El director de la Agencia de Energía Atómica rusa, Serguéi Kiriyenko, lleva en Irán desde el jueves tratando de insuflar optimismo a la comunidad internacional en cuanto a la posibilidad de que las autoridades del país acepten la propuesta de enriquecer en Rusia el uranio destinado a sus plantas nucleares. Pero ayer Kiriyenko no daba crédito a sus ojos cuando oyó a su homólogo iraní, Gholamreza Aghazadeh, declarar que se ha alcanzado por fin un preacuerdo para poner en práctica la iniciativa rusa. De ser cierto, alejaría la posibilidad de que Irán sea objeto de sanciones.