Momento en el que retiran el techo de uno de los vehículos siniestrados y en donde hay un cadáver.
CÁDIZ

Un siniestro a examen

Un simulacro de un accidente de tráfico sirve de entrenamiento para los servicios de emergencia y de proyecto de fin de carrera para un futuro enfermero

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Alas cuatro y cuarto de la tarde, una llamada sacude de sus asientos a los operadores de la sala del centro coordinador de emergencias 112. Una colisión de dos coches en Puerto América acaba de dejar un reguero de muerte y heridas. El aviso se transfiere a los bomberos, al 061, Protección Civil, Policía Nacional y Local. El engranaje del protocolo que establece la Junta para estas situaciones comienza a moverse.

Los primeros en llegar al lugar del accidente confirman los peores augurios, dos viejos turismos marca Audi están empotrados uno contra otro, varias personas se encuentran tiradas en el suelo al ser despedidas por el violento choque y los cuerpos de otros ocupantes se vislumbran entre los hierros retorcidos de los coches.

El siniestro ha sobrepasado los recursos disponibles de primera intervención y obliga a los servicios de emergencia a activar la fase de catástrofe. Mientras los bomberos se afanan en abrir los coches como si fueran latas de conserva, los médicos y enfermeros del 061 comienzan a clasificar a los heridos según su estado. Tres pañuelos sobre estacas delimitan las zonas donde trasladar a las víctimas: roja para los graves, amarilla para los de pronóstico reservado y verde para los leves.

Ante la envergadura del accidente, el 061 habilita un hospital de campaña. Los primeros diagnósticos confirman la gravedad de las lesiones de cuatro personas, que son trasladadas al hospital Puerta del Mar, otras dos son llevadas a un centro de salud porque su estado no es preocupante y los cuerpos de dos más son cubiertos con sábanas blancas: acaban de morir.

De protocolos

Esta historia es sólo la representación de un guión ya definido; un simulacro que sirvió ayer de entrenamiento para los distintos servicios de emergencia y de proyecto de fin de carrera para un alumno de Enfermería, que ya ejerce en una de las ambulancias del 061. «Éste es el final de un trabajo de muchos meses. Ya habíamos hecho algo semejante en el Campo de Gibraltar y en Jerez. Aprovechamos la ocasión que nos ofreció un estudiante para desarrollar este entrenamiento en Cádiz», explicaba ayer el director del 061, Enrique Fernández. Estos ensayos para recordar protocolos de actuación son muy necesarios, según el director operativo del 112, Alberto Armario, quien apela por una mayor frecuencia, «sobre todo en accidentes químicos».

Pero la fórmula más eficaz para combatir los efectos de estas tragedias es prevenirlas. Cándido Baena, médico del 061, invita a la reflexión: «Los traumatismos múltiples suelen presentarlos aquellos que no llevaban puesto el cinturón».