Don Jaime
La riqueza que en la palabra tenía don Jaime Campmany no pasaba sin dejar huella
Se me viene cien veces a la memoria, por muchas y variadas razones. Recuerdo, cuando reía, sus ojillos de niño travieso; y recuerdo su oronda elegancia de tirantes y corbatas preciosas, trajes impolutos y camisas impecables, caminando sobre zapatos que parecían recién comprados. Recuerdo su ...
Artículo solo para suscriptores
Si ya estás suscrito, inicia sesión
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete