrato crudo, seco, cortante cual hacha afilada y dolorosamente vengativo, está narrado con tal dureza y llevado a la pantalla por tan grandes actores que era merecedor de estos premios. Que Arévalo y su película fueran ganadoras era lo esperado, pero no estaba tan claro que su protagonista, Antonio de la Torre, también saliera triunfador. Iba destacado en las apuestas hasta que se decidió que Roberto Álamo entrara en el apartado de actor protagonista.

Ahí, la pugna entre ellos fue brutal, pero al final ganó Roberto Álamo, que ya había ganado en los Feroz. Otro triunfador fue Manolo Solo, que se alzó como mejor actor de reparto, algo esperado tras el tremendo cambio de registro que hizo respecto a «B de Bárcenas», tanto que apenas era reconocido después de hacer del juez Ruz. Bayona ganó la dirección, pero se le escapó el triunfo de mejor película. Sorogoyen se llevó el galardón como Mejor actor Principal. Alberto Rodríguez obtuvo dos galardones (actor revelación y guión adaptado). Poca cosa para tres grandes directores.

A medida que avanzaba la gala se veía que Bayona acaparaba todo, pero eran triunfos técnicos y eso no le aseguraba el premio final, como sucedió.

Una gran actriz

Quizás la mayor triunfadora de la noche fue Emma Suárez, que hizo historia, pues donde estaba concentrada la mayor expectación era en el premio a la mejor actriz protagonista. Las máximas favoritas y rivales eran, curiosamente, dos íntimas amigas, Emma Suárez y Bárbara Lennie, que llegaban muy igualadas en todo: en las apuestas y en los premios: Forqué para la primera y Feroz para la segunda. Ganó Suárez, pero es que, además, y eso sí que fue una verdadera sorpresa, se hizo con el premio de reparto por «La próxima piel». Es su tercer Goya después del conseguido por «El perro del hortelano». Hizo historia porque es la segunda vez que una actriz hace doblete. La anterior fue Verónica Forqué en 1987, logrando el Goya a la actriz protagonista y el de reparto.

En el discurso pronunciado por la presidenta y el vicepresidente de la Academia, Yvonne Blake y Mariano Barroso, se destacó que el cine recauda, ingresa y genera mucha más riqueza de la que gasta, por lo que se pidió a los gobernantes un pacto de Estado para proteger el cine español. Se recordó el gran número de espectadores que vieron las 168 películas.

El mejor presentador

En cuanto a Dani Rovira, su arranque fue espectacular, con una actuación impecable y una empatía total, apoyado en un excelente guión, realmente gracioso. Luego dio un toque a Trump, otro a los políticos españoles y hasta se vistió de Supermán. Una presentación divertida, agradable y ágil. Hasta se atrevió a cantar y a ponerse tacones de diez centímetros. Fue otro de los triunfadores de la gala, aunque el guión hiló muy mal el número gracioso que hizo con Karra Elejalde dando paso a los fallecidos de este año.

Hablando de los políticos, el cineasta Daniel Sánchez Arévalo contó que días después de que Mariano Rajoy asegurara que no había visto ninguna de las películas que aspiran este año a los Goya le llevó tres cintas españolas a la sede del PP en la calle Génova: «Tarde para la ira», «El hombre de las mil caras» y «AzulOscuroCasiNegro». Según él, lo hizo «sin acritud y casi en un acto de verdadero amor». Asegura que le recibieron muy bien en Génova.

Donde hubo una gran sorpresa. Fue en la mejor película europea. Se pensaba en «Yo, Daniel Blake», de Ken Loach (presente en la gala), o en «El hijo de Saúl», ganadora en los Oscar. Pero venció «Elle», de Paul Verhoeven, una película mucho mejor recibida por los festivales y la crítica que por el público, que no vio en ella nada especial que destacar.

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