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El consumo de pollo cae un 70% y desaparecen 30.000 empleos

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La principal consecuencia de la llegada de la gripe aviar a Italia, primer país europeo afectado, es económica: el sábado se anunciaron los primeros casos en cisnes muertos llegados desde Rusia, el lunes abrieron los supermercados y sólo en dos días el consumo de pollo ha bajado un 70%. El teléfono de información del Ministerio recibió a las 24 horas de su estreno 5.000 llamadas y los informativos repiten que no hay ningún riesgo para la salud, pero la gente no se fía. Resultado: la producción en las granjas se ha paralizado y ya se han perdido 30.000 empleos, de un total de 180.000, según ha advertido de forma desesperada la Confederación Italiana de Agricultores (CIA). «Esta psicosis es devastante y nos está costando 6 millones de euros al día», lamentan. Este sector ya estaba muy tocado desde que empezó a hablarse de la posible llegada a Europa de la gripe aviar y desde entonces calcula que ha perdido 650 millones.

Las granjas rurales y las que emplean técnicas biológicas, que representan el 10% de esta industria, son las más perjudicadas y pueden empezar a cerrar en cuestión de días si el consumo no se recupera, subrayan los productores. Mientras el número de cisnes contagiados por el virus H5N1 sigue estable en ocho desde el martes, el ministro de Sanidad, Francesco Storace, hace lo que puede por transmitir tranquilidad y ayer censuró a algunos alcaldes que han aconsejado retirar el pollo de los comedores escolares. El Gobierno volvió a insistir ayer en que los pollos italianos están a salvo y que incluso se podría comer sin temor uno enfermo si se cocina a más de 70 grados.