Trece jóvenes artistas nutren el genio del Grupomanglar

Hay un lugar donde se unen las aguas saladas y dulces, donde la vida prolifera con exuberancia casi obscena. En él conviven el ser microscópico y la criatura imponente, la muerte y la vida en una retroalimentación sin fin. El manglar es un ecosistema tropical al servicio de los prodigios de la naturaleza, también el nombre de un grupo de trece jóvenes artistas unidos por ese mágico milagro del intercambio. Distintas visiones y pareceres que se ponen en común siempre en beneficio de la diversidad. Pinceles y trazos, materiales y fuentes de inspiración que, como simientes y nutrientes, se mezclan para dar lugar a un todo lleno de frescura y energía. El alma del acuífero.

«El grupo surge con la intención de agrupar a artistas e ideas con un camino paralelo a nivel profesional y con vistas a realizar un intercambio y una retroalimentación mutuas», explica Ramón de la Rosa, comisario de la exposición Infiltrados con la que el colectivo artístico visita el Baluarte de la Candelaria.

«El manglar es el símil que mejor se adapta a esa capacidad de absorción de la que hacen gala los artistas, un propósito que les lleva a recibir todos los nutrientes que la sociedad actual les da», explica.

Emulando la riqueza orgánica del estuario, los creadores del Grupomanglar «se infiltran para alcanzar suelos permeables donde actuar. Gente con algo que decir». De ellos extraen el variadísimo universo de imágenes, estilos y tendencias que es su puesta en común. Con el nexo de unión de su paso por la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, el grupo aporta una enorme diversidad que no sólo alcanza el ámbito de la plástica sino de las Bellas Artes con mayúsculas, desde la pintura, a la fotografía pasando por el diseño, la escenografía, la danza, la música y el cine.

Provenientes de lugares tan dispares como Sevilla, Jaén, Badajoz, Castellón de la Plana, Barcelona, Entre Ríos, Córdoba, Taiwán, Samsun o el propio Cádiz, los componentes del Grupomanglar aportan la experiencia de países tan diferentes como España, Turquía, Taiwan o Argentina, cuyas tradiciones y acerbo cultural ponen a disposición de todos.

Desde el paisaje urbano de corte expresionista de Ana Lorente hasta el grafismo oriental de Ming Yi Chou pasando por la mixtura de las imágenes y textos de Lorena Alonso y Nereida de Arcos, la exposición contiene obras de todos los miembros del grupo, en el que tienen cabida desde las luces y las sombras de Julián al mundo casi abstracto de Marcos Bontempo.

Ariel Briosso, Montse Caraballo, Juan Carlos Martínez, David Cabeza y David Díaz-Cantelar completan el elenco de un grupo de artistas que se declara «abierto» a nuevas incorporaciones que enriquezcan el limo del micromundo.

Desde su conformación como grupo en 2004 y su presentación en la Sala La Luna de Conil el pasado verano, los integrantes del fértil acuífero están experimentando los beneficios de esa mezcla por la que decidieron apostar. «Es de ahí de donde viene Infiltrados, del momento actual en el que todos se sienten absorviendo de lo que les rodea y de ellos mismos», explica De la Rosa.

El resultado es un universo ecléctico donde caben todos los gustos y tendencias, todas las fuentes de donde beber. Porque estas criaturas, las del manglar, no temen la contradicción contínua de la naturaleza. Ésa que les ha visto nacer.