EXPECTACIÓN. Los balcones se quedaron pequeños para ver a Humildad y Paciencia. / ROMÁN RÍOS
SEMANA SANTA || DOMINGO DE RAMOS

Los isleños se vuelcan con sus imágenes en una tarde esplendorosa de devoción

El buen tiempo permitió que La Borriquita, La Columna y Humildad y Paciencia completaran sus estaciones de penitencia acompañados de miles de devotos a la fiesta más querida de la ciudad

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Por fin llegó el día más esperado por los cofrades isleños. Tras más de un año de espera, el Domingo de Ramos, que da comienzo a la Semana Santa, amaneció con un cielo despejado que auguraba los intensos momentos que se vivirían por la tarde. Desde primeras horas de la mañana, las calles del centro histórico de San Fernando, alrededores de la plaza de la Iglesia y del Ayuntamiento, se convirtieron en un hervidero de paseantes impacientes por ver en la calle a los primeros cortejos procesionales de 2006.

Una espera que fue recompensada con creces tras la salida a las cuatro de la tarde de «La Borriquita» de su capilla de La Salle, en pleno centro de la calle Real, por segundo año consecutivo, tras un paréntesis de ocho años en la que la instalaciones del colegio que acogen a las imágenes fueron reformadas. En unos pocos minutos, la calle principal de una de las ciudades más devotas de España se vio invadida por pequeños hebreos, todos, niños y niñas, con una entrañable mezcla de ilusión y responsabilidad marcada en sus rostros.

Humildad y Paciencia

Con la salida del paso de misterio de «La Borriquita» la alegría y el júbilo se extendió por el centro isleño y por los cientos de padres y madres que observaban orgullosos a sus pequeños. Las bamboleantes palmas inundaron el horizonte de la calle Real y, como cada año que la climatología lo permite, se pudo vivir uno de los momentos más queridos por los devotos de la Semana Santa isleña.

El colorido y el regocijo que irradiaban los niños de La Borriquita fue pronto sustituido por la dura imagen del Cristo de la «Humildad y Paciencia» portando su cruz, acompañado de su Virgen de las Penas que, como cada año, sale desde el barrio de La Ardila para procesionar por gran parte de la ciudad, en una de las estaciones de penitencia más larga y sinuosa de toda la Semana Santa isleña.

La Columna

También como cada año que la lluvia, que sí se espera desgraciadamente para los dos próximos días, no empapa las ilusiones de los cofrades isleños, la plaza de la Iglesia y los alrededores de la Iglesia Mayor se convirtieron en el epicentro del Domingo de Ramos con la salida de «La Columna», una de las hermandades que más gente congrega en su salida, que rápidamente se metió por la Carrera Oficial, que también estaba abarrotada de seguidores de la fiesta de la pasión cristiana, algunos tan conocidos como la Niña Pastori y parte de su familia que no quisieron perderse ni un sólo detalle de las tres procesiones.

Con las tres cofradías del Domingo de Ramos procesionando por las calles de la ciudad, los isleños y los muchos turistas ya encandilados por las bondades de la Semana Santa isleña disfrutaron de muchas y variadas estampas de gran belleza. Sobre todo, a la caída del sol, cuando «La Borriquita» volvía a su hogar, con muchos de los pequeños hebreos extenuados por seis horas de caminata, pero sin abandonar sus palmas, y los impresionantes pasos de «Humildad y Paciencia» retornaban a su barrio y «La Columna» bajaba por la calle Ancha.