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El estado irreversible de Sharon desata la guerra por sucederle al frente de Kadima

Olmert, primer ministro en funciones y el mejor situado, acuerda con el ex laborista Peres continuar el plan de paz del jefe de Gobierno israelí

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La imposibilidad de que Ariel Sharon, si es que sobrevive a su actual situación, vuelva a la vida política ha abierto la guerra de la sucesión al frente del partido -Kadima- que creó recientemente tras su salida del Likud. En estos momentos, Ehud Olmert, primer ministro en funciones, es quien tiene todas las de ganar para sucederle después de que ayer recibiera el espaldarazo del ex dirigente laborista Simon Peres, que, aunque no ostenta cargo alguno, el propio Sharon había atraído a su nueva formación consciente su todavía peso político.

Es muy significativo que Olmert decidiera mantener con Peres su primera reunión privada desde que el miércoles el jefe del Gobierno israelí sufriera el infarto cerebral, y que al término de la misma el antiguo líder laborista expresara su apoyo a Olmert. Todavía es pronto para saber cómo se llevará a cabo técnicamente la sucesión de Sharon aunque varios líderes de Kadima han pedido que se celebren cuanto antes unas elecciones internas. El ministro simon Shitrit incluso ha dicho que deben celebrarse «en 48 horas».

De hecho, las normas que fijó Sharon para Kadima no especifican de qué manera se debe elegir su sustituto y hasta el momento nadie ha lanzado su candidatura aunque los nombres que circulan son los del propio Olmert, la ministra de Justicia, Tzipi Livni, y, a cierta distancia, el titular de Defensa, Shaul Mofaz. Después del espaldarazo de Peres, Olmert es el favorito.

Al término de la reunión, Peres declaró que la política de Kadima debe ajustarse al pensamiento de Sharon y tener dos guías maestras, «la lucha sin fisuras contra el terrorismo y el esfuerzo continuado en la dirección del proceso de paz».

Rechazo

El antiguo dirigente laborista es consciente de que su persona provoca un fuerte rechazo en un amplio sector de la población, incluso dentro de Kadima, y por lo tanto no debe significarse a menudo ya que un abuso de presencia en los medios de comunicación podría provocar un efecto no deseado.

Durante la reunión, Olmert se quiso asegurar la permanencia de Peres en el partido y que no piensa volver al laborismo.

Antes del encuentro, Olmert comunicó a sus allegados que la decisión de Peres sería «decisiva» en el sentido de que si éste volvía al Partido Laborista hay otros muchos ex correligionarios que podrían seguir su ejemplo y propinar a Kadima un golpe del que no sería fácil recuperarse. Los allegados al primer ministro en funciones revelaron que éste incluso llegó a telefonear a Peres poco después del infarto de Sharon para subrayar que era «muy importante» que los dos hombres colaborarán.

Peres declaró que espera volver a reunirse con Olmert en los próximos días para definir la estrategia de Kadima, aunque algunos analistas señalaron que lo que desea el veterano político es asegurarse un puesto destacado en el próximo Gobierno, probablemente como ministro de Exteriores.

Una preocupación adicional de Olmert la constituyen los miembros de Kadima provenientes del Likud. Algunos de ellos reconocieron que habían recibido llamadas de empleados y dirigentes del anterior partido de Sharon pidiéndoles que regresaran. «No hay vuelta atrás y menos en estos momentos», puntualizó Tzahi Hanegbi, uno de los ministros del Likud que se ha pasado a Kadima.

Las normas para el nuevo partido que Sharon fijó determinan que el todavía líder del partido puede tomar cualquier decisión que se le antoje, e incluso puede establecer la lista de candidatos de cara a las elecciones. Con su desaparición del mapa político se ha creado un vacío que pronto tendrá consecuencias imprevisibles.

Sin lista de candidatos

Cuando Sharon sufrió el infarto todavía no había confeccionado la lista de candidatos de Kadima y como no parece posible que Olmert tenga el poder necesario para poner orden en un gallinero tan concurrido e irascible, lo más natural es que se convoquen unas primarias. En este sentido, los periódicos Haaretz y Yediot Ahronot publicaron encuestas realizadas en la noche del jueves, justo después de que Sharon saliera del quirófano por segunda vez, en las que Kadima seguía siendo el partido con mayor intención de voto, con alrededor de cuarenta escaños, los mismos que se le atribuían antes de la hospitalización del jefe del Gobierno.

Dada la situación en que se encuentra Sharon, lo que puede dar a entender de cara al exterior que existe un vacío de poder, las autoridades israelíes han establecido el estado de emergencia en previsión de atentados.