OPINIÓN

El torrero y el duque: una nueva edición del libro Un mundo entre faros, de Gregorio Gómez Pina

Las mareas marcan el ritmo del trabajo en los corrales y los cataores capturan los peces y mariscos atrapados en aquellas trampas de piedra milenaria

Imagen del faro de Chipiona. LA VOZ

Agustín Guimerá

Hace pocos días un grupo de amigos y familiares nos reunimos en la librería de la editorial Éride, en Madrid, para celebrar la segunda edición del libro de Gregorio Gómez Pina. En aquel acto viajamos a otra época, a fines del siglo XIX y comienzos de la centuria siguiente, a un paisaje costero muy distinto del actual: Chipiona y Sanlúcar .

A través de sus páginas, el libro nos relata las peripecias imaginarias de dos generaciones de torreros, que sirvieron en el faro de Chipiona . Desde una recreada perspectiva popular, el autor da vida aquel fragmento de la historia andaluza, con los vapores sorteando en la pleamar el peligroso islote de Salmedina y la barra del Guadalquivir, rumbo al puerto sevillano. El pino de la Plaza del Coso, en Sanlúcar, es una referencia para los marinos y el rugir de la Cuba anuncia el cambio de tiempo. Las mareas marcan el ritmo del trabajo en los corrales y los cataores capturan los peces y mariscos atrapados en aquellas trampas de piedra milenaria. Los nombres de los aperos y las rocas de los corrales, su técnica pesquera, constituyen sin duda un universo desconocido para el visitante. Los chalés y las casetas multicolores de madera se alinean en las playas de la comarca. El veraneo sanluqueño, los baños terapéuticos de mar y las carreras de caballos atraen a las clases altas de Sevilla. El duque de Montpensier preside desde su palacio aquella vida social y su amante, La Infantona, recibe a las familias nobles y burguesas en el Changai, su kiosco de estilo oriental, el primer chiringuito del que se tiene noticias en España. La Tía Simona, curandera, es sólo un ejemplo de aquella galería de personajes -casi galdosianos- que desfilan ante los ojos de los torreros y sus familias, verdaderos protagonistas de la historia.

Pero ahí no acaba el relato. El autor nos lleva de la mano al faro de San Sebastián y la bahía gaditana, con las peripecias de sus comerciantes, literatos, marinos ilustrados, corsarios ingleses, soldados napoleónicos y diputados de las Cortes de 1812. Va más allá, conectando estos faros andaluces con el de Cabo de Palos, una excusa para recrear con pasión aquellos veranos de su infancia cartagenera.

El libro rezuma afecto por algunos lugares donde ha transitado Gómez Pina a lo largo de su vida, la nostalgia de un tiempo -el de la infancia y la adolescencia-, que no ha de volver. El autor –ingeniero de costas, deportista, lector, articulista de prensa- es un verdadero humanista, con sensibilidad poética, agudo observador de las formas del habla popular, su sabiduría y sentido del humor . Esperemos que nos siga deleitando con otros frutos de su cosecha literaria.

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