Manuel Contreras - PUNTADAS SIN HILO

Cortocircuito

La cultura del enchufismo tan arraigada en la sociedad andaluza, provoca cortocircuitos en la motivación de los jóvenes

Manuel Contreras
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Son fechas peligrosas para los enchufes. A comienzos del invierno, con los primeros fríos, comenzamos a abusar de ellos y con frecuencia hay riesgo de cortocircuitos. Enchufes que han funcionado correctamente durante años de repente se convierten en focos de peligro y pueden ocasionar daños irreparables. No conviene demonizar, un enchufe es un enchufe, los hay en todas las casas y no pasa nada grave. Pero el problema es la sobrecarga: si hay demasiados aparatos enchufados, el sistema no da abasto. Entonces salta la chispa.

La Agencia IDEA es uno de esos casos de sobrecarga de enchufes que pueden provocar un siniestro nada desdeñable. Igual que una instalación eléctrica añosa incrementa el riego de cortocircuito, el desgastado sistema laboral de la Junta tiene poca capacidad para soportar la descarga que supone la relación de enchufados que viene revelando este periódico.

A los funcionarios, un sector que ha sufrido recortes en los últimos años y que ya se ha levantado en varias ocasiones contra el Gobierno andaluz, no les gusta conocer que mientras ellos pagaban el peaje de la crisis, en la administración paralela se seguía contratando a dedo. Si ya es complicado justificar la mera existencia de entidades como la Agencia IDEA, Andalucía Emprende, Soprea, Invercaria, la Agencia de Obra Pública de Andalucía y el largo etcétera de entidades secundarias, mucho más costoso es defender su política de contratación, en la que con demasiada frecuencia aparecen rebotados del partido de diversa índole y una extensa relación de familiares y amigotes.

En la administración andaluza hay personal competente, pero basta un somero repaso de los cuadros directivos para comprobar que en demasiados casos están ocupados por personas que deben su promoción a razones ajenas a sus aptitudes profesionales. Normalmente la indignación por el enchufe se focaliza en el beneficiario, que accede a un cargo apetecible sin reunir condiciones objetivas para su desempeño. Pero el verdadero daño del enchufe no es el favoritismo con el enchufado, sino el oprobio del marginado, la decepción de la persona que aspiraba legítimamente al puesto avalado por años de preparación.

La cultura del enchufismo, tan arraigada en la sociedad andaluza, provoca un peligroso cortocircuito en la motivación de muchos jóvenes, que optan por mirar al exterior antes que perder tiempo y dinero aspirando a unos puestos que se adjudican con criterios ajenos al mérito y la capacidad. La fustración que produce ver en cargos públicos a tantos políticos —de un bando y otro— que no han hecho otra cosa en su vida que medrar en el partido desactiva la motivación del estudiante más ilusionado. Ante ese panorama, mejor salir al exterior. En esto consiste el gran riesgo del cortocircuito andaluz: los enchufes de la Junta provocan pequeños incendios silenciosos que poco a poco devoran sin que lo advirtamos la esperanza de un futuro mejor.

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