LA TRIBU

Estarán contentos

Acepto el calor como animal de compañía durante el día, pero al oscurecer, chorros de fresco que apaguen el incendio diurno

Antonio García Barbeito

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Por los resquicios donde hace unos días notábamos cómo se abrían paso las manos del frío, hoy no entra la gracia de Dios del fresco ni en la sobrenoche. Cuando el pájaro del aire se agacha y cierra las alas como gallina clueca, como el termómetro ande ya por arriba de los treinta, que alguien venga a socorrernos en el sueño. Las sábanas que ayer no más eran finos y rectangulares carámbanos, lámina de ajuar de un olvido de nevada, ahora son paños calientes que nadie ha pedido. Estarán contentos los que abominan de las lluvias y de la primavera fresca. Estarán felices ahora, que tienen asegurado el infierno del alba al alba. San Antonio nos regaló la última nocturna de gloria ; en las terrazas, la noche del 13 invitaba a comprar a cualquier precio chaquetas de lana. Pero pasó San Antonio y vino el infierno. El sol abofetea, como es su costumbre en estas fechas, y, en fin, el verano se ha instalado aquí como las atracciones de las ferias: con una semana de adelanto.

Estarán contentos los que se cansan del frío y de las lluvias primaverales, y se quejan como si peligrara nuestro verano. Ea, pues ya está aquí el tío. El pobre ventilador de techo trata de batir el aire a ver si consigue una granizada invisible que refresque el salón, pero se aburre de dar vueltas como una mosca en el tubo de un quinqué y acaba contagiado del calor del ambiente hasta parecer que corta en rodajas un verano embutido. Sudan las piernas que ayer tiritaban, y las camisetas de manga corta que ayer mismo, hace tres días, necesitaban el apoyo de una cazadora, ahora nos calientan como prenda doblemente enguatada. Ya ha levantado su mano el gazpacho, pidiendo sitio en la mesa, frío, muy frío, y diario, como el amanecer. Y levantan su mano plateada las sardinas, pidiendo barbacoas o espetos; y los pimientos se sueñan asados, como aliñados con cebolla se sueñan los tomates. El hielo en algunas bebidas ha recobrado su sitio en la efímera pecera del vaso, y no nos perdonamos que se nos olvide meter en el frigorífico la media sandía, las ciruelas, las brevas…

Estarán contentos los que tienen en el verano su tiempo ideal. Gustosamente, les regalo lo que de verano me toque, y se lo envío envuelto en ardiente celofán de calor cristalino . El verano, con calores que se ponen pegajosas, que persiguen a todas horas, para quien lo quiera. O al menos la calor que derrama sus carbones por la noche, por todos sitios, sin apagarse jamás. Acepto el calor como animal de compañía durante el día, pero al oscurecer, chorros de fresco que apaguen el incendio diurno. Lo demás, para los que estarán encantados con el fuego.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación