Cultura

ETA actúa como salvoconducto

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En una de las secuencias más emblemáticas de Munich, el comando del Mossad se dirige a Grecia en búsqueda de su siguiente objetivo. Victimas de una especie de overbooking de terroristas, los agentes se enfrentan a la desagradable sorpresa de compartir su temporal base de operaciones con un grupo de activistas palestinos. Para evitar una batalla campal, los cinco judíos se hacen pasar por «vascos de ETA» y de otros grupos terroristas europeos activos y aliados durante los años setenta. Un embuste que les permite proseguir con su misión e incluso entablar un diálogo sobre las aspiraciones de sus enemigos.

La otra referencia ibérica en la película de Spielberg es que el último asesinato del comando, tras operar en Italia, Francia, Inglaterra, Líbano y Holanda, tiene lugar en el sur de España a finales de los setenta. La misión en un chalé de la costa andaluza, nocturna y con alevosía, supone el comienzo del final en las actividades de estos agentes israelíes a los que durante todas sus sangrientas e ilegales andanzas sus superiores no dejan de exigirles recibos y justificantes de gastos.