Presos de vacaciones
Actualizado: GuardarEl descanso del trabajo forma parte del trabajo. No se necesitaría descansar si el trabajo no cansara, exceptuando a medias, sólo a medias, el que Juan Ramón Jiménez llamaba gustoso y el que realizan los camellos, que lo aguantan muy bien y además sin beber. Se entiende la invención de las vacaciones, que no están ideadas para que la gente se divierta, sino para que reponga fuerzas y pueda volver a trabajar con eso que llaman renovados ímpetus, aunque esos ímpetus no existieran con anterioridad.
En ese sentido el cálculo del asueto se asemeja mucho al que se establece con los salarios, que tampoco están pensados para que dispongamos de algunas monedas de libre uso, sino de las estrictamente necesarias para que nos permitan alimentarnos y no sufrir desfallecimientos durante la jornada laboral.
Reflexiono sobre estas cosas porque no acabo de comprender por qué los presos disfrutan de tantas vacaciones. Están de permiso constantemente y como es natural lo aprovechan para reanudar sus actividades habituales.
Es tan frecuente la noticia de que un recluso de permiso ha matado a alguien que ya ha dejado de ser noticia. Van varios este año. La última víctima ha sido una mujer de 28 años y el último verdugo su compañero sentimental, que aparte de no tener muy buenos sentimientos, tenía una idea muy peculiar del compañerismo. Al convicto lo sacaron de su celda con motivo de la festividad de los Reyes Magos, para que pudiera celebrarlo con su mujer y con los dos hijos con los que había sido bendecida su unión.
Se conoce que la benevolencia se ha refugiado en las cárceles. Nadie teme que cuando un tipo como ese, encerrado por delitos contra la propiedad y agresiones múltiples, salga a la calle vuelva a hacer lo único que sabe.
Debieran destinar parte de la piedad que emplean con los presos a sus víctimas. Disminuiría su número.